Después del idolillo por el eutanasiofilm, se adivinaban empresas mayores. Y hete aquí que el energumenísimo se atreve - ¡oh castillos en el aire! - con la Alejandría tardo-helenística y el rifirrafe del siglo IV-V alejandrino, el muy mentecato.
Cuando existe cierto gusto por la Historia, tanto el dilettante tanto como el docto perito saben que hay ciertos momentos fascinantes que mejor no "meterse". Son como esplendidas batallas, que hay que mirarlas desde lejos, sin adentrarse en particulares y follajes que impiden perspectivas. Además, la espesura es tal y tan liada está la madeja, que hay que mantenerse cauto para no caer preso en el enredo.
Alejandría fue una fascinación desde su fundación por Alejandro. Los cristianos le debemos una obra "providencial", la Biblia de los LXX, un hito que iría abriendo caminos al Evangelio, un par de siglos antes de Cristo. También fue Alejandría una de las sedes patriarcales de la Iglesia Antigua, la más importante de Oriente junto con Antioquía, muy distinta una de la otra, quizá con una ventaja intelectual de la culta Alejandría, donde florece la primera "filosofía cristiana", la proto-catequética, y la más exquisita exegética. Con Panteno, Clemente y Orígenes, ningún otro centro le disputa su privilegiado lugar en la historia del Pensamiento Cristiano antiguo.
Desde San Atanasio y la crisis arriana, los alejandrinos tuvieron una perspicacia especial para poner el dedo en la llaga de las controversias cristológicas. Alguna vez me he preguntado qué hubiera pasado sin la intervención de los agudos alejandrinos, inteligentes, tenaces, batalladores. Una vez, exponiendo un trabajo monográfico sobre San Cirilo de Alejandría y la controversia nestoriano-monofisita entre los Concilios de Éfeso y Calcedonia (431-451), un preguntón insolente, por cortarme el hilo filo-cirilista, me interrupió y me preguntó que qué opinaba sobre lo de Hepática. Yo aguanté la risa floja como pude y le dije que no sabía que San Cirilo hubiera padecido del hígado, que yo, más bien, me lo figuraba hipertenso.
El cretino interruptor cuando preguntó por "Hepática" se refería a Hypatia. Hypatia es, a estas alturas, un quasi-mito del neo-paganismo, de esos que se sacan para acusar a los cristianos. No llega al grado de "popularidad" de otros mitos contra-cristianos, pero la peli esa del petardete oscarizado lo va a re-suscitar.
De la Hypatia (no "Hepática") histórica hay dos "memorias". La paganizante contra-cristiana recuerda su cultísima intelectualidad, rara en una mujer, más rara todavía en la voluptuosa atmósfera de Alejandría, que todavía en el siglo IV-V era mucha Alejandría con apogeo de salones y burdeles. La segunda memoria es la que ha pervivido entre los originales, los cristianos alejandrinos que existen en la actualidad. Los monjes cristianos coptos de Alejandría recuerdan a una Hypatia medio bruja, encantadora de sortilegios y entregada a cultos horrendos.
De algunos testimonios de autores eclesiásticos contemporáneos, alguno de ellos que la conocieron y trataron personalmente, se sacan conclusiones más ecuánimes: Una docta y bien relacionada dama, encantadora y buena instructora, filósofa "neoplatónica" (siendo el neoplatonismo un laberinto de notable complejidad y variedad), más bien "ecléctica", con un poco de todo y de todos. Y firme hasta el final en su paganidad filosofada. Una sugestiva figura del crepúsculo del mundo clásico del tardo-helenismo.
La Iglesia del Patriarcado de Alejandría, en aquel periodo de plena decadencia imperial, fue un poder emergente que iba asumiendo los vacíos de las magistraturas romanas. Mucho más conectado con el pueblo que los administradores y militares delegados de Constantinopla, el Patriarca de Alejandría se yergue como el principal personaje de aquella sociedad en cambio acelerado por las circunstancias, que iban descomponiendo implacablemente el Imperio. En medio siglo, las distancias políticas se tradujeron también en polémicas doctrinales, una auténtica "pasión" que inflamó todo el Oriente Cristiano durante todo el siglo IV. Si a costa de las controversias se esclarecieron los dogmas y el Credo, la secuencia de los acontecimientos fue casi un adelanto del cisma entre Roma y Constantinopla, varios siglos más tarde. En el siglo V, la separación de Alejandría y Egipto de la comunión con la sede Constantinopolitana era un hecho consumado jalonado concilio a concilio, así como la secesión política respecto al Imperio y su capital.
