sábado, 3 de marzo de 2012

Colegialismo pan-electoralista Papal


Un momento especialmente tenso del Vaticano II fue cuando Pablo VI se vio obligado a intervenir en el aula imponiendo su autoridad docente como Pontífice Universal sobre el Concilio, justamente lo que parecía quedar insuficientemente expuesto en el texto de la constitución de Ecclesia, la Lumen Gentium, cuyo contenido se vio modificado por la famosa Nota explicativa previa (véase al final del texto de la constitución dogmática, donde aparece, paradójicamente en el lugar de un apéndice y no precediendo al documento, como correspondería).

Como se sabe, la nota explicativa aclara algunos puntos sobre la autoridad y potestad universal del Papa, cabeza visible de la Iglesia y sucesor del Apóstol San Pedro, con respecto al tema de la colegialidad episcopal que, tal y como aparece en algunos párrafos de la Lumen Gentium, podrían suscitar equívocos o malentendidos al respecto. De todas formas, el postconcilio iría definiendo una nueva comprensión del episcopado, con nuevas formas de expresión del poder episcopal parcialmente colegiado, como las que se fueron creando en torno a la institución de las conferencias episcopales.

Fuera del aula conciliar hubo, a la vez y durante la celebración de las sesiones, un concilio paralelo, extra-conciliar pero conectado versatilmente con el aula, que recogía la opinión y la voz de los peritos, los teólogos, los consultores e incluso los periodistas y comentaristas, cuyo eco tuvo cierta repercusión indirecta en los miembros del Concilio, muy atentos a lo que se decía fuera del recinto basilical. Fue en ese medio donde se generaron especies como la del famoso 'espíritu del concilio', cuya indefinición propiciaba la adscripción de cualquier exceso, ya fuera idea o proyecto.

En esos medios, más que en el aula, surgió la idea de ver sustituído, más o menos pronto, el tradicional Colegio Cardenalicio auxiliar y elector del Papa por una nueva formación integrada por obispos (incluso 'todos' los obispos) que se hicieran cargo de la elección del Pontífice, dando así expresión a toda la doctrina que se iba elaborando sobre el episcopado y la colegialidad episcopal. Al fin (era la tesis) un cardenal en cuanto cardenal, propiamente, es quasi nada, mientras un obispo, en cuanto tal, es un sucesor de los Apóstoles y la cabeza de una 'iglesia particular'.

La inciativa corrió como una brisa gélida, amenazante, sobre las naves de la Basílica Vaticana, y pasó con el Concilio y su clausura. Sin embargo siguió circulando passim, y raro es el cura, el religioso o el estudiante de teología que no la haya oído, explicada o discutida, en clase de Eclesiología. Ahora parece que vuelve a salir, retomada con nuevos particulares, pero, en sustancia, la misma:

«Presidencialismo» papal y cónclave ampliado

El articulete del vaticanista Andrea Tornielli merece leerse. Tal y como refiere, esos son los aires que describen el ambiente y estado de opinión que se está formando, todo ello con el trasfondo de los vatican-leaks que han marcado la actualidad romana de estas últimas semanas: Una Curia alterada y cripto-movilizada, unos gestores curiales en entredicho, una opinión interna muy agitada y una atención externa voraz con apetito de más noticias y expectativas de algún escándalo. Todo esto en Italia, el epicentro de la vida de la Iglesia, enclave de sus organismos institucionales, con el Papa como centro y cabeza.

La tesis de conferir al Papa más autoridad dotando a su elección de más base representativa es una engañosa premisa de lo que puede ser un equívoco silogismo que se cierre con la conclusión de que el Papa adquiere su potestad por el consenso o la delegación de los obispos que le votan en un cónclave (o lo que fuera). La especie contiene en germen consecuencias que descompodrían en un instante la naturaleza misma del Papado tal y como se define en el magisterio y la doctrina católica.


¿Es ese el sentir de una minoría bien informada y opinante, o es la tendencia que se descubre/intuye en una mayoría todavía no del todo emergente?

El Pontificado Romano ha vivido durante su historia muchas y variadas vicisitudes, peligrosa unas, favorables otras, unas esclarecedoras y algunas envueltas en la confusión de las coyunturas y circunstacias del momento. ¿Estamos ahora al borde de una de esas encrucijadas de crisis?

Siempre temí el pontificado que siguiera al de JP2º, por lo que podría significar de confirmación, continuísmo o deriva. La elección de Benedicto XVI me pareció providencial, estando la situación como estaba, con los electores y los elegibles que formaron aquel histórico Cónclave.

