miércoles, 2 de febrero de 2011

La moderna a-cristología. Comentarios a propósito del caso de Pagola



Cuando hace unas semanas escribí el articulete sobre el preocupante cardenal Ravasi, no sabía que iba a volver tan pronto sobre lo mismo, está vez sobre Pagola, pero con Ravasi también en el escenario, de fondo.

La novedad ha sido la publicidad de la causa que le instruyen en Roma, en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Hace un par de días, el Domingo pasado, se publicaba un artículo sobre el caso en el diario vasco El Correo:

El Vaticano procesa a Pagola

Hasta hace tres o cuatro años, Pagola era famoso, sobre todo, por filo-etarritarri y por haber sido el obsequioso vicario del nefasto monseñor Setién, no entro en detalles. Sólo recuerdo una anécdota bastante descriptiva: Fue en Sevilla, hace doce años, justo por estas fechas, una semana después del atentado en el que asesinaron a Alberto Jimenez Becerril y su esposa Ascensión García Ortiz; el entonces vicario episcopal de Sevilla-periferia (este mismo personaje, precisamente) tenía organizadas unas jornadas pastorales cuyo invitado y ponente principal iba a ser el ya famoso vicario donostiarra, J.A. Pagola. Dos o tres días después del atentado, inesperadamente, se nos comunicó que las jornadas se suspendían. El motivo no se explicó, oficialmente; oficiosamente se supo que no pareció 'prudente' que, con el atentado tan reciente, apareciera por Sevilla el vicario de San Sebastián, con lo que se daba por supuesto no sé qué que tenía que ver con no me imagino qué. Ignoro si el que se acobardó fue el vicario sevillano, que era el anfitrión, o si fué el vicario donostiarra, que era el invitado, o si sería cosa del prelado. Pero así pasó (mejor dicho, no pasó). Lo cuento (y recuerdo que lo conté ya otra vez) como anécdota sobre la fama que acompañaba a Pagola, entonces.

Hoy, más que nada, es la cabeza visible de la pseudo-teología des-católica española. Es de temer que pronto sea también (si no lo es ya) mascarón de proa de las vanguardias des-catolizantes iberoamericanas, merced a ese fluído trasiego de recíprocas influencias entre la Península y las Américas.

Tocante al tema de la divulgación teológica, estamos en un momento interesante y peligroso: Por vez primera, un amplio público católico se acerca a la teología y lee y se forma con bastante interés. Lo grave y preocupante es que:

- se acercan sin un mínimo de estructura doctrinal capaz de asumir, distinguir y entender

- su aproximación, frecuentemente, se hace desde un medio deformado, anti-dogmático, pseudo-teológico y des-creyente; (el libro de Pagola es un ejemplo)

- muchos (¿la mayoría?) de los centros de formación donde se imparte esa instrucción a los seglares interesados suelen estar en manos de y dirigidos por elementos des-católicos, poco afectos a la ortodoxia e infectados (consciente o inconscientemente) de todos los virus del modernismo pre y post conciliar

Pagola, precisamente, escribe para este tipo de laico-medio, adultos con cierto nivel cultural pero adolescentes de conocimientos teológicos que no sabrían ni exponer ni explicar un credo cristiano mínimo. Este público recibe la obra de Pagola y la de otros autores con toda confianza, sin advertir

Pagola no es un gran autor. Pero tiene ciertas facultades, bastante apreciables, para exponer claro y conectar rápido; es un buen 'captador', versátil y ameno, no es pesado. Trata de temas sobre los que su auditorio (sus lectores) ya tiene hecho el oído, o bien escribe sobre cosas accesibles a una formación media, con estilo ligero y asimilable. Estas cualidades son muy agradecidas por un público no erudito que se siente docto en cuanto se lee un libro de un "teólogo famoso", bajo el equívoco de que un autor de tales materias debe ser forzosamente elucubrado y farragoso. El lector se sorprende gratamente cuando experimenta que lee, entiende, sigue el discurso y saca conclusiones conducido por la experta guía del autor del libro, que se gana con esto admiradores fieles, conversos entusiastas que aplauden, asumen y defienden después como mastines las tres o cuatro tesis que han sacado de su lectura.

