Los católicos conscientes padecemos estos días como un eco reverberante que, sin ser una audición sensible, nos trae, se lleva y nos vuelve a soplar citas como esta:
"...Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión."
Es un párrafo muy conocido (por quienes conocen estos textos) que se ha vuelto muy sentido (para quienes sentimos estas doctrinas) dados los tiempos contradictorios que nos ha tocado vivir, cuyas contradicciones nos afectan y nos confunden, dejándonos muchas veces bloqueados, como impedidos para discurrir por la via recta que - se ha supuesto siempre - hemos de transitar iluminados por la Fe.
La cita es de la encíclica Mortalium Animos, de Pio XI, publicada en 1928. El párrafo anterior está entresacado de este otro fragmento, de la misma encíclica:
"...Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión.(aquí el texto completo, en español, de la Mortalium Animos)
Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.
Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios."
La importante encíclica de Pio XI aparece en plena efervescencia del movimiento ecuménico, alentado desde la primera década del siglo por algunas personalidades y grupos protestantes europeos, principalmente. Con la 1ª Guerra Mundial, la traumática experiencia de los contendientes animó todavía más las tendencias pan-cristianas que aspiraban a superar desuniones históricas e iniciar una nueva época bajo el signo de la comunión deseada. Se imponía una confraternización por encima de las barreras (¡trincheras!). Sonaba la campana de la convergencia, se cerraba el capítulo de las divergencia y las rupturas.
En 1928, los líderes del movimiento ecuménico podían dar ya cuenta de esperanzadores logros, más allá del simple entusiasmo inicial. Quizá para las confesiones nacidas durante la crisis de la Reforma Protestante la coincidencia en la fe y el culto de sus respectivas comunidades era un relativamente fácil común denominador, bastante posible de alcanzar. A pesar de todo, esta gran movilización ecumenista da la impresión de ser algo que estaba sólo en la intención de una cierta élite promotora, lejos de las expectativas comunes de las confesiones a las que ni siquiera podría decirse que representaban oficialmente, dada la multi-fragmentación y sectarización de las confesiones reformadas, con sus muchas peculiaridades.
La Iglesia Católica contaba por entonces con una experiencia muy distinta, todavía activa, fresca en el tiempo, que le proporcionaba un concepto muy desmarcado del que animaba a los ecumenistas protestantes. Con un sentido sinceramente original, el Movimiento de Oxford había iniciado algo que, sin llamarse propiamente 'ecumenismo' ni ser reconocido como tal, respondía a las expectativas que la Iglesia Católica pudiera tener sobre el particular. Si los activistas del movimento ecuménico insistían en conceptos como encuentro/diálogo/comunión, Roma sabe y mantiene que la clave sine qua non estriba en la conversión, justamente lo que había sucedido en el Oxford de Newman, entre aquellos anglicanos inquietos, inconformistas y conscientes, que fueron después críticos tractarianos, y concluyeron su tendencia convirtiéndose en católicos romanos. Roma estaba donde siempre había estado, y la reintegración de la unidad perdida tenía un sólo camino con meta en Roma, cabe la Sede de Pedro.
En este sentido, la contundencia de la Mortalium Animos es sólo clarividencia magisterial, sin ambages; un documento en concordancia con la tradición de la Iglesia, un verdadero texto con palabras proféticas, tristemente realizadas luego en un sentido que el Papa Pio XI jamás llegaría a concebir.
¿Qué ha sucedido en la Iglesia para que, a menos de un siglo de este magisterio, se hayan publicado textos y promovido actos que parecen contradecirlo? ¿Cual ha sido el motivo que ha deparado semejante divergencia doctrinal?
En cierto sentido, el ecumenismo católico comienza con un complejo, el del desnivel que estiman los promotores católicos que existía entre las versátiles propuestas unionistas protestantes y el monolitismo de la doctrina católica, sólidamente anclada porque se definía como roca firme, piedra de referencia universal. Los católicos que sentían la inquietud ecuménica, por encontrase con los 'hermanos' que se fueron, estaban dispuestos a dejar, a perder el sólido cimiento y cambiarlo por la movilidad ubícua del fascinante ecumenismo. Mejor caminar que llegar, se diría más tarde; mejor ser compañeros de viaje que hijos en la misma casa y la misma mesa.
