lunes, 26 de enero de 2009

Pornográfico

Conque el que sea pacato y timorato que no lea más, porque va de eso, de pornografía pura y dura. Resulta que una de las indecentes agentes de la política de la piara en la caciquera Andalucía (n.b. Ser "caciquera" no es bueno, pero peor es ser lo mismo en otra parte con peores agentes políticos, verbigracia si estos son nacionalistas degenerados o filo-terroristas infra-criminales); pues resulta que una colocada (no digo enchufada porque como el tema va de pornografía se puede pensar en enchufes de otra clase etc.); una de esas , decía, ha salido diciendo que en Andalucía han subido una barbaridad los casos (controlados) de ets.

Ets es un eufemismo críptico para decir por no querer decir "enfermedades de transmisión sexual" (que es otro eufemismo). Es decir, enfermedades vergonzosas-vergonzantes de esas que se pillan en casa de lenocinio y/o por hacer guarrerías que no se deben con quien no se debiera.

Con menos de diez años, yo tenía un concepto curiosísimo (nunca mejor dicho) de esas afecciones: Descubrí un librote de mi abuelo (médico generalista estupendo y médico forense también) con unas tremendas ilustraciones (con detalle). No diré más, que no es sitio. Un horror. Pues han vuelto tan crudas y duras como en el librote aquel (aleman, me parece que era).

La enchufada (perdón) institucional competente, dice con todo el desparpajo que le son propios a tales enchufadas (oh! perdón, perdón, perdón...) que esas estadísticas de afecciones guaerreantes-vergonzantes al alza son (risum teneatis) porque no se usan condones. Tiene co**nes (aunque no los tenga la susodicha ench***da (que no es tan evidente, dada la situación y los recursos habilitados, uds. me entienden, supongo)).

Eso de echarle la culpa al desuso de condones es como si Obama (o una de las suyas) explicara que en los EEUU hay tantos muertos por disparo de armas porque la gente no usa chalecos antibalas. O como si una rata comunista de la URSS hubiera dicho que los afectados de Chernobil eran tantos por imprudencia de la gente que no usaba ropa anti-nuclear. Si me explico.

Pues esa es la explicación oficial. No que se putee más con todo quisque-a que ande suelto por ahí, sino que no funciona la "profilaxis".

Ya.

No se si he contado alguna vez que el único cambio que yo note cuando la "transición" fue la pornografía: Llegaron las pelis pornos, las revis pornos, las teles pornos. Todo se tiñó de porno (la política ya lo estaba (ab origine quasi, pienso yo)).

Y pienso (salvo alguna indecencia más que añadir) lo mismo: Lo único notable que trajo la democracia fue la pornografía (más pornografía) y otras cuantas perrerías más (y aun peores).

In crescendo, como se ve.

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Un compendio clásico?



Las Etimologías de San Isidoro son a la filosfía clásica lo que esta ventana románica a sus referentes clásicos.

Sin que la sirena de dos colas y los acantos del capitel tengan nada que envidiarle a otros modelos de más lograda "formalidad". Y lo mismo sobre el texto, por comparación.

Valen por sí y son.

p.s. C'é un píccolo omaggio.

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sábado, 24 de enero de 2009

Deo gratias!

Ya es oficial:
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Y me alegro.

Muy sabia, discreta y ponderadamente, el decreto de la Congregación de Obispos no nombra siquiera al difunto Mons. Lefèbvre principal autor del episodio incurso en la excomunión. Sin embargo, al decir expresamente que "...dichiaro privo di effetti giuridici, a partire dall'odierna data, il Decreto a quel tempo emanato", parece que comprende en él al susodicho Arzobispo Lefèbvre, puesto que el mismo estaba entre los penados por aquel decreto de excomunión, aunque ahora no se le cite.

Alguna vez he comentado que veía dificil la reconciliación de los lefebvristas si se acostumbraban (y ha sido un peligro real) a vivir y gestionarse independientes, al margen de la Iglesia Católica, con todas sus consecuencias. No sería la primera disensión intra-eclesial que termina de facto en cisma, con "jerarquía" separada y autónoma de Roma.

Pero también reflexionaba que sería una extraña y del todo incongruente y anómala contradicción: Clamar por la integridad tradicional de Roma y la Catolicidad y separarse/alejarse manifiestamente de ella. Un absurdo insostenible. Con el añadido de la dura y extrema pena de la excomunión pesando sobre los Obispos de la FSSPX, que ellos habrán sentido de forma especialmente aguda, por mor de lo mismo y su consecuente lógica.

