Entre los católicos bien formados y conscientes es un clamor que la Sacrosanctum Concilium es uno de los más lamentables y fallidos documentos magisteriales-conciliares de todos los tiempos. Se elaboró intencionadamente abierta a ulteriores plasmaciones que ya maquinaban sus verdaderos diseñadores, al margen y mucho más allá de las intenciones (y suposiciones) de la gran mayoría de los (incautos e ilusos) Padres Conciliares. Es, pues, un documento para estudiar, reflexionar y sacar conclusiones teológico-morales, litúrgico-eclesiales, histórico-dogmáticas...etc. etc. etc. y tomar lección para no incurrir en más error. Pero, verdaderamente, no es un documento que merezca un monumento. Sólo la tribu de viejos liturgistas con resaca conciliar se atreven a aplaudir lo lamentable, seniles vaticanosecundistas embriagados con el espiritoso espíritu del vaticano2º.
Pero hay más considerantes que publican considerandos de difícil equilibrio entre la verdad y la no-verdad (excúsome de explicar que la incompleta verdad no tiene punto de equilibrio posible). Suelen ser monsignorini en pleno currículum curialesco (mal que le pese a PP Franciscus y su vis reformista), que saben muy bien que los excesos de verdad verbal se pagan luego muy caros, y por eso se esfuerzan en alquitarar juicios para no decir verdades como puños, sino proferir generalidades vaporosas de sutil ambivalencia y cómoda insertación poli-ubicable.
A Juan Miguel Ferrer, el secretario de Cañizares en la Congregación de Culto Divino, le tengo gran simpatía porque vale, es un ilustradísimo perito litúrgico, un buen sacerdote y un competente agente curial, bien probado. Le conocí (brevemente) de estudiante en Roma y nunca me ha decepcionado el juicio que me hice de él. Ahora es uno de los mejores secundarios españoles de la Curia Vaticana, el mejor del equipo de Cañizares. Sería una lástima que no accediera a mayores responsabilidades, algo que está en el aire desde la llegada de PP Franciscus (además de los mil rumores del descontento general sobre Cañizares como prefecto de la Congregación).
Pues precisamente, mi admirado Ferrer, con ocasión de un simposio sobre la Sacrosanctum Concilium, lanza esta curialísima sentencia de salón, ad casum:
"No está mal que haya un poco de paz litúrgica y que la Misa sea fuente de reconciliación y de paz, y no campo de guerra para las diferentes sensibilidades eclesiales".Él susodicho sabrá lo que ha querido decir (y no decir), porque la parida es de viento en popa y escape a toda vela. Considerando su curriculum, comprendemos. Teniendo en cuenta la problemática, no entendemos. No entendemos cómo se pueden decir estas cosas...que comprendemos que se digan. Pero así no adelantamos. Ni se logra pax litúrgica inyectándonos un chute de melíflua bona volumptas panfilista. Sorry por el Monseñor.
Pero la traca de petardos de viento siguió por arte y oficio del rector de la Lateranense, Enrico dal Covolo, que, citando a Romano Guardini (muy estimado por los prelados opinantes del 'centro' equilibrado, siempre una cita de apreciado buen gusto vaticano) decía que "- La liturgia no dice 'yo', sino 'nostros'...". La cita de Guardini es esta:
"...La liturgia no es obra del individuo, sino de la totalidad de los fieles. Esta totalidad no resulta solo de la suma de las personas que se encuentran en una Iglesia en un determinado momento, y tampoco es la “asamblea” reunida. Más bien se dilata más allá de los límites de un espacio determinado y abraza a todos los creyentes de la tierra. Y supera también los límites del tiempo, puesto que la comunidad que reza en la tierra se siente una sola cosa con los beatos, que viven en la eternidad [...] El sujeto, que cumple la acción litúrgica de la oración, no es el simple total de todos los individuos que participan de una misma fe. Es el conjunto de los fieles, pero cuya unidad tiene un valor autónomo, prescindiendo de la cantidad de los creyentes que la forman: la Iglesia."
Como se ve, otra estupenda cita-de-escape a todo chorro, seguro que muy pensada y repensada y escogida y guardada por Mons. Enrico del Covolo para la ocasión. No se puede esperar menos de un ilmo. mons. rector (magnífico) de la Lateranense.