Esta tendencia ecumenista se confundía muchas veces con el modernismo doctrinal, siendo dificil deslindar lo que podría ser compatible con la ortodoxia tradicional y lo que era una re-conceptuación neo-eclesiológica incompatible con la doctrina católica. En sentido ortodoxo habría que interpretar todas las iniciativas que culminaron durante las sesiones del Vaticano II; en el proemio del decreto conciliar Unitatis Redintegratio, la declaración de intenciones es tan clara como solemne: "Promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos es uno de los fines principales que se ha propuesto el Sacrosanto Concilio Vaticano II...". Este mismo texto, el mismo párrafo, utiliza expresiones ambiguas, confusas, imprecisas, diciendo, seguidamente, que "... única es la Iglesia fundada por Cristo Señor, aun cuando son muchas las comuniones cristianas que se presentan a los hombres como la herencia de Jesucristo."
Desde textos como este, sin la claridad de documentos magisteriales anteriores - verbigracia la encíclica Mortalium Ánimos - se fue practicando el ecumenismo católico del post-concilio. Entre sus metas se introdujo una confusión más, alentada también por otro documento conciliar, la declaración Nostra Aetate en la que el Concilio exponía de forma novedosa el pensamiento y la voluntad de la Iglesia respecto al judaísmo, el islam y las religiones del mundo. La integración de las declaraciones de Nostra Aetate entre las intenciones ecumenícas fue un paso que se dió en la espontaneidad de la confusión ambiental generada y mantenidad passim, en un ambiente signado por la buena voluntad de quienes se referían al muy indefinido pero versatilísimo 'espíritu del vaticanosegundo'.
El gran consumador de todo este proceso fue Juan Pablo II; la convocatoria de Asís en 1986 marcaba un punto referencial. La Iglesia Católica escenificaba y ritualizaba, prácticamente, algo que ya estaba presente entre las instituciones del ecumenismo protestante (cfr. The Gifford Lectures / Conferencias de Gifford ): Una tendencia pan-religiosa que se deslizaba desde el punto original de una mínima confesión cristiana (un credo elementalmente cristológico-trinitario) a consideraciones meramente teístas y a un naturalismo teológico compatible con la postulación de un concepto minimalista del hecho religioso, reducido a cierta experiencia espiritual extrapolable a cualquier forma religiosa en cuanto abierta a una reconocida (pero indefinida) trascendencia. Parecía como si el encuentro de Asís aportara, finalemente, una forma celebrativa pública y universal a estas iniciativas de las élites ecumenistas, un marco solemne para la presentación del común religioso universal. La paz era el pretexto.
Ayer tarde, casi a la manera de unas vísperas litúrgicas, se rezó en la Plaza de San Pedro por el tercer encuentro de Asís; estas fueron las oraciones (no las comento, pero son - entiendo - significativas).
A este tercer encuentro de Asís se le concede tanta importancia que en la página de la Santa Sede aparece hoy un enlace para seguir en directo los actos principales de la jornada. Ahora mismo, mientras escribo esto, estoy conectado oyendo y viendo lo que ocurre en el escenario instalado dentro de la Basílica de Ntrª Srª de los Ángeles, delante de la capillita de la Porciuncula. Si quieren Uds. aquí pueden conectarse, pulsando sobre la pantallita en color (no sé si la conexión estará activa todo el día, o sólo en para algunos actos).
Yo he rezado, sobre todo, para que se aclare lo de Asís y para que lo de Asís termine, para que no se repita más y se olvide. Sé que la historia no tiene marcha atrás, pero también sé que los errores son corregibles.
Recalco el magisterio de la Mortalium Ánimos y me afianzo en su doctrina, mientras sufro la tensión de enfrentarme con un magisterio y unos actos que contradicen al Magisterio. Una extraña y absurda confrontación que no se justifica, pero que existe y es una de las llagas de la Iglesia post-conciliar.
Cierro repitiendo el texto que más arriba cité:
"...piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.
Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios."
Texto del discurso del Papa Bnedicto XVI, Asís 27 de Octubre 2011
Sancti Spiritus gratia, rogamus ac petimus ut in fide recta confirmemus et sanctificemus nos. Amen.
+T.
13 comentarios:
Impesionante lo de Asís hoy. He leído el discurso del Papa. Lo he de leer con más detenimiento, pero noto a primera vista una contradicción latente.
