Hará dos o tres semanas, aparecía en algunos noticiarios religiosos esta novedad: En Gerona acababa de publicarse un decreto del obispo regularizando las 'celebraciones dominicales sin sacerdote'
"El bisbe de Girona, Francesc Pardo, ha signat un decret que institueix a la diòcesi les celebracions dominicals en absència de prevere. Serà l’arxiprest qui haurà de demanar autorització al bisbe i proposar «les persones idònies per a aquest servei i les comunitats on s’ha d’exercir». El decret també preveu qui haurà de presidir aquestes celebracions, que, sempre que sigui possible, serien a càrrec d’un diaca. Altrament —diu el decret—, les dirigirà un religiós no prevere, una religiosa, un laic o una laica suficientment preparats i amb la deguda autorització"
El caso, sin embargo, es algo ya común, generalizado, una de esas lamentables prácticas post-conciliares que terminan institucionalizando abusos con el omni-comodín todo-excusa de la 'necesidad pastoral'.
En 1988, bajo Juan Pablo II, la Santa Sede publicó un directorio articulando la manera de proceder. Ver/buscar aquí: Directorio para celebraciones dominicales en ausencia del presbítero
Siguiendo el patrón de la Sacrosanctum Concilium, la Ordenación General del Misal Romano y otros documentos mayores sobre liturgia católico-romana, en el directorio (un documento menor) es patente la ambigüedad, la alternativa, la posibilidad, la oportunidad como norma etc. Sugiere sutilmente abiertas tantas formas como circunstancias se puedan presentar. De hecho, una interpretación acomodada y flexible del texto puede propiciar asombrosas (escandalosas) celebraciones, como de hecho ocurre. Si lo leen, desde el preámbulo apreciarán constantes ejemplos de lo que digo.
Un resumen esquemático de la 'celebración' en sí, pueden Uds. leerlo aquí. Aunque la página es argentina, verán en las notas finales las referencias a autores españoles, típicos liturgistas 'creativos/sugestivos', muy conocidos.
De Aldazábal, uno de esos liturgistas citados, es este libro, cuyo título ya es una declaración litúrgico-pastoral doctrinal: 'Ministerios al servicio de la comunidad celebrante'. En el capítulo 18 se expone particularmente el caso de las 'celebraciones dominicales en ausencia de presbítero' .
En el fondo (en la base) existe toda una concepción des-católica de los Sacramentos, el Sacerdocio y la Iglesia. Una eclesiología laicista que minimiza el sacerdocio reduciéndolo a un ministerio subordinado, dependiente absolutamente de la comunidad, cuyas funciones pueden ser asumidas por un simple seglar, siempre que la comunidad lo precise y siendo capacitado para el ministerio por la misma comunidad. Por supuesto no se dice que el laico se convierta ad casum en sacerdote con potestad de consagrar/celebrar la Misa. Pero se expone una forma de entender el ministerio que sugiere nuevas posibilidades que un discurso teológico más 'vanguardista' puede ir desarrollando hasta los extremos que hace años se viven en ciertas diócesis europeas.
En Holanda hay parroquias donde la 'eucaristía' dominical la 'celebran' seglares, hombres y también mujeres. Este curso pasado hubo 'colectivos' de gays y lesbianas que pidieron formalmente la incorporación de representantes de sus respectivos grupos, como signo de integración/no discriminación, para que pudieran celebrar como ministros efectivos de la comunidad.
En Suiza se da el caso de sacerdotes que pueden celebrar la Misa en determinadas parroquias donde desde hace años se tienen estas 'celebraciones en ausencia de presbítero', pero se ven rechazados y se les niega que puedan celebrar la Misa porque la comunidad ya ha 'optado' por la celebración sin presbítero. Increíble, pero cierto.
No dudo de que todos estos lamentables ejemplos de degeneración estén muy lejos de las intenciones con que el Bisbe de Gerona y otros como él tienen en mente cuando publican directorios pastorales-litúrgicos para el caso de estas 'celebraciones dominicales sin sacerdote'. Pero sí estoy convecido de que estas novedades tienen consecuencias que afectan gravemente a la liturgia en sí y a la piedad de los fieles, suscitando confusiones que descomponen la fe de los que asisten a esos actos.
La fe eucarística se resiente cuando el Sacramento deja de ser algo reservado al ministerio sagrado del sacerdote. La impresión que produce en los fieles ver a un seglar abrir un Sagrario, tomar un Copón, administrar la Comunión, etc. produce una devaluación, más o menos consciente, del Sacramento, precisamente del que proclamamos 'Sacramento de la Fe'. Negar esta experiencia es no reconocer un hecho evidente que repercute muy nocivamente en la piedad de los fieles. Sin embargo son prácticas comunes en la mayoria de nuestras parroquias, a veces impuestas por normativas diocesanas, otras veces aceptadas generalmente sin discusión.