Debe entenderse bien que el ecumenismo ad extra obliga a este primordial ecumenismo ad intra, más necesario. Si todo responde a ciertos "pasos" pautados y bien estudiados (el 1º el motu proprio de restauración de la Misa, el 2º este del levantameinto de las excomuniones) lo siguiente sería la incorporación de la FSSPX y sus fieles a la Iglesia, con una "inserción/acomodación" canónica "suficiente" (prelatura nullius?...???). Conque a esperar (sin dejar de rezar).

Ad bonum Ecclesiae!

+T.

jueves, 22 de enero de 2009

Inquietantes síntomas

Me resultan penosas algunas evidencias, rastros, que voy recogiendo por aquí y por allí. Algunas me afectan bastante, tanto como rompen conceptos amables que de pronto se me hacen añicos, ingenuo yo que me los hice.
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Por ejemplo, un dia me quedé patidifuso cuando un chaval de pueblo, de padre y madre de pueblo, criado en pueblo, monaguillo en su pueblo, y con todos sus estudios (medios) en el pueblo, la primera vez que salió al extranjero y fue a París se trajo una sola impresión fascinante de la cité des lumières: Haber estado en la tumba de un rockero que murió drogado, estragado y calamitoso, el infeliz.


No diré el nombre del difunto (q.e.p.d.), que no me gustan esos estafermos del rock ni de lejos. Diré el del cementerio, el del Père-Lachaise, nada más y nada menos, el camposanto romántico por antonomasia, ese que tiene una colección de muertos de primérisima, desde Abelardo y Eloísa (que no sé yo si es buena idea tenerlos juntos post-mortem) hasta Proust y la Callas, pasando por Molière y el mismísimo Cyrano de Bergerac. Y también Oscar Wilde, que bastaría para animar él solito cualquier cementerio. Pero el zagal aquel lo que buscaba con expectación ansiosa era la lápida del rockero drogadicto. Se retrató delante, para constancia gráfico-documental, y de vuelta al pueblo hizo copias de la foto, que dedicó y repartió entre sus amistades, todos-as de pueblo, de su mismo pueblo. Sic.



Mi pueblo era un paraíso de viejas con moño apretado, con horquillas y un par de peinecillos bién sujetos, y velo y mantón y rosario y libro de misa. Mesa de camilla y alhucema. Y un buen rosario con cabezaditas y responso por muchos difuntos queridos y recordados. Mulas por la calle y una recua de borricos con los cencerros sonando. Aun sueño despertarme por las mañanas oyendo el martilleo del herrador en el el yunque. Mi pueblo como fue con gentes como las que eran. No sabían que había en París un camposanto célebre, pero se conocían, lápida a lápida, el cementerio del pueblo.


Tengo un amigo, de mi pueblo, que me hace la gracia de llevarme al cementerio, de vez en cuando, y de ponerme al dia, porque como no estoy en el pueblo nada más que algunas veces y por circunstancias puntuales, no me entero de la vida ni de la muerte. Mi tia también me cuenta cada noche, por teléfono, las novedades; las fúnebres con mucha particularidad, como corresponde a una consciente octogenaria. Me sienta bien re-ubicarme en mis coordenadas reales, tectónicas. Me siento "fundamentado".


Todo lo contrario de lo que me pasa cuando me entero de atrocidades como esas del zagalón cateto retratándose en el Pére Lachaise, el pobre váina.


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Pro unitate Ecclesiae



En Septiembre pasado se cumplió un año de la entrada en vigor del motu proprio Summorum Pontificum acerca de la celebración de la Santa Misa según el rito inmemorial de la Iglesia Católica Romana. Y fue una paradoja ver que había sido necesario tal documento pontificio para "permitir" la liturgia más "eclesiástica", más "católica" y más "romana".

El texto llevaba implícito una especie de discreto "mea culpa", al reconocer que el rito según el Misal de San Pio V-Juan XXIII nunca había sido ni abolido ni suprimido. Tal declaración dejaba en entredicho cuarenta años de desprecio - cuando no de solapada "persecución"- del antiguo y tradicional Rito Romano por parte de las más altas instancias eclesiales, Vaticano incluído. Suponía también la re-valorización de todo aquello que arrinconó la muy discutida reforma litúrgica del post-Vaticano II. En el mismo sentido, descalificaba la imprudente gestión de los responsables de aquel polémico encargo, quizá el más "lesivo" de todos los registrados en la historia de la liturgia.