Por un lado se afirma que hay un cierto pecado de escándalo en los creyentes por el que otros no llegan a acceder a Dios. Prescindiendo de que esto dicho así de simple es poner una bomba pelagiana a la mente de los hombres, no se puede obviar la contradicción existente con no deternerse en el escándalo que Asís supone para muchos creyentes que además son católicos y con los que une un lazo de caridad muy distinto de aquel que une con los gentiles. ¿Se puede prevenir el escándalo de las religiones mientras se obvia que con ello se escandaliza a la propia religión.
Lo del brujo Yorumba (me da igual que lo llamen profesor)es un escándalo, aparte de un acto idolátrico dentro de un recinto sagrado. Es hora de que el Papa nos confirme en la fe en lugar de confirmar líneas pastorales difusas. ¿ES UN ERROR LO QUE DIJO PIO XI EN LA MORTALIUM ANIMOS O NO? Simplemente eso.
El texto de la Mortalium Animos no tiene desperdicio en su totalidad y es para meditarlo después de lo que está ocurriendo hoy. Es profético.
Me he quedado con el punto 10 que dice:
"10. La Iglesia Católica no puede participar en semejantes uniones.
Siendo todo esto así, claramente se ve que ni la Sede Apostólica puede en manera alguna tener parte en dichos Congresos, ni de ningún modo pueden los católicos favorecer ni cooperar a semejantes intentos; y si lo hiciesen, darían autoridad a una falsa religión cristiana, totalmente ajena a la única y verdadera Iglesia de Cristo"
¿-------?
Dios proteja y ayude a la Santa Madre Iglesia.
Me van a perdonar, pero los polvos de donde vienen estos lodos no se levantaron en el Vaticano II, sino que bastante antes.
Cuando se retiraron las prohibiciones para que los católicos participasen en sindicatos no católicos (i.e. socialistas).
Cuando se formaron -con visto bueno de la Santa Sede- organizaciones pacifistas "cristianas" durante la Segunda Guerra Mundial.
Cuando se toleraron los "curas obreros" y los curas "de clergyman".
Esto estaba en Pío XII... y si me apuran, podemos buscar antecedentes en León XIII y su política de conciliación con liberales.
Dios mío! La claridad les escalda. La pregunta de Miles es límpida como el filo de un escalpelo. Que la respondan.
Muy gráfico el post con el contraste del antes (Mortalium Animos) y el ahora, con la doctrina renovada, tanto en la teoría (Nostra Aetate etc) como en la práctica (Asís).
De hecho el discurso del Papa finaliza en el último párrafo con la idea de que “…se trata de estar juntos en camino hacia la verdad…” A la vista del texto de la Mortalium Animos, esta frase conclusiva en el epílogo del discurso se comenta por sí misma.
Por otra parte, si el sto Padre quiere pronunciar un discurso sobre la paz, ya está la jornada del 1 de enero, y el discurso al Cuerpo Diplomático ¿no?. También me ha llamado la atención la referencia al terrorismo religioso de nuestro siglo, sin atreverse a ponerle el apellido que todos sabemos: el islámico, que masacra a decenas de cristianos anualmente (y allí han estado los representantes de la secta de Mahoma, que, por supuesto, no consta que hayan pedido perdón).
Una petición: por favor, que alguien explique lo que ha hecho el brujo Yorumba. Yo que estaba más conforme porque se los llevan a todos de ahí ahora mismo, y porque no podrían a Buda en el altar ni matarían más pollos a algún demonio, me he puesto a temblar al leer el comentario de Miles Dei
Pd: que me uno a la oración de todos aquellos que, como Vd. D Terzio, piden que estos encuentros de Asís se pasen pronto y se olviden por el bien de la Santa Iglesia.
Adversus Haereses dijo:
Gracias, Páter, por este comentario.
Y gracias a Miles Dei y los demás que intervienen en el blog: son muy esclarecedores.
"Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio".
Hombre, esta crítica de Pío XI no sería aplicable a Asís 3 desde el momento en que Benedicto XVI, por si quedaba algún resquicio de duda, ha declarado que que siempre creerá y confesará lo que había reclamado a la atención de la Iglesia con la 'Dominus Iesus'”.