Pero, me pregunto que si la clave es la 'totalidad', el 'nosotros', la 'comunidad', el 'conjunto' más allá del número, el espacio y el tiempo y todo eso, ¿qué pesa más, todo el ser eclesial de los católicos de todos los siglos pasados que celebraron y participaron una única Misa, con un sólo rito, en unidad litúrgica interna y externa, en comunión de intención y de acción, o la difusa y muy fragmentada comunión propiciada por la Sacrosanctum Concilium y la reforma litúrgica post-conciliar que cumple 50 años, fuente de rupturas y de innovaciones sin límite???
Cuando no se quieren decir las cosas que deberían ser dichas, se dicen cosas que mejor no haber dicho porque no dicen nada pudiendo decir mucho.
Y si hablan expertos en un ambiente de conspicua relevancia, que enseñen bien, claro, con sustancia, y no nos prediquen finas y exquisitas evasivas.
Doctores tuvo la Iglesia que sabían responder. Hoy nuestros doctores parecen caricaturas de aquellos otros doctores y galenos que mientras parloteaban eruditos distingos de rebotica dejaban desfallecer al febril paciente postrado en su lecho.
+T.
14 comentarios:
Es normal que Ferrer dga tales paridas, Don Terzio. Lo anormal sería que no las dijera.
Don Terzio, sin ánimo de enretenerle, ¿qué le parece la opinión de este artículo?
http://theradtrad.blogspot.com.es/2014/02/have-we-been-wrong.html
Gracias.
Kyrie eleison
Sí, comparto. El viejo movimiento litúrgico avanza y desemboca, pian piano, sin solución de continuidad, llegando finalmente a 1) la reforma de la Semana Santa bajo Pio XII y 2) la Sac.Snc.Conc. y el desastre post-conciliar. Fue un proceso que se puede remontar (por poner un punto referente) al Sínodo de Pistoya. Sin olvidar tampoco la muy intensa influencia del pensamiento y los postulados del modernismo. El concilio V2º no improvisó, sino que simplemente concluyó un proceso iniciado mucho antes.
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Señor Terzio:
Paz
A lo que ha comentado le añadiría una cosa más. Un punto de inflexión importante en la 'Reforma' de la liturgia sin duda es la reforma que hace San Pío X.
Y para justificarme lo que dice el diácono Josep Urdeix, que dirige el cpl.es(.cat) en la obra:
Pío X y la reforma litúrgica, por Giacomo Lercaro.
http://books.google.es/books?id=WNc-1Mtz0N4C&
"La labor de la renovación litúrgica llevada a cabo por san Pío X ha sido comparada con la de San Gregorio Magno. [...] Con su intervención puso las bases para que dichas líneas y orientaciones [del movimienot litúrgico] llegaran con plenitud y madurez al aula conciliar Vaticano II."
Creo que aquí deja claro dos cosas:
1- San Pío X, no fue un "santo" (entiéndase el sentido, porque Santo es), en el sentido de que comentió errores que a la larga se pagan. Creo que debe y se le puede criticar por ello.
2- No hay movimientos litúrgicos en el s. XIX y XX, buenos y malos. Han sido todos en mayor o menor grado nocivos.
Christe eleison.
Es un error confundir la intención de la reforma de S.Pio X con la que animó la SSC y el V2º, sería caer en una especie de sofisma post hoc ergo propter hoc; y lo mismo referido a las reformas de Pio XII.
El proceso seguido en la moderna revisión-reforma-innovación del rito católico tiene muchos capítulos, intervenciones, agentes y derivaciones. No cabe una exposición simplista ni reduccionista.
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Las reformas de San Pío X y de (algún día, "san") Pío XII, van en un sentido diametralmente opuesto al de CV-IIº.
Guardini formó parte de una avanzada preconciliar en la misma línea de CV-IIº, con especial dedicación al problema litúrgico, como atestiguan sus múltiples vinculaciones con Odo Casel, de todos conocidas.
Para la tradición católica, la Liturgia viene del Cielo y por eso mismo agrada a Dios; y es obra de Cristo realizada por nosotros. Para Casel-Guardini (con los bemoles de cada uno) la Liturgia es más o menos propiedad de los hombres por una especie de misteriosa donación divina, pues no se habría revelado "a" los hombres sino "en" los hombres. Por eso, el problema del "Cuerpo Místico" es decir, la acción de Cristo mismo como cabeza y único y verdadero "acto de ser" de la Liturgia, queda desdibujada y distorsionada, para dar paso al "acto de la salvación" de Casel, instalado en los Sacramentos y bajo nuestra disposición.
