sábado, 24 de noviembre de 2018

Su Reino no es de este mundo


Esta mañana se ha celebrado en nuestra parroquia el bautismo de un niño; por expreso deseo de sus padres se ha realizado según el rito bautismal antiguo, el tradicional, que comienza con esta pregunta del sacerdote:

- '¿Qué traéis, hombre o mujer?'

En la mente del autor del rito litúrgico, siglos ha, nunca pudo imaginarse que tan simple cuestión sería juzgada algún día como un desafío a leyes que negarían esa elemental y natural distinción, que define, por obra de Dios y ante su Iglesia, la identidad de una persona, y en el momento de recibir la Gracia para la vida eterna.

En un instante, el rito ancestral, claro en su requisito de precisar, ab initio, el ser individual del baptizando nos confronta, sin querer, pero de hecho, con nuestro mundo, nuestra sociedad y sus circunstancias, en cuanto contradicen y niegan la realidad natural, esencial según el antiguo principio escolástico 'Gratia supponit naturam' y el tomista 'Gratia non tollit naturam, sed perficit'.

Adoleciendo, desde hace medio siglo, de claridad conceptual, esencial en doctrina y rito, la Iglesia del tercer milenio se enfrenta sin la solidez necesaria a la delicuescencia cultural-moral del siglo.

La convicción de que somos de un Reino que no es de este mundo (Jn 18,36), se impone como una obligada seña para el católico consciente. Un signo que exige una consecuente militancia, resistente y activa.

Volumus regnare Christum!


+T.

7 comentarios:

Josefina dijo...

¡Gracias, Pater, por volver a leer la Verdad!

Gregorio dijo...

¡Qué alegría, Don Terzio, que escriba de nuevo en Ex Orbe! Hace pocos días me leí algunos artículos suyos de hace años... Fue por una especie de «mono».

Anónimo dijo...

Magnifico artículo. Un ruego, padre, prodíguese que estamos en penumbra y necesitamos luz.

AMDG dijo...

El cura que te casó
tenía que estar borracho,
porque no te preguntó
si eras hembra o eras macho,

De unas coplillas leonesas...

Pablo dijo...

¡Qué alegría volver a leerle!

P. Albrit dijo...

Bendito sea Dios que volvemos a leerle!

Álvaro dijo...

Muchas gracias, don Terzio, por volver. Prodíguese más. Alimenta mucho. ¡No sabe las veces que he recurrido a releer sus artículos!