La fuerza de aquella cristiandad arrambló los estragados y decadentes restos del paganismo, con Hypatia como una de sus víctimas, eso que hoy llamarían "efectos colaterales". La culta pagana Hipatya pereció durante un tumulto entre alejandrinos, unos partidarios del patriarca y otros adeptos del gobernador imperial. Sorprendida por una turba desenfrenada cuando iba en su carroza, fue arrollada en una de las vías de la ciudad; los detalles de crueldad que algunos cuentan son, muy probablemente, legendarios y re-imaginados por la historiografía moderna.
Su memoria apenas sobrevive a las tremendas convulsiones sociales, políticas y religiosas que cambiaron las estructuras de la provincia imperial en dos siglos. A la llegada del Islam, todo resto fué barrido, y la memoria de la célebre Hypatia se regenera sólo a partir del siglo XIX, en círculos neo-paganos, con una evidente intencionalidad anti-cristiana. No contra la Iglesia Alejandrina, sino contra la Iglesia Católica, heredera de todos los pecados de todos los tiempos, ya se sabe.
Cuando la peliculeta del peliculero mimado por la ztapería de la cultura de ministerio subvencionante de talantes-talentos vuelve a sacar a Hypatia de las nieblas de la historia, lo hace también con esta malévola intención. Además, la Hypatia de la películeta será fantástica, sexual, promíscua, insinuante, liberacionista, feminista...etc. Un prototipo de la hembra talantera post-moderna ad usum, ni más ni menos que una chica post-moderna salida de los planes de diseño de un "ministerio de igualdad".
En el colmo de la manipulación de hechos y personajes, en aquella Alejandría de contiendas y convulsiones sociales y religiosas, los enemigos del Patriarca le echaron el muerto de Hypatia al formidable Cirilo de Alejandría, como si el Santo no tuviera más cosas que hacer. El clímax de la propaganda contra-cristiana llegó cuando algunos obtusos levantaron la demencial conjetura de que el culto a Santa Catalina de Alejandría devenía de una corrupción de la memoria de la filósofa Hypatia, que se confundió con el de una supuesta Catherina, Virgen y Mártir. Y es que cuando los enemigos pervierten, se atreven hasta con lo más santo (y nunca escarmentamos).
El Cristianismo del siglo IV-V en Egipto, el mejor, se había retirado al desierto. Es el Cristianismo que ha sobrevivido a todas las vicisitudes de la violenta y azarosa historia de las comunidades cristianas en Egipto. Hoy, en medio de una hostilidad tapada por las autoridades egipcias, los cristianos coptos son más de 25 millones de fieles repartidos entre la región del Delta y el interior de la Tebaida. Una cristiandad próspera que reúne a los verdaderos e históricos "egipcios" entre una población mayoritaria de religión y costumbres islámicas.
A ellos no llegará el relanzamiento de su antigua paisana la filósofa Hypatia como neo-pagana de película y figurón. Será el decadente Occidente el que decaiga un escalón más viendo la peli de Hypatia mientras se enerva con pruritos anti-cristianos comiendo palomitas y bebiendo coca-cola.
Cincuenta millones de '€ ha costado la peli (lea el que quiera la vomitosa laudatoria del abc (no quiero ni imaginar lo que canten los correligionarios de medios declaradamente afines)). Si publicaran las recaudaciones en taquilla, se sacarían vergonzosas cuentas de lo que cuesta mantener la "cultura" del régimen, en este caso haciendo su "memoria histórica" de la antigüedad.
Unas notas:
1ª) La Hypatia histórica muere con más de 60 años, que en aquella época era una más que provecta edad; digo esto porque la filósofa de la peli es una moza de proporciones de pasarela, para más confusión de los espectadores.
2ª) La peli - a pesar de las gacetillas concertadas con los gacetilleros - dicen que es un confuso tostón que aburre al manso. En Cannes ha pasado sin pena ni gloria, con la sala de estreno casi vacía.
3ª) No creo que vaya a verla, pero recomendaré que se compre en el top-manta en cuanto la copien (es que eso del top-mata jode mucho a los de la SGAE ylos paniaguados culturales del sistema, y yo contribuyo al derrumbe en cuanto puedo, por razones de evidente moralidad militante que no necesito explicar).