Sorprende comprobar la escasa reacción del episcopado a todas aquellas innovaciones que empezaron a urgirse al poco de la clausura del Concilio. Quizá fuera que la expectación y el deseo de una necesaria reforma litúrgica bloqueara la revisión crítica de las novedades, que se fueron recibiendo sin apenas protesta. Sólo algunos Cardenales de la Curia más un reducido grupo de Obispos se atrevieron a expresar su oposición a la labor del tristemente célebre Consilium y sus directores, el controvertido Cardenal Lercaro y el polémico Monsignore Anníbale Bugnini.

Sin embargo resultó definitiva la buena acogida por parte de los fieles. Pasar del latín a las lenguas vernáculas supuso un cambio pastoral y espiritual rara vez contestado, porque las ventajas se ponderaban por encima de las pérdidas. La misma actitud receptiva y benevolente se siguió entre el clero, un hecho enormemente significativo que no se puede obviar. Al fin, todo aquello que se venía postulando desde el s. XVIII (Sínodo de Pistoya) más los principios del movimiento litúrgico del XIX y las iniciativas de los pontificados de Pio X y Pio XII, se consumaría de forma tan novedosa que superaba incluso la expectativas más aperturistas. Una verdadera revolución de la liturgia.

Toda revolución tiene sus víctimas, y la víctima mayor en este caso fue la propia liturgia católica. El nuevo misal de Pablo VI, sin decirlo, anulaba aquel rito que había sido el identificativo de la Iglesia de Roma, el mismo que desde la antiquitas romana, sin solución de continuidad, había llegado hasta el Vaticano II, con toda la solemnidad y venerabilidad que su propia historia le confería. En pocos años, no volvería a celebrarse más "oficialmente". Hubiera sido interesante registrar qué dia se celebró por última vez con el Misal de San Pio V en la Basílica de San Pedro, y quién fue el celebrante. Y también la fecha en que el pontífice, Pablo VI, celebró según el venerable Misal y el rito que él mismo "cerraba". La misma curiosidad se me despierta respecto a los siguientes Papas, Juan Pablo I, Juan Pablo II, y el felizmente reinante Benedicto XVI: ¿Con qué "sentimientos" sacerdotales dejaron de celebrar el antigo rito y se adaptaron al nuevo?

Si ha habido una historia problemática, dificil para Roma, esa ha sido la de las relaciones entre Santa Sede y Francia. Desde Avignon (pongamos ese hito como cierto límite), las más graves circunstancias han jalonado la correspondencia de la Stª Sede con la titulada "hija predilecta de la Iglesia". En y con Francia ha pasado de todo. Enormidades eclesiásticas insólitas como la sustitución-renovación de toda la Jerarquía, cuando después de la Revolución - Consalvi diplomatiqueando con sus epígonos bajo Bonaparte - Pio VII renueva todo el espiscopado galo, sólo han sucedido en Francia. Y eso marca. Y se nota en la Iglesia francesa. Hasta el dia.

Una de las huellas bastante apreciables de la moderna historia eclesiástica ha sido la relativa perdurable influencia que dejaron el galicanismo y el jansenismo en el clero francés. Dependiente, en cierta manera, de uno y otro se podría entender el caso Lefèbvre con su capítulo de reacción post-conciliar. También muy "tipificado" en la historia de los post-concilios. Supuso una contestación contundente al "espíritu" del Vaticano II. Las consecuencias de la tenaz postura del arzobispo fueron traumáticas, incurriendo en la excomunión al atentar las ordenaciónes episcopales de Junio de 1988, cuatro obispos que le "sucederían" y continuarian su "labor". ¿Fue un cisma post-conciliar como los ocurridos a propósito de otras ocasiones de "tensión" o controversia intra-eclesial? No me atrevo a contestar, pero pienso que sólo un francés se hubiera atrevido, como se atrevió Lefèbvre.

Desde hace unos meses se viene especulando en las webs católicas con el posible "levantamiento" de las penas canónicas impuestas a los cuatro Obispos ordenados por Mons. Lefèbvre; la mayoría de los comentarios hablan de "anulación" de las excomuniones, incluída la que afectaría al Obispo ordenante, ya difunto. Todos los comentarios se desencadenaron a propósito del archi-esperado motu proprio Summorum Pontificum (7 - VII - 2007) con el que Benedicto XVI "restauraba" canónicamente el Misal de San Pio V. Un hito, quizá el mayor desde la propia reforma litúrgica post-conciliar.