¿Qué tesis? Alguna vez - me repito mucho - he dicho que Pagola & cía. representan actualmente una especie de neo-arrianismo post-conciliar-post-modernista. Exponen desde una supuesta "superación" del dogma según esa falsa tesis post-conciliar según la cual la Iglesia del post-Vaticano 2º innova la antigua cristología (y toda la teología) gracias a una compresión mejor en sintonía con las necesidades del hombre contemporáneo. Se obvia toda la teología-cristología tradicional y se enseña desde perspectivas dependientes de las últimas teorías y/o hipótesis sobre 'Jesús de Nazareth'; recalco este particular por su valor definitivo en cuanto que con la preferencia reductiva del nombre se reconoce implícitamente solamente al hombre Jesús, a la vez que se resiste a explicitar la confesión del Cristo profetizado-realizado y a la proclamación-reconocimiento del Verbo encarnado/hecho hombre. Es decir, se obvia la misma esencia del Cristianismo, que recibe propiamente la revelación definitiva desde el Misterio del Hijo Encarnado que nos revela al Padre y el Espíritu, Dios Uno y Trino, esencia del Credo del Nuevo Testamento y la Iglesia.

 En las obras de los autores de la nueva pseudo-cristología desaparecen las definiciones de los Cinco primeros Concilios Ecuménicos, que son los normativos tocante a la configuración del Credo Cristiano, sin cuyo reconocimiento no existe el mínimo necesario para la existencia de una fe, una confesión, una doctrina o una identidad cristiana. Quiero decir que en estos autores de la nueva pseudo-teología se esconde una ruptura gravísima que la jerarquía de la Iglesia se resiste a reconocer: Que ya no son cristianos, que han pasado a profesar un credo a-cristológico y a-trinitario y exponen un discurso meramente deísta cuyas referencias cristianas se reducen a un mínimo insuficiente, a veces sólo el reflejo de algunos postulados morales entresacados de una lectura-comprensión reduccionista de los Evangelios (los demás escritos del Nuevo Testamento se excluyen, generalmente, en cuanto suponen una absoluta negación de las tesis minimalistas de la "jesusología" a-cristológica de estos autores).

¿Cómo se ha llegado a esto? El proceso deriva, más o menos inmediatamente, desde la aparición del modernismo de hace un siglo, fines del XIX y comienzos del XX. Primero se dejó de comulgar con los dogmas, se abandonó la dogmática y se prefirió la exegética; siguió después el cientifismo aplicado a la Escritura; ahora, en un estadio ulterior consecuencia de los dos anteriores, prescindiendo del valor sagrado de los Textos, no se reconoce ni siquiera su valor histórico y, abandonada la crítica literaria de los Textos, se instalan con su cátedra en el método histórico-crítico.





Lo que nos deja estupefactos es comprobar cómo las mismas referencias de alguna altas instituciones cercanas al Magisterio han propiciado y alentado este estado de cosas. Así, por ejemplo, del documento Cuestiones selectas de Cristología (1979) publicado por la Comisión Teológica Internacional en 1979, bajo Juan Pablo II, entresaco los enunciados siguientes:

- ...El Nuevo Testamento no tiene por finalidad la de presentar una información puramente histórica sobre Jesús. Pretende, ante todo, transmitir el testimonio de la fe eclesial sobre Jesús

- ...Dentro de los límites de la investigación exegética es ciertamente legítimo reconstruir una imagen puramente histórica de Jesús o bien -para decirlo en forma más realista- poner en evidencia y verificar los hechos que se refieren a la existencia histórica de Jesús.

- ...Las investigaciones científicas sobre el Jesús de la historia tienen, ciertamente, un gran valor. Esto es particularmente verdadero para la teología fundamental, así como para los contactos con los no-creyentes...Un conocimiento pleno de Jesucristo no puede obtenerse a menos de tenerse en cuenta la fe viva de la comunidad cristiana que sostiene esta visión de los hechos. Esto vale tanto para el conocimiento histórico de Jesús y para la génesis del Nuevo Testamento, como para la reflexión cristológica de hoy

- ...Hoy en día es fructífero y necesario, en el campo de la teología dogmática, un retorno hacia el Jesús terrenal, dentro del marco más amplio que queda indicado. Es sumamente importante poner en evidencia las innumerables riquezas de la humanidad de Jesucristo, y más de lo que lo hicieron los cristologías del pasado

- ...La cristología debe asumir e integrar, en cierto sentido, la visión que el hombre de hoy adquiere sobre sí mismo y sobre la historia, en la relectura que la Iglesia procura al creyente

En el mismo documento, se entreveran otras afirmaciones que matizan, corrigen o subordinan algunas de estas afirmaciones:

- ...La identidad sustancial y radical de Jesús en su realidad terrenal con el Cristo glorioso, pertenece a la esencia misma del mensaje evangélico. Una investigación cristológica que pretendiera limitarse al solo «Jesús de la historia», sería incompatible con la esencia y la estructura del Nuevo Testamento, incluso antes de ser objeto de rechazo por parte de una autoridad religiosa magisterial

También se incluye un buen resumen de las definiciones de los Cinco Primeros Concilios, así como otras referencias fundamentales. Se advierte, empero, en todo el texto la participación en su redacción de diversas opiniones, tendencias, estilos, autores y fuentes dispares, con el resultado final de un documento del que se pueden deducir conclusiones contradictorias o equívocas. Algo demasiado habitual para ser mera casualidad.

