Hace un par de semanas trajeron a Sevilla una cruz y un icono que circulan en una especie de tournée para ambientar la JMJ. En una tierra de artísticas cruces y admirable imaginería, extrañaron esos dos elementos de culto, tan simples: La cruz era dos tablones lisos barnizados con una plaquita de bronce con una leyenda, y el icono una copia regularcilla de la Salus Populi Romani. Pero como eran 'imágenes oficiales' se les preparó una adecuada recepción y circulación, oficiales también.
En España, desde el curso pasado, el lema pastoral general es JMJ-JMJ-JMJ, y casi nada más. Las Jmjs son un invento juanpablista típico-tópico, que se inspira en concentraciones juveniles no-religiosas (conciertos de pop y rock) para causar un impacto espiritual en las juventudes católicas (sin despreciar la asistencia de otras posibles juventudes concurrentes; 'abiertos', como se dice ahora) con el atractivo principal de la presencia del Papa, el verdadero movilizador.
En alguno de estos articuletes del blog recuerdo haber escrito que la Jmj ha sido una de las herencias juanpablistas endosadas a Benedicto XVI, que ha tenido que apechar con ellas, velis nolis. A mí me parece - tengo esa impresión - que al Papa actual no le van nada este tipo de actos, pero es lo que hay y con esos bueyes hay que arar, como se suele decir. Aunque yo digo (yo sé) que lo que se quiere cambiar se cambia: ¡Cosas mayores se han cambiado!
En sí mismas, las Jmjs son un cambio de estilo notable (muy notable) en la manera de relacionarse el Papa con la juventud. Antes, el Papa se veía con los fieles católicos, sin muchas diferenciaciones. En cuanto los transportes agilizaron y facilitaron los viajes a Roma, ya en tiempos de Pio XII era común que el Papa recibiera a grupos más determinados. Con Juan Pablo II lo excepcional se hizo corriente, y desde el principio de su pontificado se fue imponiendo cierto estilo quasi confraternizador: El Papa se salía del discurso escrito, improvisaba, bromeaba ligeramente, se reía con todos y como todos. Esas y todas las demás escenas que fueron la estampa nuestra de cada día, mucha gente, muchas palabras, muchas fotos, mucho entusiasmo. Y mañana más. Y pasado mañana, también. Y para el mes que viene dos veces más. Y así. A Juanpablo IIº lo quería todo el mundo, con musiquilla ambiental de estadio (¡¡¡oé-oé-oé-oéeee!!!).
A la liturgia, ya bastante y alarmantemente deformada, alterada y degradada por los mil abusos del post-concilio, se le fueron añadiendo, además, ciertos elementos ocasionales, circunstanciales, anecdóticos. Teníase entonces la impresión de que se confundían audiencias pontificias con liturgias papales. Exceptuando (y no del todo) las celebraciones más solemnes en la Basílica de San Pedro, en otros sitios el altar del Papa se convertia en una especie de Sala Nervi, donde quasi tutto se admitía. El entorno litúrgico del Papa empezó a enrarecerse, in crescendo.
Todo ese estilo de las liturgias juanpablistas, pese al cambio notable y la relativa restauración promovida por Benedicto XVI, se ha perpetuado en dos especiales 'marcos': Las celebraciones con ocasión de los viajes apostólicos, y las Jmjs.
La recepción en Sevilla de la cruz y el icono de las Jmjs han significado también un adelanto de las formas que se verán (expresión espiritual y estilo litúrgico) en la JMJ de Madrid. A mí lo que más me ha chocado han sido los globos, esos globos azules que se pasearon por las calles y luego entraron en los solemnes espacios catedralicios del la Metropolitana Hispalense para quedar flotando etéreamente sobre la tarima del altar de plata, flanqueando al Sr. Arzobispo y a los curas sevillanos que se asistieron al acto. Quasi una alegoría de lo que hay y lo que habrá, diría yo. Los globos de gas dominando el escenario.
También danzaron unas melífluas danzarinas en camisón de dormir; y hubo guitarritas y paseo con canciones para la traslación de la cruz y el icono a algunas parroquias y conventos. Lo de los conventos es preocupante porque la ingenuidad de las buenas monjitas puede derivar facilmente en la adopción de las formas que ven (que les llevan). Y como son cosas oficiales. Y como lo manda el arzobispo. Y como es por el Papa. Y como el Papa va estar...
Total, que es de temer (me temo yo) que el dia menos pensado pongan globos de gas en los altares, u organicen un viacrucis con globos, o adornen con globitos el Monumento del Jueves Santo.
Digo globos queriendo decir, por inclusión, todo lo demás.
p.s. De todas formas, hubo algún lapsus en el que las tendencias sevillanas se impusieron y marcaron una nota de mejor gusto, como la tarde del Viernes que tocó hacer el Viacrucis a la Cruz del Campo, que por la molesta lluvia se redujo al tramo entre la Casa de Pilatos (el palacio sevillano de los Duques de Medinaceli) y la vecina parroquia de San Esteban.