4ª) Y perdón por la histriónica Hypatia, melodramática e impúdica de la ilustración, pero es que es una versión decimonónica "avant la lettre"de la peli del mamarrachete que seguramente - y apostaría si yo apostara, que no apuesto - le ha influído directamente al mamarrachoso peliculachero. Además declaro, ya de paso, que soy soy adicto a Alma Tadema, Pre-Rafaelistas, Bouguereau, neoclásicos y géneros historicistas por el estilo. Yes. Y como la escena es inventada y no existió una Hypatia así de indecente, todo es una licencia ilustrativa, mero fantasma, como una esencia neoplátonica del nous hyper-etérico, no sé si me explico.
Pues eso.
&.
10 comentarios:
"los cristianos coptos son más de 45 millones de fieles repartidos entre la región del Delta y el interior de la Tebaida."
Solamente hay 15.4 millones de adherentes coptos, de los cuales 11 millones estan en Egipto bajo el pope Shenouda III. Despues hay entre 350mil-400mil por el resto de Africa.Los cuatro millones restantes estan repartidos por toda la diaspora.
Por lo poco que se de la pelicula, tiene una pinta de toston, de mil diablos.
Excelente, como siempre.
Grande Terzio! Me hizo reir muchísimo la nota 3).
Respetos.
Natalio
¿Es verdad que a San Cirilo lo sacaron a hombros del Concilio cual Curro Romero de la Maestranza?
¿O son habladurías?
San Cirilo presidió Éfeso y se impuso contundentemente con toda la ortodoxia de su parte. Desde el aula conciliar, en la Basílica de Santa María (todavía hoy son unas ruínas impresionantes), lo sacaron entre aclamaciones, y los monjes y los fieles de Éfeso improvisaron una procesión con antorchas encendidas, aclamando a la Theotokos: "Salve Madre Santa, Virgen Madre Dios, tesoro venerable del mundo, salve tú que en tu seno llevaste al Infinito" Son palabras del discurso de San Cirilo. Pero la contundencia de sus anatematismos dejó abierta la siguiente polémica, porque la "mía fýsis"/"única naturaleza" que quería decir "única persona" en realidad, se malentendió por Eutiques, y desembocó en la 1ª crisis monofisita y el Concilio de Calcedonia (con el "Latrocinio de Éfeso" por medio). El sucesor de San Cirilo en la sede de Alejandría, Dióscoro, armó una tremenda, y hasta hubo un quasi-mártir, el obispo Flaviano de Constantinopla, molido a palos por los eutiquianos. El tomo a Flaviano de San León Magno clarificó la doctrina, pero el cisma de los monofisitas ya estaba en marcha, con toda una polémica que todavía daba guerra en tiempos de Justiniano (la "cuestión de los tres capítulos", la controversia origenista, y la crisis monoteleta). Y en esto llegaron los árabes... y chimpúm: Se baja el telón y cambio estrepitoso de escena.
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Grande.
Breve.
Stop.
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Un "anónimo" ha escrito un comentario; repito de vez en cuando que no me gustan los anónimos, pero este es bastante interesante, y lo publioc. Dice, en sustancia, esto:
La islamización de Egipto tuvo lugar de forma muy tardía (precisamente por la fuerza del patriarcado copto) y la presencia de árabes peninsulares en Egipto fue extremadamente minoritaria ya desde el comienzo de la conquista de Amr ibn al-As y el establecimiento de los primeros campamentos o "amsar" (de donde se deriva en árabe el nombre del país, Misr). Aunque desconocemos el ritmo de conversiones en fecha temprana ya que no tenemos más fuentes que los cronicones e historias como la de al-Tabari, sí sabemos que la inmensa mayoría de conversos al islam (el proceso de conversión se aceleró, tanto en Egipto como en Tierra Santa, con la llegada de los cruzados) son "baladiyún", gentes originarias del país que nada tenían que ver con los árabes peninsulares.
Mire que la peliculeta suspende en historia, don Terzio, pero no cabe exagerar '
Un profeso (verdaderamente enfadado) me reprochó el otro día ser un alejandrino de los que habla Nietzsche.
No tengo ni idea de que seré siendo uno de eso alejandrinos de esos de los habla Nietzsche pero admito que experimenté cierto placer al verle de los nervios.
¿Un "profeso"? ¿De qué orden, congregación y/o monasterio?
Como no leo al tal (Nietzsche) no sé de qué alejandrinos habla. Pero, por ejemplo, un verso alejandrino ha sido siempre muy culto, muy fino.
p.s. Obvio decir que el comentario me ha...no sé cómo decirlo, ya te imaginas.
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