En cierto sentido, paradójicamente, la obra por la que se ha abierto la investigación a Pagola es consecuencia de lo que la misma Iglesia Católica ha permitido y animado, o, incluso, ha expuesto ella misma, consecuencia de un magisterio que prefiere dejar abiertas las cuestiones antes que enseñar con solidez, garantías y autoridad, con la tradición doctrinal como referencia incuestionable y no, como da la impresión, con la novedad y la eventualidad de la hipótesis como tendencia escogida/preferida. Los frutos de la indefinición (consciente? deliberada?) son autores y obras como Pagola y su libro.


Sobre lo que ya se distinguía en su momento y lo que se vislumbraba como porvenir más o menos inmediato, el Magisterio condenó en el Decreto Lamentabili (Julio de 1907, dos meses antes de la publicación de la encíclica Pascendi de S. Pio X) una serie de tesis modernistas que atentaban contra la ortodoxia cristológica, estas:

27. La divinidad de Jesucristo no se prueba por los Evangelios; sino que es un dogma que la conciencia cristiana derivó de la noción del Mesías.

28. Jesús, cuando ejercía su ministerio, no hablaba con el fin de enseñar que El era el Mesías, ni sus milagros tendían a demostrarlo.

29. Puede concederse que el Cristo, que presenta la historia, es muy inferior al Cristo que es objeto de la fe.

30. En todos los textos evangélicos el nombre de Hijo de Dios equivale solamente al nombre de Mesías; pero de ningún modo significa que Cristo sea verdadero y natural Hijo de Dios.

31. La doctrina sobre Cristo, que nos enseñan Pablo, Juan y los Concilios de Nicea, de Efeso y Calcedonia, no es la que Jesús enseñó, sino la que sobre Jesús concibió la conciencia cristiana.

32. El sentido natural de los textos evangélicos es inconciliable con lo que nuestros teólogos enseñan sobre la conciencia y ciencia infalible de Jesucristo.

33. Para todo el que no se guía por opiniones preconcebidas es evidente que o Jesús enseña un error al hablar sobre el próximo advenimiento del Mesías, o que la mayor parte de su doctrina, contenida en los Evangelios sinópticos, carece de autenticidad.

34. El crítico no puede atribuir a Cristo ciencia ilimitada, sino en una hipótesis inconcebible históricamente y que repugna con el sentido moral, a saber: que Cristo, como hombre, tenía la ciencia de Dios y que, sin embargo, no quiso comunicar ni a sus discípulos ni a la posteridad el conocimiento de tantas cosas.

35. Cristo no siempre tuvo conciencia de su dignidad mesiánica.

36. La resurrección del Salvador no es propiamente un hecho de orden histórico, sino un hecho de orden puramente sobrenatural, ni demostrado ni demostrable, que la conciencia cristiana derivó poco a poco de otros hechos.

37. La fe en la resurrección de Cristo, en su origen, se refería no tanto al hecho mismo de la resurrección cuanto a la vida inmortal de Cristo junto a Dios.

38. La doctrina de la muerte expiatoria de Cristo no es evangélica, sino solamente paulina.


(Cfr Dz 2037-2038 ó Dz 2437-2438)

Resulta conmocionante comprobar cómo son estas tesis, precisamente, las que salen una y otra vez en las obras de los autores des-católicos, con la grave circunstancia de ser personajes bien considerados e incluso promocionados dentro de la Iglesia, ocupando relevantes puestos y encargos pastorales y académicos. El caso Pagola es uno entre tantos, sólamente una muestra que aflora gracias a la publicidad de su libro y del mismo autor en cuanto personaje muy conocido por otros conceptos. Pero repito que es sólo una muestra.

Si a casos concretos como este, obra y autor, se les atribuyen simpatias y coberturas de primerísimas instancias (el artículo de El Correo cita al Cardenal Gian Franco Ravasi y al Secretario de la mismísima Congregación para la Doctrina de la fe, el jesuíta español Mons. Luis Fcº Ladaria), la panorámica resulta no ya intranquilizante sino sombriamente inquietante, con las más negros barruntos planeando sobre nuestro juicio al respecto.

