martes, 19 de julio de 2011

Un florilegio de Amigo



El Cardenal Carlos Amigo comenzó su curriculum prelaticio como Arzobispo de Tánger, uno de esos raros e históricos enclaves católicos en tierras mahometanas. El bastión se vincula, también por motivos histórico-eclesiásticos, a los franciscanos españoles, que han sido los proveedores de obispos para la sede tingitana, todos franciscanos desde mediados del s. XVII, razón esta por la que fray Carlos llegó a ser Arzobispo de Tánger.

La archidiócesis, de 4.000 almas, más o menos, se administra pastoralmente, prácticamente, como una parroquia, sin más complicaciones salvo las derivadas de su misma ubicación en un medio a-cristiano herméticamente cerrado a la penetración misionera. Actualmente todas estas circunstancias quedan afectadas por la alarmante hostilidad del radicalismo islámico y el fantasma del terrorismo (el fenómeno de la 'primavera árabe' es tan reciente que no sabría decir si alguien podría aventurar algún pronóstico sobre su influencia en la presencia cristiana en este y otros sitios norteafricanos).

Los casi diez años de Fray Carlos como obispo de Tánger, del 1973 a 1982, le hicieron un espectador privilegiado de episodios tan intensos como el de la 'marcha verde', la salida de España del Sáhara, el surgimiento de la resistencia saharaui y otros hechos relacionados que, sin tener que ver directamente con la Iglesia, preocuparían al que entonces era el único jerarca católico con residencia en Marruecos, titular de su única diócesis.

Se supone, por todo ello, que cuando Don Carlos habla de algún tema que tenga que ver con el mundo árabe, lo hace con cierta competencia. Aunque su experiencia al respecto se limite a un relativamente corto período y restringido a los estrechos límites del arzobispado tingitano, hay que reconocerle su privilegiada atalaya.

Por eso habrá sido invitado a Aranjuez por la Universidad Rey Juan Carlos, para un curso de verano sobre "Las relaciones de España con el mundo islámico", un tema que daría para muchos y muy interesantes sub-cursos, cursillos, seminarios y monográficos.

El que haya escuchado al Cardenal Amigo ya conocerá su estilo, poco intenso, sumario, aunque relajado, amable, circunstancial. No sé todo lo que habrá dicho en la presentación del curso, que era lo que le tocaba decir; pero en Religión Digital recogen algunas frases de su discurso, preocupantes, o, al menos, confusas. Son estas:

"Lo importante no es que la niña lleve el velo o el niño porte su cruz, sino que se respeten con el símbolo que cada uno quiera llevar"

Se refiere, claro está, a la polémica sobre la presencia o no de símbolos religiosos en el vestuario de los alumnos en recintos escolares, por eso cita el velo y la cruz. Lo que no me parece claro es lo que dice y cómo lo dice siendo él, un Cardenal de la Santa Madre Iglesia, quien lo dice.

Así, grosso modo, parece como si postulara un 'indiferentismo simbólico' (perdón por el concepto) en aras de una opción personal respetable como expresión de tolerancia religiosa sustentada en el principio básico de la libertad religiosa.

De un Cardenal yo espero (y espero razonablemente) otra valoración, otra respuesta, pero no esa que recoge el articulete de RD. ¿No importa llevar una cruz o llevar un velo? Yo entiendo (¡yo creo!) que la Cruz no es un símbolo indiferente, sino muy elocuente en cuanto ímplicita confesión de fe en Cristo y su Misterio, el centro referencial del mundo y la historia, del hombre y del universo. Si un niño lleva una cruz, sí importa; si puede llevarla sin problemas, es importante, si no se la dejan llevar, también importa mucho.

¿Y el velo? ¿Qué se espera que diga un Cardenal sobre el velo islámico? Pues yo diría que cualquier reflexión razonable, circunspecta, respetuosa; pero lo que me sorprendería es que un Cardenal equiparara por comparación el velo a la cruz, igualando y homologando en significado la cruz al velo (sin entrar - eso es otro tema - en otras referencias y/o implicaciones del velo musulmán respecto a la mujer, su status, etc.). Un Cardenal que debe conocer los casos, por ejemplo, de Asia Bibi y otras mujeres cristianas perseguidas, amenzadas, represaliadas y condenadas en paises mahometanos, no debería minimizar en un curso de una universidad occidental el caso del uso o no de símbolos que en otros sitios pueden costarle la vida a un cristiano.


El articulete de RD trae también esta otra referencia, también del discurso del Cardenal Amigo:

- No sólo los prejuicios enturbian la convivencia. También los procesos históricos, desde las Cruzadas a la pérdida de territorios cristianos, desde Al Andalus a Jerusalén. "Olvidémonos de eso. Recojamos lo mejor de nuestra historia y emprendamos juntos las tareas para las que el mundo nos necesita: el trabajo por la paz, la educación, la erradicación del hambre...".

La respuesta - aparte el simplismo del planteamiento y su proyección - parece ideada para un foro (o desde un foro) como el de los encuentros de Asís, según ese criterio que reduce lo cristiano a un común denominador pan-religioso cuya contribución al bien de la humanidad flota en un caldo inmanentista hecho a base de filantropías, irenismos, conquistas sociales y paraísos terrenales. Tutti insieme, todos juntos con todos trabajando por un mundo mejor para todos, que juntos podemos: Olvidemos lo que nos separa (Dios) y sumemos lo que nos une (el mundo).

También es de fray Amigo esta otra cita de su discurso de presentación:

"La religión es vida, es un ofrecimiento, más allá de cualquier otro prejuicio proselitista. Si no doy razón de mi felicidad sería egoísta, pero eso no es coartar la libertad del otro para que mantenga su fe viva, sino al contrario"

Una cita que así, extrapolada (reconozco que no conozco su contexto), tal y como sale en el articulete de RD, podría predicarla un iluminado carismático de la new-age.

Y conste que no me meto a criticar el párrafo más a fondo (¿qué querrá decir con eso de 'prejuicio proselitista'? ¿y todo lo que sigue después?)

Of course, no dudo que el Cardenal Amigo tenga claro y rectamente discernido según ortodoxos conceptos católicos, como conviene a su estado, misión y responsabilidad cardenalicias, todo eso que dice y que le citan. No lo dudo.

Pero sí que me quedo con la duda de si no estará volviendo, como un reflujo del tiempo y el pensamiento, una ola neo-averroista, por eso de la tesis (tan seductora) de la doble verdad y todo aquello, ahora en formato inter-religioso, con aplicaciones/explicaciones y promiscuidades como las que parecen detectarse en las citas del florilegio que acabo de referir.



+T.