lunes, 18 de diciembre de 2023

La astucia de la confusión

 



A
unque la vistan de seda, lo que es (y es una aberrante monstruosidad), tal lo que es se queda:


 La sutil mención de lo pastoral como razón, confirma esa táctica anfibológica de conceder disfrazado de no ceder pero otorgando, de hecho, consentimiento y autorizando.

 ¿Es sacrilegio? Los autores (el sumo y su portavoz disimulado) dirán que no. ¿Y la fe católica y apostólica, qué dice? ¿Qué dice una bien formada conciencia católica consciente?

 No somos tontos ni comulgamos con ruedas de molino...y distinguimos la manzana tentadora y el pan empapado en ponzoña.

 Lo temíamos, lo esperábamos como se teme un crimen anunciado. Y ya está aquí. Que sea en vísperas de Navidad, oscurece aun más el maleficio.

 Tu autem Dömine, miserere. 

 +T.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es verdad la noticia, es un cambio tan grave que, en mi opinión, desarma a la iglesia porque deja desamparados a todas las personas que se habían refugiado en ella ya que veían una doctrina que defendía el amor entre un hombre y una mujer, y la indisolubilidad del matrimonio.
Manuel

Anónimo dijo...

Sé que es mucho pedir, pero estaría bien que empezasen a firmar decretos en cascada los obispos, prohibiendo dichas bendiciones sacrílegas.
En fin, por soñar que no quede.

Álvaro Martín dijo...

Pues ya han empezado: en Astaná, en Malawi, el obispo Strickland... Resistiremos.