Aquí más fotos (muchas fotos).
+T.
8 comentarios:
Esta imagen de los globos es chocante, a leguas se nota que no va, la arquitectura te dice que no es para eso, menos las niñitas de blanco. Pero bueno "paciencia" el juanpablismo va para largo. Pero lo que más me preocupa es el poco "sentido común" de nuestros Obispos, yo soy Sacerdote y me alteeeeeera.
BRRRR! Cuando mencionó las chinches guitarritas y la música gacha en misa, un escalofrío me recorrió el espinazo. Cuántas torturas tuve que padecer y por cuántos años!! Pido a mi Dios que me lo tome en cuenta, como penitencia.
"Pueblo globero y bicicletero", decían en mi Méjico cuando alguien llegaba a un pueblito rascuache y de mala muerte. Todos corrían a ver los coloridos globos de gas, que eran la gran sensación. Y ver una bicicleta era como ver un jumbo jet.
Ya se ve, querido páter, que nuestra jerarquía tiende al "kitsch". Y gente tan culta como los austríacos representados por el inefable progresaurio cardenal Schoenborn, se solazan en el globerío, las luces estroboscópicas y el metal pesado, a falta de algo más sólido ( espiritualidad ).
Y ahora tendrán el festival cívico -neopagano de las jmj, el Woodstock católico, en la madre patria. Sólo espero que no pongan expendedoras de preservativos, por aquello de la bula de los chaperos reciente. De veras creerán los organizadores, que los muchachos obtendrán beneficios espirituales en estas ferias? Y vocaciones sacerdotales? Las misas de estadio siempre me han horrorizado, si seguir una misa novusordo en una iglesia pequeña cuesta trabajo, cuantimaás en un estadio. Y allá se ven, los padres y los ministros dizque extraordinarios agarrando el Corpus Christi a puños sin ningún recato, repartiendo como si nada la Sagrada Forma. Saludos y sea con Dios, Dom Terzio.
Será esto la primavera?
Pues a mí no me parece mal que la Iglesia use las formas de comunicación de masas propias de cada época, macroeventos incluidos. Los judíos no hacían procesiones con imágenes. Los romanos hacían procesiones con imágenes de sus dioses. Los cristianos cambiaron los dioses romanos por sus santos, y listos. Por supuesto, hubo tradicionalistas que se opusieron a las procesiones con imágenes, y un conflicto considerable en Bizancio sobre el tema. Ahora a los tradicionalistas les gustan las procesiones clásicas pero no los festivales juveniles. Todo es cosa de deprecar en cada momento las funestas novedades. Nihil novum sub sole.
A tí no te parece mal porque estás infectado por el virus vaticanosegundista-modernista de la contemporización adaptacionista, una de tantas tendencias (talante, dicen otros) emanadas de aquel confuso acontecimiento. Según la lógica de lo que expones, estaríamos obligados a adoptar el american way of life cuando los USA marcaban la pauta al mundo; y ahora que emergen los chinos la Iglesia debería 'adaptarse' y sacar en procesión a Confucio y Lao-Tse.
Apuesto que esas ideas te las han enseñado en alguna academia de estudios eclesiásticos, o te las ha expuesto tu párroco en algún cursillo de de-formación des-católica. Y así nos va, cada día más descompuestos y contaminados (y con globos de gas, para ambientar).
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Parece una fiesta de cumpleaños con globos y bailarinas, ¡qué cosa más inapropiada! Por estas tierras, la pastoral diocesana zumba para este evento. Aquí viene en mayo, en concreto a mi entorno el día 15. ¿Has visto por tv el anuncio del Corte Inglés "Ya es primavera"? aparece en el anuncio, abajo, el logotipo JMJ 2011. Es decir que el Corte Inglés patrocina y da pasta a la JMJ que tendremos este verano en Madrid.
Este fin de semana pasado, tuvimos la Cruz en Cádiz. Hubo actos en los que había más personas mayores que jóvenes.
Si se trata de evangelizar y mover a la gente a la piedad, no entiendo semejante proliferación de conciertos de música pop, más o menos comprometida.
Yo sustituiría la movida de la JMJ por misiones populares como las de antaño, con muchas predicaciones, ejercicios piadosos y confesiones.
Desde pequeño soy muy aficionado a los chicles, mis padres me lo permitieron a condición de no hablar con el chicle en la boca ni entrar con él en ninguna Iglesia. En cierta ocasión que entré a Misa se me olvidó tirarlo y cuando mi padre lo notó me dió un pescozón en la boca y me ordenó tragármelo. Aprendí tan bien la lección que ahora al aproximarme a una Iglesia, aunque no vaya a entrar, me trago el chicle de inmediato.
Mi pregunta es, cuando mi hija me pida llevar globos o juguetes a la Iglesia ¿le hablo del respeto al Santísimo y de la alegría interna de ser cristiano o admito su petición en aras de las muestras externas de alegría y felicidad?
Gracia y un saludo.
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