Hacer de lo excepcional algo común es otra consecuencia de la vigencia de estos directorios litúrgicos. Se supone que son disposiciones arbitradas para situaciones excepcionales, pero al poco de su publicación pasan a ser prácticas comunes que se consienten y se propician sin más limitación que la del criterio del responsable ad casum, sea el párroco que delega o nombra, sea el seglar encargado ocasional de esas celebraciones, unas veces por costumbre, otras permanentemente.
El hecho de que también las mujeres (religiosas y/o seglares) puedan actuar como 'ministras' introduce una variante todavía más peligrosa, por cuanto supone una realización de las tesis feministas que reivindican el ministerio sagrado como un 'derecho' que no se le puede negar a la mujer. Desde fines de los años '70 se aprobaron algunas fundaciones religiosas femeninas dedicadas al apostolado rural, que muy pronto asumieron por encargo pastoral ciertos ministerios parroquiales: Catequesis, sacristía, archivos parroquiales, visita de enfermos y familias, etc. Poco tiempo después fueron estas religiosas las que se hicieron cargo también de las primeras 'celebraciones dominicales sin sacerdote'. Al princpio fue (como tantas veces) ad experimentum, luego se multiplicaron los ensayos, después llegó el Directorio de la Santa Sede y hoy día tales celebraciones con 'ministras' se han divulgado por doquier.
La impresión de un 'culto degradado' y una 'liturgia deformada' resalta en cualquier caso. Insisto en que la piedad de los fieles, sin captar matices, distingue que están asistiendo a otro tipo de celebración, pero con el juicio consecuente de que todo vale, todo se puede hacer, todo da lo mismo. Después transportan esa valoración indiferentista a la Stª Misa, cuya celebración ya no les causa el mismo respeto que antes ni les mueve a la devoción que tuvieron. La fe popular, tan profunda y firme, es también sutilmente fragil, susceptible de quebrarse en cuanto la fe/doctrina que se les predica (¡se les predicaba!) no se ejemplifica y vive en consecuencia. Si a la pérdida de tantos signos de devoción que acompañó a la reforma litúrgica post-conciliar se le suman estas sustituciones/sucedáneos de la Misa, no es de extrañar la grave crisis del catolicismo, con pérdidas dificilmente recuperables de la piedad y la espiritualidad popular.
No ignoro que el problema pastoral es grave. Cada vez hay menos sacerdotes y las diócesis tienden a mantener las mismas parroquias y lugares de culto que existían cuando el clero era más abundante. Sin embargo la falta de ministros no debe paliarse con formas de culto excepcional encomendadas a seglares, porque tal uso deviene al poco habitual y supone, de hecho, una degradación litúrgica cuyos resultados/beneficios pastorales son absolutamente discutibles.
Por supuesto, escribo estas parrafaditas con la penosa consciencia de que la realidad supera (desde hace años) mis temores y aprensiones. Y con la más dolorosa intuición de que estos hechos seguirán su progresión degenerante.
Usquequo?
+T.
9 comentarios:
Un monte se desmonta arbol por arbol, cuando de talamontes se trata, para que la policia forestal no lo note.
Asi lo han hecho con la liturgia. Y todavia hay quienes dicen, "Si los cambios que hemos hecho , los hubieramos hecho de la noche a la mañana, la gente no los habria aceptado". Y que les hace pensar que los hemos aceptado ya?
Esto es un resbaladero, los cambios de ministros "extraordinarios", se vuelven "ordinarios" de la noche a la mañana. A los ministros, siguen las ministras eucaristicas, a los monaguillos siguen la monaguillas, de monaguillas pasan a sacerdotisa, de sacerdotisa, a obispa, cardenala, papisa, que se yo.
Lo de la misa sin padre, es lo ultimo en una cadena de despropositos. Los pastores protestantes, se llevan muchas veces a un curso relampago de dos o tres meses y a pastorear. Listos para liderear a la borregada! Si no se necesitara ir al seminario, cualquiera seria padre. Y en eso estan. La descatolizacion de la liturgia es un hecho, que por momentos toma velocidad de vertigo.
