miércoles, 2 de febrero de 2011

Alrededor de una candela, velando en la noche fría, hasta que despunte el alba y las estrellas dejen el cielo al Sol...


Aunque no necesitaba
de pureza dar ejemplo,
dos palomas le llevaba
al sacerdote en el templo.

Dicen que son las palomas
la estampa de la pureza,
imagen del limpio amor
Y del querer con firmeza.

Si hasta el cielo volaran
las dos palomas
con su murmullo,
cuántas cosas dirí­an
de tu persona,
como un arrullo.

Eres la rosa bendita,
eres la blanca azucena,
eres nuestra Madrecita,
la que a todos cura
la maldita pena.


                                   (Del repertorio popular andaluz: Cantos Flamencos de Navidad)



Custos, quid de nocte?

Custos, quid de nocte?

...

Ex Voto




+T.

3 comentarios:

Joaco dijo...

Muy, pero que muy andaluz. El toque y la sensibilidad meridional se aprecian a la legua. Por lo menos cuando uno es andaluz y lleva tiempo fuera de su tierra.

Josefina dijo...

Cantar a la Madre del Amor y la Belleza, con belleza y amor. ¡Qué buenísimo! Como siempre, gracias por estos regalos que hacen tanto bien al alma cansada del "mundanal ruido".

Madri leño dijo...

Bellísimo poema. Si ustedes lo dicen, será andaluz, no seré yo quien lo niegue. Pero rezar a la Virgen cantando o rimando, a mí me parece oración mundial (muy necesaria). Y si el poema es tan sencillo, y por tanto tan perfecto como este que nos ofrece el Páter; Creo que su esencia trasciende a la universal.
La mejor intercesora para todos los católicos es Nuestra Señora. Pues como excelsa y abnegada Madre de todos nosotros nos protege e intercede por cada uno de nosotros. Y esa intercesión es individual. Nunca olvida a ningún hijo.

Gracia y un saludo.