miércoles, 24 de abril de 2013

La rabia de los malos por la santidad de los buenos


Hasta qué punto estamos infestados de des-catolicismo neo-liberal/neo-marxista neo-modernista, es dificil de medir. Baste reconocer, para hacernos idea, cuánto pesan los medios controlados por la vanguardia des-católica y lo bien mirados que están por una gran parte de nuestra lamentable jerarquía.

Lean, por ejemplo, este articulete:

Beatificaciones sí o no: lanzarnos a la cara los muertos de la Guerra

Su autor (foto)  es un cura aseglarado, muy estimado por los suyos y sus afines, director del semanario de información religiosa Vida Nueva, un quasi histórico bastión de la progresía eclesiástica peninsular.

Cuando el órgano oficioso del psoe publica a alguno, es por algo más que empatía. En el medio psoero se escogen artefactos periodísticos especialmente hirientes cuando se trata de arremeter contra la Iglesia, uno de sus objetivos más evidentes y constantes. Por eso si el cóctel molotov (o la olla exprés) lo carga un cura y le mete metralla especialmente hiriente, lacerante, infectante, mejor que mejor. Es quasi como eso que dicen: Que la misa negra pata negra es la que celebra un cura renegado con todo el ajuar litúrgico de rúbrica.

Pues algo así, más o menos, es esto: Un cura minando y dinamitando (¿se acuerdan Uds. del tristemente célebre P. Camarasa desmoralizando a los resistentes del Alcázar?) los sentimentos y afectos de los católicos (¿cuántos quedamos?) españoles, punzando una de las fibras más dolorosamente sensibles del catolicismo histórico español.

¿Por qué les irrita tanto a los malos que honremos santamente a los buenos? ¿Por qué la sangre bendita de nuestros Mártires les escuece como vinagre en vez de olerles a Paraíso?

Porque han dejado de reconocerse en el Catolicismo por el que cayeron los Mártires. Porque ya no creen en lo que los Mártires creyeron. Porque la Fe y el Credo de los Mártires les resultan ajenos, extraños. Algunos dirían que 'superados', porque, en cierto sentido, se han saltado a la torera la fe, la doctrina y el credo que profesaron aquellos Mártires de España.

Con no me explico qué intención, hace unos días, han sacado a relucir al fantasma sanguinario de La Pasionaria, uno de los personajes más sórdidos de nuestra trágica historia intra-nacional. Contaban (no sé para qué) que la vieja comunista murió confesada (arrepentida?) y reconciliada (pidiendo perdón?) por un cura (problemático?) que la administró (válidamente?). Una leyenda urbana, posiblemente, que - insisto - ni sé para que la sacan a relucir ni por qué. El fin dudoso de los malos no se cuenta, salvo para advertir a los buenos que procuren no rematar como esos malos. Pero dudo que esa fuera la intención de los que sacaron del baúl de los malos recuerdos la historieta de la siniestra agente estalinista finando con un cura (rojo) al lado. Tal para cual.

Y así estamos: Con católicos oficiales con fama de católicos intrépidos contando en sus blogs cuchufletas de los malos, a su mayor gloria, mientras otros católicos de la oficialidad sacan artículos denigrando el recuerdo de los Santos e infamando la intención de los que honran santamente la memoria de los Mártires,

Mártires (y esto es lo que especialmente les irrita) de la Victoria, porque vencieron: Vencieron como católicos derramando su sangre por Cristo, y vencieron como españoles, marcando con su sangre la tierra de la patria, de esta patria que los malos atormetaron y los buenos santificaron.

Les escuece que nos enardezcamos. Les vuelve rabiosos que lo digamos. Se ponen frenéticos si levantamos una bandera grana y oro y ondeamos en su centro un Corazón, el Corazón al que está consagrada España, la España Católica que llevaban en la mente, el pecho y las venas quienes le ofrecieron su vida y su muerte porque creían que Su Crazón merecía reinar aquí más que en ningún otro sitio.

No tengo previsto ir a Tarragona. Pero en Tarragona se reunirá la mejor España, lo mejor de España, unos triunfando en la Gloria, otros viviendo en esta tierra que se ensangrentó y purificó del odio de los malos con la caridad de los buenos. Pediremos ser como ellos, rogaremos para que no surjan otros como aquellos.

Y no daremos a nadie en la cara. No tenemos intención de abofetear con los Mártires, porque los abofeteados fueron ellos. No herimos a nadie porque los Santos no hieren. Si algunos lo estiman agravio, será que´están locos de ira y discordia, y no ven a Dios ni pueden reconocer su gloria.

El desgraciado del artículo será uno de los agraviados. Quizá hubiera escrito con gusto un articulete amable sobre la Pasionaria de las checas o el Carrillo de Paracuellos. Pero sobre los Mártires sólo sabe articulear reprochando, acusando, infamando la memoria de los Santos y la honrosa intención de los católicos. Todo un ejemplar de periodismo confesional, de prensa eclesial, de edificante pastoral.

No sé si Ustedes sienten como yo, pero quisiera que el mal sentimento de tantos se derrumbara como una falsa arquitectura truculenta y dejara ver la sólida roca, el alcázar de fe y heroísmo que fue la verdad histórica de los que subirán  a los altares porque mantuvieron firmemente la fe en Dios y la fidelidad a España.

Gloria a nuestros mejores !!!

+T.