Así corre el tiempo, así está las cosas.




Las soluciones, con estos protagonistas como actores del drama, no se preven ni próximas, ni consistentes. Menos aun si se expone el asunto (véase el artículo de El Correo) como una contienda intra-eclesial con intrigas, influencias e intereses.

Hace poco, no recuerdo en qué articulete, escribí que es de temer que las componendas que buscan soluciones por aproximación de extremos y consecución de un 'medio' que contente a los implicados suelen tener como resultado temible que por evitar una herejía se pacte la proclama de una medio-herejía, con un resultado igualmente malo: La verdad no admite parcialidad, ni merma, ni medias tintas.

Ignoro en qué quedará lo de Pagola, un caso entre muchos, ya digo. Me preocupa más la Iglesia y los 'hombres de iglesia' que intervienen en estos asuntos en los que se debate la Fe. Y, por supuesto, el estado de afectación que sufra la Fe: De su integridad depende algo tan serio como la Iglesia misma y la salvación de muchos.



+T.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Terzio:

Su artículo me ha traído a la memoria a dos frailes predicadores:

- Victorino Rodríguez, y un artículo demoledor, en el que abiertamente "tritura" doce errores del obispo Setién sobre confesionalidad del Estado.

- Daniel Ols, y las represalias que sufrió en Roma por defender una cristología ortodoxa contra los intocables de la Compañía y la Orden de Predicadores. El libro crítico le costó la cátedra al buen fraile, en tiempos juanpablistas.

Saludos.

Anónimo dijo...

Me produce mucha tristeza todo esto, y no lo entiendo. Yo gobierno mi casa, quiero a los míos más que a mi vida, pero si una cosa no va lo corrijo, y si es grave corto radicalmente. Y eso es lo que hay.
Como mujer que soy, me domina el sentido práctico y pienso: si no creen que Jesús es el Cristo ¿por qué no se hacen judíos? ¿no dijo San Pablo que si Cristo no resucitó vana es nuestra fe? ¿ qué hacen no ya dentro de la Iglesia, sino siendo sacerdotes con las renuncias que supone? No le veo sentido ninguno.¿entonces los sacramentos en qué quedan? De verdad, me duele el alma. Por cierto ¿cómo está aquí el centro de estudios teológicos para laicos?
Blanca

Unknown dijo...

Ya que habla Vd. de pseudo-cristologías, me gustaría saber su opinión sobre D. Olegario González de Cardedal. Acabo de ver un vídeo de una entrevista con J.M. Vidal en RD y me he quedado perprejo con algunas afirmaciones.

Terzio dijo...

Debes ser un hombre de virtuosa paciencia si te has tragado 1 hora de entrevista con el super-petulante Olegario. En mi opinión ha sido uno de los grandes corruptores de la teología (y los teólogos) en España. Sagaz y sobreviviente, se ha mantenido astutamente entre dos aguas, presentándose como un hombre de conciliación y doctas ponderaciones: Eso que yo decía de pactar media herejía...o por el estilo.

Un nefasto con capa de doctor de la iglesia, en suma.

'

Walter E. Kurtz dijo...

Esta (anti) Cristología tiene su apoyo en las exégesis histórico-críticas a las que Pío XII abrió la puerta con su Divino Afflante Spiritu (que en sí no tiene nada de malo pero cuyo "espíritu" --por ej. en los nombramientos en el Pont. Inst. Bíblico ya en tiempos pianos-- es claramente rupturista poniendo entre paréntesis la inerrancia de las SS. EE.).

Quizá mi traducción no fue buena, pero un buen artículo es el del P. Harrison OS que reproduje en mi bitácora: "Acerca de reescribir la Biblia: Los estudios bíblicos católicos en los '60".

Como señalé en un comentario en Wanderer, los cañones de la anti-Cristología apuntan directamente contra el Evangelio de San Juan, por las razones que allí deduzco: "El verdadero San Juan".

Saludos

Madri leño dijo...