Pero cada vez temo más el Cónclave que vendrá (Dios quiera que tarde) porque será, más que nunca, un cónclave con extra-cónclave paralelo, cuya conclusión no me atrevo a imaginar.

En el artículo de Tornielli se evidencia una comprensión politizada del Papado, su poder, sus implicaciones, todo impregnado de un espíritu mundano ajeno a la sacralidad eminente y sustancial de quien es por gracia de Dios (no por poder de los hombres) Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia.

Que ese estado de opinión, tan católicamente equivocado, se esté formando, se emita y circule desde Italia, es una preocupante, muy preocupante noticia que sólo en un futuro más o menos inmediato se desvelará con todas sus consecuencias (o con algunas, no menos preocupantes).

Oremus!


+T.

17 comentarios:

Antonius dijo...

Querido páter, fuera de tema disculpe el atrevimiento de pedirle un favor, y es la intención en la Santa Misa por el eterno descanso del alma de Jesús David, un sobrino mío de 16 años de edad, enfermo de fibrosis quística. Ha sufrido mucho pero ha sido un niño y un muchacho extraordinariamente bueno y con una fe inquebrantable en todo momento, verdadero ejemplo y modelo de cristiano. Es de esas veces que se tiene la seguridad de que el alma ha ido directa al cielo y ya está gozando de la visión beatífica. Sus dos hermanas y sus padres tienen una formidable entereza cristiana. No obstante ruego oraciones por su alma y por su familia.

Requiescat in pace.

Te la dedico Jesús David. Si estás en el Cielo, ruega por nosotros.

Pie Jesu de Webber, por Sissel.

Jordi Morrós Ribera dijo...

Interesante la reflexión.

El misterio de la encarnación es realmente difícil de captar en su verdadera extensión y complejidad. Cito la siguiente frase del post:

"todo impregnado de un espíritu mundano ajeno a la sacralidad eminente y sustancial de quien es por gracia de Dios (no por poder de los hombres) Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia."

Pero precisamente nuestro señor Jesucristo se encarnó en este mundo concreto, con sus injusticias, su politización a menudo opresora de los más débiles, sus luchas de intereses mistificando política y religión (y eso en todas las religiones, "of course), "et reliqua" (de todas esas realidades mundanas nuestro señor Jesucristo obtuvo por cierto una experiencia más que cruel en carne propia).

Y nuestra Santa Madre Iglesia ("casta et meretrix") como realidad de este mundo tampoco no se escapa a todo esto, ni antes, ni ahora, ni por los siglos de los siglos.

Esperanza dijo...

No entiendo varias cosas. Por qué un politólogo, que encima se apellida Della Loggia, concluye que “hay ganas de democratización” por el hecho de que en la organización de la Curia o en el gobierno ordinario de la Iglesia el Papa tenga que “tener en cuenta a diversos grupos”. Cualquier católico sabe que la legitimidad y la potestad de cualquiera de los Pontífices que han gobernado la Iglesia, no tiene su origen en el número de sus electores. Lo demás son historias de la logia. De la Loggia politólogo y de la logia masónica.

Fuera de tema, y para divertimento-cabreo de los lectores, dejo un enlace con una charla mística de Mari Cospe a las cofradías de Semana Santa de su tierra. Dice que le gusta mucho la Semana Santa. Debe ser para ponerse la mantilla

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/03/espana/1330781597.html

Hermenegildo dijo...

Yo creo que no hay que darle mayor importancia a lo que diga un politólogo, que ni siquiera es teólogo, italiano.
El catolicismo italiano es amplio y variopinto; en él encontramos exponentes de las más diversas sensibilidades, desde la más tradicional a la más heterodoxa.

Anónimo dijo...

Pater, qué gente tan imaginativa esa de ampliar la base electoral! Qué ganas de complicar y enredar tradiciones de siglos! Cupiditas novitatum?
Lo de las intrigas, las filtraciones y esas cosas parece impresentable en personas que han de brillar-entre otras virtudes- por la modestia, la circunspección y la discrección.
Qué tenga un buen y santo domingo!
ivan

Anónimo dijo...

Adversus Haereses dijo:

Esperanza, me ha leído el pensamiento y lo ha puesto por escrito... como si lo hubiese redactado yo!

Toto corde.

Miles Dei dijo...

De "casta et meretrix" nada, de casta puta de Babilonia mucho (va un abismo eclesiológico para la progresía y un abismo de gracia para la neoconía). Es curioso los maximalismos de la neoconía y la progresía en este mantra tan repetido como falseado.

