viernes, 30 de septiembre de 2011

Otro gran rifiuto ??? (sobre una supuesta renuncia 'por edad' del Papa)


"Y observando vi una insignia
que sin descanso rondaba velozmente
incapaz al parecer de detenerse:

y detrás la seguía una multitud
de gentes de la que nunca yo creyera
que tantas hubiera deshecho la muerte.

Después de haber reconocido a algunos
me fijé más y conocí la sombra de aquel
que miserable hizo la gran renuncia.

De pronto comprendí y certeza tuve
de que esta era la turba de los cautivos
que desagradan a Dios y a sus enemigos.



"...E io, che riguardai, vidi una ’nsegna
che girando correva tanto ratta,
che d’ogne posa mi parea indegna;


e dietro le venìa sì lunga tratta
di gente, ch’i’ non averei creduto
che morte tanta n’avesse disfatta.


Poscia ch’io v’ebbi alcun riconosciuto,
vidi e conobbi l’ombra di colui
che fece per viltade il gran rifiuto.


Incontanente intesi e certo fui
che questa era la setta d’i cattivi,
a Dio spiacenti e a’ nemici sui."


DC Inf. c.III, 54-63


Así describe el Dante a una multitud de condenados, atormentados por alacranes, avispas, tábanos y molestos bichos. Son los condenados por tibios, pusilánimes e irresolutos, que marchan rondando sin parar delante de las puertas del infierno. Entre ellos distingue a "colui che fece per viltade il gran rifiuto" / 'el que consumó por cobardía la gran renuncia'.

Como el Dante necesita del Virgilio, un lector del Dante necesita de notas para seguir el texto e identificar personajes e historietas. Para esta cita, lo corriente es que los comentaristas coincidan; he leído algunos comentarios discrepantes, modernos, pero lo común es que se identifique al personaje del 'gran rifiuto' con Celestino V (San), el eremita Pietro Morrone que fue Papa seis meses y renunció por, digamos, motivos personales (achaques y debilidades de cuerpo y de espíritu) al Papado. Tenía ochenta años. Es fama que el Cardenal Caetani (más tarde Papa Bonifacio VIII) maniobró habilmente para ser su sucesor, inaugurando una tensa y triste época de conflictos intra y extra eclesiásticos, cuya solución tardaría más de un siglo en llegar.

La dimisión de la Cabeza de la Cristiandad no era un buen síntoma, de hecho dejaba bien patente la decadencia del Papado en aquel final del que fue glorioso siglo XIII. El siglo siguiente, el XIV, se abre exultante con el primer Jubileo del Año Santo para languidecer seguidamente durante los años de Avignon y sumergirse luego en el escándalo del Cisma de Occidente y su apéndice: El conciliarismo.

Con la Guerra de los Cien Años como telón de fondo, la debilidad y la crisis del Papado impidió que se exterminaran eficazmente males tan graves como el wyclifismo y el husismo, preludios del protestantismo y la fractura definitiva del Occidente Cristiano de un siglo más tarde. Y todo empezó con ese 'gran rifiuto', la renuncia/dimisión de un Papa débil y valetudinario.

¿Exagero? No sé. Desde luego no me meto en deslindar si la identificación del Dante es correcta. Ni tampoco diré nada del Celestino V canonizado y venerado por la Iglesia (San Pedro Celestino) aunque Dante Alighieri lo coloque entre los condenados, en la ronda de las puertas del infierno. En apoyo de la tradición que identifica al personaje 'rifiutante' con el Papa Celestino véase esa ilustración que he puesto de cabecera. Es una miniatura al pie de página de un códice de la Divina Comedia que se conserva en la Bodleian Library de Oxford, ilustrando justamente ese pasaje dantesco; fíjense en el tercer personaje que marcha detrás de la bandera roja: es un Papa con su tiara (sobre la miniatura, el texto). Recalco el detalle para insistir en la antigua identificación del personaje y la censura de su acto.

¿Puede un Papa renunciar a su singular ministerio? Subrayo lo de singular en el sentido de que es un ministerio único, sólo asumido por una persona cada vez (su ilegítimo opositor, de haberlo, se llama anti-papa, concepto que declara igualmente la irrepetibilidad simultánea del ministerio papal). Para la Iglesia única existe un Papa único. ¿Puede, por voluntad propia, dejar de serlo, pues?

Canónicamente está prevista la renuncia del Papa, con lo que se sanciona la legitimidad de ese supuesto. ¿Es oportuna? Hubo momentos en los que se consideró tal oportunidad, destaco dos: Pio VII, retenido por Napoleón y Pio XII amenazado por Hitler; en ambos casos hubo un documento ológrafo de renuncia, confiado a personas de la intimidad del Papa, con la orden de dar a conocer y publicar la renuncia papal si se consumara el secuestro del Pontífice.