Muchos entendieron que con el Motu Proprio, removido el "obstáculo litúrgico" que se había convertido en el santo y seña más identificativo de los tradicionalistas, la via para una solución del "caso Lefèbvre" quedaba expedita. Y parece ser que así ha sido. Ignoro (y no me atrevo a suponer) los términos, pero todos los medios católicos esperan para hoy o mañana la publicación de un documento papal que resolvería el episodio (o lo dejaría en vias de definitiva resolución).

Tiene mucho sentido, incontestable lógica, que en la Semana de Oración por la Unidad, la Iglesia se reconcilie con la Iglesia, y se reintegre la plena comunión con los que han mantenido un coherente catolicismo. Traumático, quizá, pero catolicismo indiscutible. Incluso "aleccionador", diría yo, en algunos aspectos, para la propia iglesia.

Si vuelven a Roma (y no les cabe otra alternativa según su propia identidad, tan enfáticamente "romana"), en buena hora. Porque será para bien de Roma y de toda su Catolicidad.

Oremus!

+T.

miércoles, 21 de enero de 2009

Despropositada "fraternalidad"

Esta mañana me topé con este peregrino articulete. Su autor, por la foto, parece un bienintencionado católico, diría yo. Pero digo también que más liado que una madeja. Por lo que dice.
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No me merece la pena comentarle parrafito a parrafito. Me da pereza. Y cierta indignación, tambiné. ¿Tanto se ha perdido entre los católicos la ciencia y conciencia sobre estas cosas?

Israel - el actual estado de Israel - no es el Pueblo Judío. Lo he dicho unas cuantas veces estos últimos dias, a propósito de la barbarie de Gaza: Israel no es el Pueblo Judío. Item más: Los más ortodoxos de la ortodoxia judía están en contra del estado de Israel y sus circunstancias, desde que se concibió como tal.

El bienintencionado del articulete escribe una sarta de despropósitos, uno tras otro, partiendo de esta inexcusable e imperdonable confusión. Empezando por ese pretérito imperfecto al referirse a Cristo (que vive y reina y es más presente actual que todos los que vivimos sujetos a la mutabilidad caduca de nuestras temporalidades), lo que sigue me suena a herejía de esas que antes se quemaban sin preguntar, porque la primera impresión bastaba.

Para des-argumentar la sarta, yo le recomendaría al bienitencionado que se leyera de un tirón el Evangelio de San Juan, donde el Evangelista Juan hijo de Zebedeo se pasa todo el tiempo diciendo "...los judios...". Tenía claro, muy claro, lo que el bienintencionado tiene confuso: Que los Apóstoles y discípulos de Cristo ya no son "judios". Un tema, una verdad, que San Pablo proclama desde otras perspectivas, pero igual de rotundo, incluso tratando el tema del pueblo judio como un "apéndice" venerable que se resolverá según providencia de Dios, poco más o menos.

El tráuma de la shoah ha sido un tráuma para Occidente, pero no debe serlo para la Iglesia ni puede ser un "supuesto" que modere extrañamente lo que los cristianos (los católicos) pensemos a propósito de Israel.

El Pueblo Judío - mal que le pese al rabino de Venecia de marras y a todos sus colegas en el rabinato internacional - está llamado a la conversión, a creer en nuestro Señor Jesucristo y a confesarle Mesías Salvador, Hijo de Dios encarnado, prometido y anunciado por los Profetas. Y la Iglesia (Católica) reza por esa conversión.

Por su parte, el estado de Israel es una problemática institución, que, si quiere ser dignamente reconocido como estado, debe sujetarse al derecho internacional y dejar de ser el principal y más peligroso problema de Occidente en Oriente, problema que afecta a la seguridad y estabilidad del orden internacional. En este sentido, a Israel no se le debe exculpar ninguna de sus injustificables y bárbaras acciones contra los palestinos de Gaza y el Líbano. El terrorismo de Hamás no es pretexto para desencadenar el horror del híper-agresivo militarismo israelí.

Me extraña que el bienintencionado no lea las noticias sobre lo que dice el Papa, y la diplomacia de la Santa Sede, y la Jerarquía de Tierra Santa.

Y más me extraña que sostenga tan aberrante tesis "fraternalista", como si por ser hermano de alguno, uno tuviera que cerrar los ojos y pasar por alto los crímenes que el hermano de uno cometiera. Con ese argumento se han multiplicado las adhesiones - por ejemplo - al terrorismo canalla de nuestros vascos, con los "hermanos" de los etarras haciendo piña, todos fraternalmente unidos, juntos como hermanos. Como canta la copla.