Muchos moribundos mueren sin la extrema uncion, porque no se encuentra un sacerdote a la redonda. Y si se encuentra, sale con que no es su jurisdiccion o que ahí mañana ira. Y la gente desesperada con sus deudos. Y si mueren sin confesion, lo toman un odio a la Iglesia, por culpa de aquel padre.
Tan mal esta la cosa, que ya hay la MISA SIN CONSAGRACION. No tengo idea de como sera, ni quien la dira, pero ya esta en los restiradores. No se necesita iglesia, cualquier cochera es buena. No se necesitan hostias, ni vino, galletas y cocacola lo pueden bien. Y ahora , no se necesita sacerdote, merengano lo puede hacer solito. A desechar 20 siglos de Tradicion. Señor, ven pronto! Un saludo pater Terzio.
¡Dios mío, cuánto hay que rezar y que el Señor nos escuche!
La falta de guardias civiles no se suple con voluntarios ciudadanos que se presten a dirigir y encauzar el tráfico. Antes, necesitan aprender las normas y el código de circulación que rige en el país. Antes, deben haber pasado por una academia dónde se le enseñe concienzudamente su cometido, un cometido que se sustenta en su vocación y sus ganas de servir.
Al no ser, claro, que el que está a cargo de la dirección general de carreteras pretenda colapsar el tráfico. Entonces, realmente da igual a quién pongas a dirigir la circulación.
@ Torrijitas
Hablemos de cocina.
Despues de la tortilla de patatas sin patatas, o el flan de huevo sin huevo, se ha llegado al término "deconstrucción", en que los muy "iniciados" maestros se cargan un plato de toda la vida y lo vuelven de cabeza para presentartelo de forma inusual y casi absurda para demostrar un progresismo lo más de lo más....
¿Por que me suena casi lo mismo?, con la terrible diferencia que existe entre una sopa de ajo y una Misa????.
No se si reirme o llorar.
Mucho mejor que padecer una cutrecelebración dominical de estas sin sacerdote, es quedarse en casa junto a una buena lumbre, rezando el rosario.
Dómine yo tengo poco que añadir, excepto que aseguro que los que celebran estas misas sin presbítero sencillamente no creen en la Misa, no entienden nada de nada y, desde luego, ni siquiera se plantean que Cristo N.S. se ofrece al Padre como Sacerdote, Victima y Altar.
Tal vez, su ignorancia les sirva para el perdón.
Hay gestos de la liturgia de cuyas implicaciones solo me he dado cuenta hace poco. Por ejemplo, en Alemania e Inglaterra, se está de rodillas desde la consagración a comunión, excepto para el padrenuestro y la paz. Ayuda a pensar en la presencia de Cristo, pero aún más importante es la reverencia del cura cada vez que se refiere a Cristo. Muy pocos celebrantes la mantienen. Bien pensado es increíble que no hagan una reverencia cuando se refieren a un Cristo verdaderamente presente.
Olvidado el gesto, se olvida uno del hecho significado. Sin darse cuenta.
Tras la consagración hasta la distribución de la comunión, el celebrante debería estar sobrecogido, si no lo está puede estar facilitando la perdida de la fe de la parroquia; imperceptiblemente, lo que es mas grave aún.
Otra cosa, cuando veo al celebrante coger las formas del copón con una soltura que pareciera que se trata de fichas de las damas me estremezco. Por cierto, que nadie me considere un santo por esto que digo. Tengo mucho que pagar.
Los que procuramos celebrar con adorante reverencia y con recogimiento (en cuanto podemos y se nos concede la piedad coadyuvante) también sufrimos esas formas desenvueltas, irreverentes e impropias que vemos passim.
Pero el mal no es actual, es muy antiguo, yo diría que casi simultáneo con la misma institución del sacerdocio (Judas Isacariote estuvo allí). De San Juan de Ávila, el pronto nuevo Doctor de la Iglesia, se cuenta la anécdota de una vez que vió celebrar de manera poco piadosa a un cura, y le espero en la sacristía y le dijo -" Trátelo bien vuestra reverencia, que es Hijo de buena madre" refiriéndose al Señor Sacramentado, tan 'maltratado' por aquel sacerdote mal-celebrante.
Y si aquello pasaba entonces, con Trento en marcha, imagínate ahora, con el post-concilio superado por la post-modernidad etc.
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El Obispo de Solsona, Monseñor Novell, no quiere en su Diócesis celebraciones dominicales en ausencia de sacerdote. Al suprimir las Misas a las que acuden menos de doce fieles, no ofrece la alternativa de dichas celebraciones sin sacerdote, sino que anima a los fieles a desplazarse a los templos donde sí se celebre la Santa Misa.
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