Vaya, Páter y amigos, sabía que el olor a azufre dentro de la Iglesia había pasado de peste a sustancia, pero ignoraba hasta qué punto dicha sustancia se había hecho consistente.
La Iglesia es la que autentifica los Evangelios y no al revés.
Primero fue la Iglesia ( S. Pedro roca, Cefas). Luego los Evangelios.
Aquel que niegue la autenticidad histórica de Nuestro Señor, por falta de datos contrastables, si fuese honrado; negará también la existencia de Napoleón Bonaparte,
pues existen menos documentos que referencien al segundo respecto del Primero.
Luego, claro está, el maligno trabaja en tres puntos fundamentales.
Cristo no es Dios, sólo hombre.
El Evangelio de S.Juan es una patraña.
La Autorresurrección de Nuestro Señor no se puede demostrar.
¡Y un Jamón!
Cristo es Dios, porque los milagros obrados y recogidos por escritores, también, no cristianos fueron realizados en Su propio Nombre.
Cada nuevo descubrimiento histórico prueba de manera más fehaciente la veracidad del Evangelio de S. Juan. ( Pergaminos del Qumran, por ejemplo).
La Autorresurrección del Señor queda demostrada porque los capullos del sanedrín ante la negativa de los guardias, situados a la entrada del sepulcro, a reconocer que se quedaron dormidos y que el cadáver fue robado decidieron matar a guardias y cualquier testigo.¡Vaya fijación! (Aparte el Credo y la Síndone).
Pido perdón por la extensión del comentario, pero es que me subleva, cuerda de azotes sí que les daba yo a los mercaderes de la mentira.
Gracia y un saludo.

Tulkas dijo...

Yo visitaba el otro día la catedral de Ávila (cuyo presbiterio lleva más de diez años desacralizado por obras innecesarias, por cierto) y en el claustro tienen colgados unos cartelones que si no son protoheréticos son heréticos del todo.
Tales carteles pretenden ser una especie de resumen de la historia de la humanidad pero al tratar la figura de Jesucristo la tratan en dos bloques:
1.-"Jesús": que se refier exclusivamente al periodo de tiempo que va entre el año -6 y el año 30 aprox.
2.-"El Cristo": que parte en el momento de la Resurrección y ocupa toda la etapa apostólica (más o menos hasta el 130 d.C.).

Conclusión: Jesús fue Jesús y lo de "el Cristo" es una elaboración de sus seguidores.

¡Dignísimo obispo el de Ávila! Sucesor digno de Prisciliano y de el conciliarista Tostado!!!

Anónimo dijo...

Mensaje para Vd.:

http://www.lavanguardia.es/lacontra/20110203/54109457664/toda-critica-tambien-es-una-oportunidad-de-comunicar.html

(Jack Valero, fundador de Catholic Voices, que defiende el catolicismo en los medios británicos)

Saludos cordiales

El Cruzamante dijo...

Excelente artículo, Pater.
Lo estoy recomendando
Un filial abrazo en Xto Rey

Anónimo dijo...

Don Terzio, la cuestión interesa y mucho, no Pagola, sino el hecho de poder acceder a autores católicos de buena doctrina, sin temor a contaminarse por tesis heréticas, para quiénes como yo no tenemos formación, pero nos gustaría formarnos, el problema que lo único que se encuentra en los canales habituales, es material sospechoso, o que ignoras por donde puede salir.
Más de una vez hemos comentado la cuestión en nuestro grupo.
La única solución que hemos encontrado es leer escritos y libros de santos, ahora estamos con el Tratado de la Vida Devota de San Francisco de Sales.
Si alguna vez se anima a dar una lista de autores contemporaneos que sean recomendables, le estaríamos agradecidos.
Juvenal

Mendrugo dijo...

Suscribo todo lo que dice Juvenal. Merece más celo que desdén ese público de formación escasa y desigual pero deseoso de saber más (y mejor) de la persona y doctrina de Cristo. Que bebe en fuentes buenas y malas, con gran peligro, y descubre mediterráneos en los viejos catecismos, o se adentra trabajosamente en la SE. Como ovejas sin pastor.

Esperanza dijo...

Ya es lamentable que las soluciones a este tipo de casos no estén próximas, pero más penoso, en mi opinión, es que acaben siendo pseudo-soluciones porque no sean consistentes y sigan el estilo “matizado” del estilo del documento ese de la Comisión Teológica Internacional que hoy nos cita en su post, D. Terzio. Y no entiendo la razón de por qué en la Iglesia los que tienen el poder de solucionar este tipo de casos no lo hacen con claridad (pero casi prefiero no entenderlo).
Por cierto, también me uno a la sugerencia que han puesto los anteriores, de una lista de libros formativos y no heréticos. Estaría bien. Yo de entrada prefiero no comprar libros sobre la fe,que arriesgarme a gastarme el dinero y topar con un hereje o semihereje

Anónimo dijo...

Disculpe que me salga de tema, pero vea un efecto del juanpablismo, por el cual pretenden canonizar a Maritain:

http://religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=13771