En uno y otro caso, sin embargo, lo que Pio VII y Pio XII intentaban salvaguardar era la libertad y soberanía de la Santa Sede. No se trataba en ninguna de las dos eventualidades de circunstancias personales de tipo físico (enfermedad, ancianidad o debilidad), sino de situaciones que requerían soluciones extremas pro bono Ecclesiae, dado que un Papa secuestrado no está capacitado para regir la Iglesia estando preso por enemigos de la Iglesia (y sin embargo hubo en la antigüedad el caso de algún Papa que estuvo prisionero parte de su pontificado, hasta su muerte como mártir, cuya renuncia parece documentada: cfr S. Ponciano).

¿Y un Papa anciano? Un Papa anciano sí puede gobernar la Iglesia, la historia cuenta con muchos y valiosos ejemplos. ¿Y un Papa enfermo? También, lo mismo. De las dos situaciones tenemos el testimonio reciente de Juan Pablo II, hasta cierto punto ejemplar, salvo las extravagancias que el mismo juanpablismo terminó quasi imponiendo a las que hubieran debido ser más discretas y cuidadas comparecencias del Papa.

En este sentido, parece que Benedicto XVI administra mucho mejor su vida pública, evitando la indiscreta 'publicidad' que podría deteriorar tanto su actividad exterior como su imagen. A los responsables inmediatos les debe resultar dificil equilibrar y restringir la actividad pública del Papa desde los excesos cometidos (o consentidos) por su predecesor (o sus colaboradores).

¿Teme Benedicto XVI verse en una situación similar a la de los últimos años de Juan Pablo II? En este sentido parecen ir las conjeturas de algunos periodistas 'vaticanistas' (ver aquí y aquí) que recientemente han especulado con una renuncia de Benedicto XVI, más o menos próxima, pero, según ellos, querida y ya prevista por el Papa.

Con motivo del catastrófico terremoto que asoló hace unos años la región de los Abbruzzi, Benedicto XVI visitó la ciudad de Sulmona, donde veneró el cuerpo-reliquia de San Celestino V, colui che fece il gran rifiutto. Ya entonces hubo comentarios que apuntaban a que no fue casualidad esa visita, que se entendía más como un gesto y un probable aviso.

Yo insisto en el peligroso error que supondría institucionalizar el 'rifiuto' papal. Si ya me parecen graves y discutibles (¡absolutamente!) la renuncia impuesta a los obispos al cumplir los 75 años y la exclusión del Cónclave de los cardenales octagenarios, si se le pusiera un límite de edad al Papa el caso me parecería escandaloso, un atentado contra la constitución jerárquica suprema de la Iglesia.

Una de las fuerzas y virtudes más destacables y efectivas de la Iglesia Católica es la de su capitalidad única en la persona del Papa, cuyo ministerio supremo garantiza con solidez el gobierno de la Iglesia, un ministerio que es sobrenatural y que goza de una profética asistencia extraordinaria de gracia, única y especial, en tanto que la potestad papal deviene directamente de la Sucesión Apostólica en la persona del Apóstol San Pedro, vínculo de fe con el mismísimo Jesucristo, nuesto Dios y Señor . Debilitar este ministerio único con una limitación real y estipulada del mismo, sería infringir una grave herida al más alto y precioso ministerio de la Iglesia.

¿No puede vivir la Iglesia con un Papa anciano? ¿No pueden vivir los católicos con un Papa enfermo? Sería pecaminosamente contradictorio que la corrección política se impusiera al IVº mandamiento del Decálogo. O que la indiscreción de los medios llegara a pesar más en la opinión de la Iglesia que XX siglos de historia y vida que han conocido Papas ancianos y enfermos al timón de la Nave de Pedro. Y no pasó nada. ¿Por qué habría de pasar ahora?

Conque oremus para que el rifiuto dantesco quede como anécdota y no se repitan para desgracia de la Iglesia actos de renuncia, que podrían entenderse como desconfiados para con la Providencia que todo lo rige y dispone con sabiduría mejor y mayor que la de los hombres.

Si se cree, se cree.

p.s. Y no se olvide nunca que el peor enemigo de la Iglesia siempre atenta desde dentro de la Iglesia.

+T.

14 comentarios:

Pioquinto dijo...

Ahí va el Santo Padre, en una barca zaradeada por todos lados. Lo del Summorum Pontificum fué una hombrada, que tiene trinando a los progresaurios, que se han ido encargando de retorcer brazos y doblar voluntades para que la Santa Misa no se celebre o se celebre ¨nunca en domingo".

