domingo, 14 de febrero de 2010

Hablar de amor por San Valentín



Un amor cumplido es un amor terminado. Los amores que perduran son quereres insatisfechos, ansiosos, nunca alcanzados, vivos pero en agonía incesante, nunca colmados. Y siempre temerosos. Quien diga que los celos no son amor verdadero, nunca ha estado enamorado de verdad.

Como es San Valentín, pega hablar de amor. El otro día me dijeron que era un "cursi". Lo que soy es un romántico, de levita y capa, pelo a lo Liszt, letra de pata de araña y telón con candilejas por delante y el escenario detrás, que no se ve, con paisaje nocturno, media luna y nubarrón sobre castillo enriscado. Y estrellas.

Mis amigos que se han casado tienen el amor menos romántico que yo. También es cierto que lo tienen más realizado, lo gozan más en efectivo. Pero el mio es una reserva de solera, añejada y enriquecida con velo de exquisita flor, etéreo aroma apenas destapado. Eso es lo que digo yo. Y me dicen que cuento, que es cuento y romance al viento. Yo también lo digo.

Con un suspiro se van
vueltos aire sangre y vida;
lo que dentro me latía
en un suspiro se va...
...Y queda en mi corazón,
viva la perenne herida
que es el eje de mi vida,
doliente siempre de amor
(mi suspiro es mitad viento,
la otra mitad oración).


Hace poco casi escandalicé en una conversación a tres bandas (dos cuñados, dos hermanas (sus mujeres) y yo) cuando comenté que me gustaba especialmente la peli de Scorsese "La edad de la inocencia". La novela de Edith Wharton también, cuando la leí hará casi veinte años, y que no he vuelto a releer; pero la peli sí la re-veo, bastante. Es deliberadamente refinada, con un doblaje en español excelente, especialmente la voz en off de la narradora, digna de oscar si dieran oscar a las voces en off.

La banda sonora de Elmer Bernstein es insuperable en su género, una pieza clásica, como el engaste en cine de una joya del mejor romanticismo musical. Me gusta, sobre todo, el vals.

También me gustan Las Penas del Joven Werther. Y Schubert. Y Tchaikovsky. Y Brahms.

Por todo esto me gusta muy poco que se celebre como se celebra San Valentín.





Una vez le dije a un amigo que aquella pachanga rockera que estaba escuchando mal cantada por una cuadrilla de drogatas, era una preciosa canción de fines del XVIII, que hizo furor poco antes de la Revolución, de Martini, que es famoso por sólo esa canción de amor. Me respondió que no dijera tonterías. Cuando le puse una grabación de la canción original, para que comparara, no la reconoció. Y a mí me dio tristeza que no la supiera oir.

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16 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Así que todavía quedan románticos?
¿No todo está perdido!

Capuchino de Silos dijo...

Excelente el post de hoy incluído el poema que me ha parecido delicioso.
Tendré que volver para ver el vídeo que no me ha dado tiempo.
Me he enamorado de su reloj y he puesto uno igual pero no me funciona el péndulo. Las campanadas me alucinan. ¡Qué bonito!
Un saludo

Terzio dijo...

Anónimo (vergonzante?):

"No es oro todo lo que reluce,
ni toda la gente errante anda perdida;
a las raíces profundas no llega la escarcha,
el viejo vigoroso no se marchita.

De las cenizas subirá un fuego,
y una luz asomará en las sombras; el descoronado será de nuevo rey,
forjarán otra vez la espada rota."


(Bilbo Bolsón en Rivendel, versos-profecía sobre el Rey).

Y Capuchino, please: En este blog no se permiten enamoramientos, tampoco de relojes pendulares. Ni siquiera por San Valentín.

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Capuchino de Silos dijo...