Aparte, el tema italiano es lógico. Será Pedro Romano el sucesor qui pascet oves in multis tribulationibus. Las antiguas profecías, como se las llamaba, convencerán o no convencerán, gustarán o no gustarán, pero ahí están.

Poniendo los pies en el suelo: han sido los pontífices los que han politizado y mundanizado la elección papal al crear la figura del cardenal, ajena a la Tradición. Ahora es tradición inmemorail (muy humana por cierto) que haya luchas intestinas entre cardenales, programas pontificales a vender y tantas cosas diabólicas que oir de los consistorios, como diría Santa Catalina de Siena.

Pablo Pomar dijo...

Menuda ocurrencia la de esos cardenales, cambiar Bernini por Vanvitelli...

MIGUEL25 dijo...

La tesis de conferir al Papa más autoridad dotando a su elección de más base representativa es una engañosa premisa de lo que puede ser un equívoco silogismo que se cierre con la conclusión de que el Papa adquiere su potestad por el consenso o la delegación de los obispos que le votan en un cónclave (o lo que fuera). La especie contiene en germen consecuencias que descompodrían en un instante la naturaleza misma del Papado tal y como se define en el magisterio y la doctrina católica.

Esta eclesiología nefasta, modernista y neoprotestante, al partir de una Iglesia, antropocéntrica, una sociedad humana, arriana y pelagiana,
pues es lógico; al Papa le vendría su autoridad y "legitimidad" de una "asamblea" de obispos que le votarían y de cuyo voto mayoritario saldría el Papa.

Pues nó, a Pedro y a sus sucesores, les viene su autoridad y legitimidad de Cristo, cabeza invisible de la Iglesia, y la elección del Papa, es un acto infalible, (siempre que el Papa no sea elegido, mediante la traición, el engaño o la fuerza), pues el Espíritu Santo interviene extraordinariamente, iluminando a los cardenales electores.

En este sentido la Escritura es clara:

San Mateo, 16,18-19
18 Y yo te digo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.

19 Yo te dará las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».

San Juan 21,15-17
15 Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos».

16 Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». El le respondió: «Sí, Señor, sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas».

17 Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.


Al Papa lo elige el Espíritu Santo, es elección Divina, no humana, los cardenales electores, son sólo el instrumento de la Gracia del Espíritu Santo:

San Juan, 14,16-17
16 Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes:

17 el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.


La Iglesia nunca podrá ser democrática, nosotros no elegimos a los obispos y sacerdotes, y no responden ante nosotros de su ministerio, es Cristo quien los ha llamando y elegido y ante El, darán cuentas de su ministerio:

San Juan 15,16
16 No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.

Anónimo dijo...

Adversus Haereses pregunta:

Miles Dei, (o P. Tercio, si quiere responder), ¿por qué dice que la figura de "cardenal" es ajena a la Tradición"?

¿Cómo sería lo correcto?

Terzio dijo...

Pues no sé qué decirte, siendo como es tan sumamente tradicional la institución del cardenalato en la Santa Romana Iglesia.

A no ser que el que haya dicho que no es tradicional quiera decir que para ser tradicional tiene que ser del tiempo de Sadoq o que hubiera habido cardenales en el Templo de Jerusalén, o en el Corinto paulino o en la iglesia de Éfeso cuando San Juan pontificaba allí.

Intuyo que es eso, que algunos suponen que 1.000 años es nada y que tradición-tradición sólo la tienen garantizada las instituciones del Achelense y lo documentado en el Musteriense.

O por el estilo.

'

Miles Dei dijo...

Ajena a la Tradición (con mayúscula) O sea: que no es de institución o tradición apostólica.

Sí es, como digo, tradición (en minúscula) O sea: tradición humana y además inmemorial, de antíquisimo arraigo.

El cardenalato tiene su origen remoto en la administración pastoral de las diócesis (no solo la romana) y se remonta al fin de las persecuciones. El poder del cardenalato romano vino por un doble sentido: la preminencia del servicio pastoral al Papa en la ciudad de Roma y el poder que se les otorgó para elegir al Sumo Pontífice erigiéndolos como nobleza de la Iglesia. Curiosamente este poder y su organización "tradicional" se les da durante el siglo de hierro de la Iglesia (en el siglo X)

Y de todo me quedo con la única mujer que ha predicado en un Consistorio al Papa y sus cardenales: santa Catalina de Siena. "Oye cosas diabólicas, hija..." Pasando a contar como se elige a los cardenales por su belleza física y atractivo sensual antes que por sus cualidades y belleza espiritual. Ella también usó de un epíteto de los más fuertes para dirigirse a los cardenales que, como todos sabemos, visten de rojo. Los llamaba "demonios encarnados" cuando no cumplían con sus funciones según Dios.

