martes, 23 de julio de 2019

Canonización de Newman: Timeo danaos et dona ferentes


Un socius fatigarum, católico consciente, me ha enviado el link de un artículo de The Wanderer: ¿Qué hacemos con Newman?

El artículo, interesante y ponderado (como todos los del Wanderer), suscita respuesta y comentario (como habitualmente el Wanderer) que, en este caso, he preferido, tal si fuera una separata, escribir aquí. Porque como un escolio de lo que expone al respecto el Wanderer, lo que en Ex Orbe tememos es que la canonización de Newman sea el caramelito para distraernos de lo que vayan a perpetrar en el Contubernio de la Amazonia, que ocurrirá por las mismas fechas, más o menos, que la programada canonización newmaniana.

Con temor y temblor - somos así - incluso hacemos cálculo (la paranoia campa desatada) y medimos la magnitud del personaje, Newman, con la posibilidad del disparate con Newman como coartada, el conciliábulo amazónico como circunstancia real (corpus delicti) y el Bergoglio Party como agentes de todo ello; considerándolo todo junto, nos resulta una ecuación digna de la página de un grimorio nigromante del más tenebroso nivel, con Newman como señuelo, como cebo del anzuelo, como sombra chinesca en el escenario de algún malvado demiurgo charlatán.

...Y mientras subían a Newman a la gloria del Bernini, todos entusiasmados, emocionados, agradecidos y fervientes, en aquella misma hora, los pérfidos juramentados consumaban la traición, el alevoso crimen eclesial que, en consecuencia, reducía a Newman y su obra a una difuminada sombra decimonónica que el Latrocinio Amazónico disimuló con los fastos de su canonización.

Gente con un concepto de iglesia que repugnaría al maestro oxoniense se afanan en un nuevo episodio descatolizador que hará a la Iglesia Católica más parecida a aquella otra iglesia de sombras de la que Newman muy conscientemente salió, firmemente convencido de que transitaba 'Ex umbris et imaginibus in Veritatem'.

NB. Los autores de Ex Orbe declaran y aclaran que todo lo expuesto en esta entrada es un timor tremendus, una extrasistólica corazonada, un gris barrunto. Nada más.

Oremus ergo!


+T.

6 comentarios:

Morgenrot dijo...

Dicho sea.

Anónimo dijo...

GASTON: Servirse de una beatificación o canonización indiscutible para tapar o proteger otra más que discutible se ha hecho ya. Y muchas veces. Creo recordar que la beatificación y canonización de Juan Bautista Montini -cuya santidad es tan creible como los 100 años de honradez del PSOE- no se celebró sola sino acompañada de varios fundadores/as beneméritos/as. Además las instituciones fundadas por el beatificado aseguran el público al acto. Porque si la plaza de San Pedro la tienen que llenar con devotos de Montini ya me dirán.

Hasta la mismísima coronilla dijo...

Al temor fundadísimo que expone el autor, que comparto porque podemos todos presumir cómo acabará el sínodo de la Amazonia, y qué cosas inaugurará en esta desventurada Iglesia de nuestro Señor, se une el hartazgo que siento por cada uno de los actos de esta jerarquía que nos desgobierna, incluidas las canonizaciones. Me dan rabiahasta esas beatificaciones de nuestros mártires de los años 30 -procesos en su día paralizados por el ínclito Pablo VI- sólo porque las decretan estos lobos disfrazados, cuyo concepto de santidad está al nivel en que han colocado sus propios altares. Por supuesto, el acto de la canonización del cardenal Newman -un "precursor" del concilio Vaticano segundo le llaman los neocones que no lo han leído- no lo veré, y me ahorro un disgusto, aunque del sínodo nadie nos priva, esa mentira sinodal la sufriré.

Anónimo dijo...

La desolación es total... Bergoglio festejando a Lutero... desterrando cualquier atisbo de santa teología... qué queda... repito qué queda... la mayoría de sacerdotes son apóstoles del humanismo kantiano... a imagen y semejanza del psicoanalizado Bergoglio... y lo peor... no se enteran... ¿qué queda ya... ?


Pablo de Lorenzo

Anónimo dijo...

Síntesis hégeliovedosiana, Gastón.

Anónimo dijo...

Si la pueden llenar, no se preocupe Gastón, la iglesia está plagadísima de modernistas. Y se reproducen como la peste.