En la base de "SC" está este gravísimo error doctrinal teológico, al cual concurrieron a cimentar -probablemente sin mala intención- el dúo Guardini-Casel. En cambio, en las "reformas" de los grandes "Píos" (que no son propiamente reformas, sin más bien retoques y adición de rúbricas) hay auténtica continuidad y como el desarrollo de una última etapa sacramental, como puede leerse en la muy programática "Mediator Dei".
Siento meterme así, en frío, pero leer la cita de Guardini y ver el peligro fue todo uno. Como el centinela cuando ve venir la balacera...
Pretender que hay una continuidad entre la reforma de san Pío V -san Pío X -Pío XII y la SSC es la noción oficial de la Iglesia. Y no sólo eso, se añade a Pablo VI.
Total, dicen, qué obstaculiza que una comisión de expertos en Roma en los sesenta se inventara una liturgia si ya una comisión de expertos en Aquisgràn en el siglo IX hizo lo propio. La clave está en que un Papa sancionó la una y un Papa sancionó la otra.
Y el argumento suele concluir con Roma locuta....
La clave, a mi entender, està en que el Papa, Pablo VI, carece de potestad para hacer lo que hizo, y por tanto, su ley litúrgica no obliga como ley de la Iglesia. Y esta es la tesis de Gamber, que va al núcleo de la cuestión.
Tulkas
Genial la explicación de Alcides, tal cual. Guardini ciertamente era modernista.
PEDRO HISPANO a TULKAS: ¿Podría dar algún dato sobre esa "comisión de expertos" de Aquisgrán del siglo IX? Aunque supongo que no se llamaría así.
Pues para ambiguedades todo el magisterio desde el concilio...y no suena la flauta tan confusamente sino cuando estamos dialogando... O cuando se divaga sobre el concilio y su legado si no se habla turbia y ambiguamente no se pueden encontrarle los tres pies al gato o hacer circulos cuadrados. Curioso el hecho que al autor de la Sacrosantum y arquitecto de la reforma liturgica lo hayan hecho pronuncio de iran, cuando a otros por menos que eso les dan la Purpura... por ejemplo a Algunos periti, teologos y padres conciliares, algunos incluso llegaron a Papas. quizas por tanto construir y deconstruir le haya quedado gusto por los instrumentos de la construccion (digo, compas y escuadra talvez) o quizas la humildad francisquista ya prefiguraba en Mons Bugnini. Si a frutos de santidad y respeto vamos ni de broma comparar la obra de Sn Pio V con la de Pablo VI y sucesores
Yo desconozco la comisión de Aachen.
Pero la tesis "oficialista" se resume así: la Liturgia es algo que la Iglesia ha inventado a lo largo de la historia, por tanto, el invento del Novus Ordo no es nada nuevo ni nada diferente al invento de la liturgia romano-franca, al invento del Misal de san Pío V o al invento del Breviario de san Pío X... Sólo son diversas circunstancias históricas. Otros grandes inventores serían san Juan Crisóstomo y san Basilio. Ergo, Pablo VI sólo hizo lo que la Iglesia ha hecho siempre: inventar la Liturgia.
Básicamente éste es el pensamiento de los novusordistas.
Tulkas
Espero, Tulkas, que no estés diciendo, por contraposición, que la concepción tradicional ('vetusordista', dirías tú) no considera el concepto de 'historia de la liturgia' o niega su formación a través de los siglos o su consolidación definitiva en el s.VII y la labor de S.Gregorio Magno y otros Pontífices, en otros momentos etc. En este sentido, la intervención del Vat.2º y de Pablo VI se insertan en la tradición litúrgica, siendo un capítulo más de su historia, aun con toda su problemática aneja, incluso la muy probable intención innovadora/rupturista.
El problema es la brutal reforma del rito (se insiste en la Misa, pero se olvida que fue todo el ritual de Sacramentos, sacramentales y Oficio Divino): Se despreció algo venerabilísimo y se reformó según criterios discutibilísimos, algunos hasta irreverentes (es difícil negar la influencia del modernismo), con un pobre y lamentable resultado, dando pie, además, a la práctica del abuso y la alteración quasi-habitual de la liturgia post-conciliar.
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De Cañizares pasando por Culto Divino lo mejor que se puede decir es que defraudó la esperanza de, incluso, los más tímidos.Lo peor, y pecando de exceso de prudencia, es que Benedicto XVI introdujo al enemigo en casa.Peores cosas se podrían decir si adecueramos el entendimiento a la realidad. Pero me callo, ya que eso no está de moda desde el Concilio último.
De Mons. Ferrer poca cosa; su estadía en culto divino ha pecado de demasiada prudencia, según mi modesto parecer; en privado parecía más león que ratón.
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