Asimismo, ha dicho el Papa que hará lo posible por evitar interpretaciones sincretistas o relativistas del Encuentro. No obstante, es cierto también, que, independientemente de las intenciones subjetivas, ciertas fotografías mueven objetivamente al confusionismo.
Yo sólo he leído un párrafo del discurso del Papa y me he limitado a hacer una búsqueda con el navegador para ver cuántas veces aparecía el nombre de Cristo. Como lo he leído en la 'amplia y profundísima' noticia que encabeza REL, también he pasado el buscador por su 'propaganda'.
Resultado de la búsqueda:
Número de veces que el artículo de REL sobre el discurso del Papa cita a Cristo= 0 (cero)
Número de veces que el Papa cita a Cristo en su discurso = 1 (una)
Número de veces que el Papa propone a Cristo como modelo, Príncipe de la Paz, etc, = 0 ( cero)
¿esto no es preocupante? ¿ No sienten un escalofrío en que sólo se cite una sola vez a Cristo, y no precisamente para anunciarle como el único Príncipe de la Paz?
Yo sí lo siento; siento una grandísima tristeza; una profundísima pena.
Esta es una realidad, basta sólo contar; interprétela cada uno como le venga en gana
´´ Sin Mí nada podéis´´ nos sigue diciendo Cristo, el Único Príncipe de Paz.
Ven, Señor, no tardes.
Un poco de información sobre el acto idolátrico del brujo africano con el vídeo del mismo.
http://divcomedia.blogspot.com/2011/10/et-vidi-de-mare-bestiam-ascendentem-et.html
Me deja peor que al principio. Pero ahora al menos ya se por donde van los tiros y como me recuerda aquella queja del padre Amorth sobre que no dejaban a Juan Pablo II tener una audiencia con los exorcistas y sus quejas sobre ocmo habían inutilizado el ritual de exorcismos. Todo va cuadrando poco a poco, porque lo que ha hecho este hombre no puede haber sido aceptado sin alguien que le apoye y le proteja.
Miedo me da entrar aqui más que a leer, admirarme, aprender y sorprenderme.
Pero aunque mi cota de sorpresa es muy amplia, cada vez tengo menos disco duro libre para esto....
Todos Vds.doctos, con un culturón admirable etc...me van a perdonar, pero, desde mi humilde perspectiva, si sumamos la situación sociopolítica, la eclesial, y la comparamos muy someramente con la historia del siglo XX, a mi me dan escalofrios.
Situaciones similares han devenido al final en un cuello de botella que hasta ahora han sido nominadas como una primera, y una segunda....¿estaremos ante los prolegómenos de una tercera????.¿Estamos preparados para eso????.
¿Será esa (borrón y cuenta nueva) la única solución realmente viable para lo que nos ha tocado vivir????.
Me alegra leer ese texto magisterial y ver que el recelo/estupor por lo de Asis, el no entender el mantra de "Islam religión de paz" (y que la realidad desmiente), etc. no está sólo a la intemperie, sino que es un sentimiento verdaderamente católico.
Ya es bastante chocante que el Ave María ceda el puesto al ¨himno a Olokún", que el hechicero saque su cuerno de entre las ropas y haga conjuros brujeriles. Esto no es más que otro refrito de lo que hizo el turbomagno, los prolegómenos de una superreligión sincretista, aunque lo nieguen. Ya lo dijo msr. Etchegaray, el que se quebró la pata durante el asalto a Benedicto XVI: "Dios hizo todas las religiones", en una alegría que se junten, que departan.
Debemos aferrarnos más que nunca a la Santa Misa Tridentina, ya que de hoy en más, los malvados intolerantes seremos los tradicionalistas. Y nos van a marginar (A Dios sean las gracias). Pero que se corra la voz de lo que se está cocinando. Pues no decían que este pontificado era muy conservador?? Yo sigo viendo un juanpablismo desbocado y galopante. En broma le dije a un cura novus ordo liberal que me pensaba cambiar al Islam , y no dijo nada. Quizá piensa que Alah es el mismo que Cristo, qué sé yo. Saludos , don W+.
Desde luego, visto desde la luz de la tradición eso es una aberración.
Un detalle, os habréis dado cuenta que no faltan en el video los habituales gritando que son "la juventud del papa".
Publicar un comentario