Y es que hay bienintencionados con cara de bienintencionados que...vaya, vaya, vaya!!!

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martes, 20 de enero de 2009

Show de neos

Nunca me cayó en gracia, pero cada vez me gusta menos. Con esa pinta de negrito de "El Cantor de Jazz", que sólo le falta el canotier de paja y el bastón de bambú para componer una figura tópica de tablado de music-hall sureño. Si tiene más sustancia el Obama, yo no se la veo (y no es ironía ni escondo segundas intenciones de nada, nada, nada...).
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Cualquier cosa - ya se sabe - puede llegar a presi de los USA. Y cualquiera mejor que el fantoche degenerado y enfangado en vicios que se retira por la puerta hedionda de la cochiquera de la historia, con la afrenta del zapatazo del moro como su anécdota final. Pero así y todo, ¿no tienen nada más que ofrecer? ¿nada que valga más en los EEUU?

Si digo que los considero cierto "cenit" y resumen-concentrado de nuestra civilización occidental, no sé si me creerán. Pero lo digo en serio, muy en serio. Hace unas semanas le recomendaba a un amiguete que se escapó un par de semanitas a New York (y yo no hice preguntas indiscretas de con quién?) , le recomendé que se sacara un ticket abono y no saliera del Metropolitan Museum, y, a ser posible, de The Cloisters. Todo lo demás (salvo otros museos), no merecía la pena ver porque se ve mejor en la pelis.

No tienen las grandes obras de las obras, pero sí una excelente colección-muestra (de lo mejor entre lo mejor, en algunos casos). Históricamente, sólo cuentan (de historia para la Historia) con su provinciana Guerra de Secesión (valió la pena por Gone Wind the Wind, por lo menos) y las dos Guerras Mundiales (que son europeas, realmente, como cualquier guerra que merezca la pena contarse). Pero apenas nada más (salvo vulgaridades contemporáneas como sindicatos, técnica, mercado y medios de comunicación). Un poco de literatura, mucho periodismo, y Cine (esto sí, con mayúscula). Y poco más.

La música, una vulgaridad prescindible (salvo unos pocos "clásicos", que son Europa). Lo que podría quedar de lo otro y lo otro y todo lo demás, un horror que me mejor no hubiera sido/pasado (Warhol y otras desmejorías decadentes, devastadoras infecciones de lo peor para lo peor).

¿Qué tienen entonces, qué les hace "grandes"? Sobre todo - opino - que son una sociedad y una nación "auto-definida", diría yo. Con una notable identidad y un altísimo grado de auto-reconocimiento y re-afirmación. Valores que son muy necesarios - su reciente historia lo demuestra - para ubicarse con ventaja en el siglo XX que fue y el XXI que empieza. En el clímax de su capacidad, han conseguido que el mundo que es y que está viniendo sea como los EEUU, por lo menos "globalmente", con bastantes semejanzas (incluídos vicios y perversiones del sistema) y otras tantas desemejanzas (tocante principalmente a las "virtudes" de lo mismo, relativamente difíciles de exportar, según y cómo).

Todo eso se re-presenta en el show presidencial. Que, para nuestra vergüenza, ocupa las pantallas y las primeras páginas en esta España zpera del fantoche que un dia no levantó el culo (desafiante!) del asiento cuando desfilaban las barras y las estrellas yanquis y luego lleva cinco años haciendo el caricato para que le den la mano los "americanos$americanos$os$ saludamos$con$alegría$". Vivir para ver.


Con una invencible repugnancia por lo que veo, más una apreciable sensación de vergüenza ajena, siento cierta convicción sobre la "nobleza" de las instituciones que han perdurado, pese a todo, en nuestra Europa. Será por tanta historia y tanta cultura (sin duda "la Historia y "la Cultura"), pero la aclamación de un Rey de España en las Cortes, la coronación de un monarca de la Gran Bretaña en Westminster, o el balcón de San Pedro abierto Urbi et Orbi, dejan en tamaña ridiculez de nuevos ricos tópicamente americanos lo de Obama y su jura presidencial.
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Entre la Piazza de Dódici Apóstoli y Trevi, en un rincón de una via romana, al lado de una papelería-copistería, está la capellina de la Madonna del'Archetto. Casi siempre tiene delante, haciendo fotos, a un grupo de americanos, porque todas las guias informan que el interior de la pequeñísima capilla fue decorado por Constantino Brumidi, el mismo artista que pintó los frescos del Capitolio en Washington.

Pues eso, más o menos (por comparación).

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