¿Elmer Bernstein es hermano de Leonard Bernstein?
La banda es muy buena y la música mejor.
Si le gusta Shubert busque "La fantasía del caminante" pieza para piano. El más bello romanticismo musical.
A mí que el pobre de San Valetín no me gusta. Me gustan las campanadas del péndulo aunque estén desafinadas y las horas en tono menor. Tienen su gracia.

Capuchino de Silos dijo...

¡Ah! Se me olvidaba lo más importante.
Acuérdese en sus oraciones de un sobrino mío que se ha ordenado sacerdote este año pasado.
Muchas gracias.

azahar dijo...

El amor no es práctico, es sensible y sometido a continua superación. Para que no quede terminado. Si está cumplido, es verdad, ha llegado a su fin. Deben existir ciertas inseguridades pues si no, se corre el riesgo de incurrir en la desidia e indiferencia.

Comparto contigo la delicia de la película que mencionas. Un lenguaje corporal, de gestos y miradas, a paso lento para mayor deleite del espectador, un anhelo que no acaba.

Y en la música se puede sentir el romanticismo y se puede representar. Cuando has estado haciendo danza clásica durante muchos años puedes sentir cada nota musical, cada sentimiento que traslada el autor de la composición. Y lo haces tuyo.

Marga Fuentes dijo...

"Plaisir d'amour" es una belleza. No había escuchado esta versión tan bonita en alemán.
Me ha gustado pasar por aquí de visita.
Un saludo,

Anónimo dijo...

La narradora en el doblaje es Nuria Espert

Terzio dijo...

Sí, nada es perfecto. Menos mal que es sólo voz.

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Anónimo dijo...

Ví la película hace mucho, en el cine, y por una parte me dio rabia, porque el director es el mismo de una película blasfema, cuyo nombre ahora se me escapa, y por otra parte, porque me pareció, en aquel entonces, una apología del adulterio. Más allá de los méritos de la descripción de la época, recuerdo una escena en que el viento vuela todos los sombreros, muy lograda. Se ve que era muy puritana, o no sé...

Terzio dijo...

Anónima Puritana:

Yo tampoco sé qué tienes. Pero te diría que no leas la Biblia porque si lees, por ejemplo, lo de David con Betsabé y el crímen pasional del inocente Urías, te va a dar un soponcio, o dos.

Yo te explicaría que la peli no es una "apología del adulterio", pero es que me parece que no, que no te iba a convencer, impresionable puritana anónima.

De mi parte, un paragüazo.

p.s. No te mando un besito no sea que también lo consideres un adulterio virtual, o algo por el estilo.

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Anónimo dijo...

La película es deliciosa, no la había visto antes, pero es un pelín inmoral.

Juvenal

Terzio dijo...

Oh, Juvenal! Eso es como cuando decían que Pequeñeces, del p. Coloma, era inmoral. Pues idem de lo mismo.

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Anónimo dijo...

Don Terzio, ud. va soltando perlas por ahí, y ésta me temo que no podré recogerla, la obra de Coloma me pilla a trasmano, y no tengo tiempo para leer Pequeñeces.

Y déjese de la fantasía del camiante que recomienda Capuchino, lo mejor de Schubert, et incarnatus est.

Juvenal

AMDG dijo...

Acabo de ver la pelicula, que tendré que re-ver para enterarme de todos los detalles, que los tiene. A lo mejor, algún día, te diré con quien la vi. Y si no... Nil inultrum remanebit.

No es inmoral, muestra inmoralidad, pero no inmoralidad de entrepierna sino la hipocresía social. Que bien pensado tampoco es inmoralidad, porque la moralidad es lo referido a los mores, los usos y costumbres que aseguran la cohesión social. Y esa hipocresía lo hacía a la perfección.

Terzio dijo...

La peli comienza con el Fausto de Gounod, Margarita reticente pero dando pábulo al seductor Faustus, bajo esa clave - otra entre algunas más - habría
que ver la peli.

Por cierto, la abuela Mingott es mi prefe junto con el matrimonio Van der Luyden.

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