En fin. Que el poder de Dios es una cosa y el de los hombres, encarnación mediante y salvante y quizás también elevante, pues es otra cosa que hay que saber distinguir.

YORCH dijo...

Según tengo entendido, los cardenales fueron creados durante la Querella de las Investiduras, cuando el emperador alemán Enrique IV, que, recordemos, en la Edad Media, el Sacro Imperio Romano-Germánico pretendía ser la continuación occidental del Imperio Romano, mismo que subsistía en Oriente, pero ya en un proceso de separación de la Iglesia Católica que culminaría en 1054, aducía ejercer la suprema autoridad tanto religiosa como política sobre la Cristiandad y el monarca germano intervenía en las elecciones papales, que hasta entonces se hacían por aclamación del pueblo de Roma, que así elegía a su Obispo, aunque con gran peso de la nobleza de la ciudad, descendiente de los antiguos senadores y de los aristócratas bárbaros germánicos instalados en la ciudad, sin embargo, el monje Hildebrando, luego Papa San Gregorio VII, influyó en sus inmediatos predecesores a fin de crear el colegio cardenalicio, que estaría conformado por aquellos obispos a los que se otorgaría una dignidad especial que implicaría tener derecho al voto en la elección papal, sin por ello dejar su rango episcopal ni que esto significara un escalón más alto en la jerarquía, sino simplemente el derecho al voto. Irónicamente, San Gregorio VII sería el último aclamado Papa por el pueblo, que se dió cuenta de que el monje cistercense tenía un programa claro para independizar a la Iglesia de los abusos e intereses imperiales y restaurar la disciplina eclesiástica, y a la vez, el primero cuya elección vendría a ser confirmada por el voto unánime de los cardenales reunidos por primera ocasión.

MIGUEL25 dijo...

Yo creo que el tema de los cardenales viene de la Tradición (con mayúscula) apostólica.

Ya desde el incio de la Iglesia con los Apóstoles, habia preeminencias entre ellos (obispos) es decir aunque todos eran obispos unos eran de rango superior a otros..

Veamos lo que dice la Escritura:

Gálatas, 2,9
9 Por eso, Santiago, Cefas y Juan –considerados como columnas de la Iglesia– reconociendo el don que me había sido acordado, nos estrecharon la mano a mí y a Bernabé, en señal de comunión, para que nosotros nos encargáramos de los paganos y ellos de los judíos.


Entonces no se les llamaba cardenales, bien es cierto, pero el nombre es lo de menos, lo que sí continuaron en el tiempo estas prerrogativas, y así nacieron los patricarcas y arzobispos y..
más tarde los cardenales.

Bien podríamos decir hoy que los cardenales son la columna de la Iglesia, en el sentido de Santiago Cefas y Juan, es decir un grupo selecto de obispos, llamados príncipes de la Iglesia, con la prerrogativa de elegir al Papa.

Anónimo dijo...

Adversus Haereses dijo:

Gracias por las respuestas, P. Tercio y Miles...

Y una nueva pregunta: ¿en qué libro está ese pasaje que cita, Miles, sobre Sta. Catalina de Siena?

Anónimo dijo...

Asi es, es Espíritu Santo fue ordenando asi a la jeraquía. Que no siempre se use bien es oootra cosa.¿El libro que esta leyendo Miles Dei de Santa Catalina será de un autor protestante?

Miles Dei dijo...

El libro, ignorantes anónimos, son los diálogos de Santa Catalina de Siena. Y el que habla es Cristo puesto por escrito por la autora, luego canonizada y nombrada doctora de la Iglesia. De recomendada lectura para almas neocónicas.

Los cardenales al principio eran todos los clérigos propios de una diócesis, de ahí viene la palabra incardinar. EL tema de obispos más eminentes que otros es el tema de la organización en patriarcados y arzobispados. Luego aparecería el primado.

El intento loable de escapar a las presiones del emperador no hizo sino empeorar la cosa, porque al final los cardenales eran la baza de los distintos reinos temporales para conseguir sus objetivos con todo el poder espiritual de su parte.

De este compromiso temporal en el cardenalato se vio cuenta hasta bien entrado el siglo XX y aún Juan Pablo II tuvo que hacer reformas ordenadas a evitar los abusos de la compraventa de programas papales, cosa aneja al sistema de pocos electores y mucho más peligrosa que la ampliación de la base electoral. La cosa aunque muy mermada no va sino igual que siempre y las luchas entre cardenales en un mundo de comunicación global es algo que la Iglesia no se puede permitir por aquello que representa.