Calcularon algunos badulaques, que éste era un pontificado de "transición" y que seguirían las políticas de demolición a buen ritmo. Los cálculos les han fallado y ahora andan manejando lo de la renuncia.

Esperemos en Dios que el papa reine por muchos más años y que la Tradición CAtólica tenga más tiempo de afianzarse. Saludos, páter W+.

Miles Dei dijo...

Me ha pisado de manera excelente un tema dantesco propio para el blog que acabo de abrir titulado la Divina Comedia. http://divcomedia.blogspot.com/

Pero no hay mal que por bien no venga porque me ha abierto otra vía respecto a una de las más grandes profecías de los tiempos modernos.

En cuanto a Dante es obvio que odia la tibieza. Es un laodiciano convencido de la necesidad del crisol, para bien o para mal. Lo que sea antes que la tibieza del conformismo con el momento presente. Eso explica que siga a Alejandro de Halés elevando la tibieza hasta los ángeles, dando lugar a aquellos ángeles indecisos condenados a un purgatorio (an algunos casos un vagar por el mundo) que también recogiera Tolkien en su Ainulindalë.

No obstante quedará la gran definición dantesca para el tibio:
aquel que vivió sin infamia y sin honor.

En cuanto a la figura canónica de la renuncia del Papa la veo un tanto contradictoria. El derecho impone que sea libre y formalmente expresada, pero que no sea aceptada por nadie. La cuestión es que si el colegio cardenalicio se pone manos a la obra en elegir un nuevo papa, lo que hace es declarar tácitamente que ha aceptado la renuncia del antecesor. ¿Se salva la contradicción -que podemos llamar del Quo vadis- con un formalismo canónico que oculta la realidad de hecho?

Anónimo dijo...

según algunas predicciones, basadas en interpretaciones bíblicas y en revelaciones privadas, es con este Papa, y precisamente con éste, con el que tendrán lugar el advenimiento del Anticristo y el fin de los tiempos......

Cristina Brackelmanns dijo...

"...cuyo ministerio supremo garantiza con solidez el gobierno de la Iglesia, un ministerio que es sobrenatural y que goza de una profética asistencia de gracia, única y especial". Emocionan estas palabras en su boca después de tanto varapalo papal, don Terzio.
"¿No puede vivir la Iglesia con un Papa anciano? ¿No pueden vivir los católicos con un Papa enfermo? Sería pecaminosamente contradictorio que la corrección política se impusiera al IVº mandamiento del Decálogo". Tiene usted toda la razón. Y sin embargo qué triste que los mismos católicos, y católicos de pro y de mucha talla, critiquen a un Papa exhausto, sin la menor comprensión para con su edad y su fragilidad física, y los 40 grados a las 7 de la tarde, porque no sigue a pie el Viacrucis de una JMJ, y pasa delante de las imágenes en coche como Mister Marshall.
Lamentaría igual que usted una renuncia, pero no tengo la menor duda de que la decisión se tomaría pensando en el interés de la Iglesia y nunca en motivos personales, y que gozaría de una profética asistencia de gracia,
Saludos cordiales, don Terzio
(PS. Aquí entre usted y yo -que ya sé que tampoco me va a sacar este comentario-, quería decirle que no olvido y le estoy infinitamente agradecida por aquella entrada sobre el sueño de los discípulos en el Huerto y en el monte Tabor, y por otras muchas, pero sus cargas antipapales y toda esa campaña contra el "juanpablismo" me saca de quicio, y me desconcierta, y me entristece mucho)

Terzio dijo...

Ignorada CB: Que eres tonta de la parte occipital, lo intuía. Lo que no sabía (no estaba seguro) era la etiología de tu bobería. Así que me he tomado la molestia de entrar en tu blog y echar un vistazo y ¡ahora me hago cargo!

Las mamatontas circulares afiliadas como tú no tienen remedio próximo, y el remoto no seré yo quien te lo proponga.


Lo mejor sería que dejaras de leer este blog y te dedicaras a tus labores, tus circulaciones, tus confidencias con tus directores/as etc. etc. etc.

Desde luego no seré yo quien te escarmene los piojos juanpablistas que te pican tanto. Apáñate como puedas. Y si te gustan, déjalos criar. Ya sabes que piojos con gusto parece como si no picaran y rascarse da placer.

Un saludo, tonta-boba CB. Y recuerdos a tus coroneles.

'

Montecarmelo dijo...

En mi humilde opinión, un cuerpo enfermo y viejo, con un cerebro claro y privilegiado,no va a ganar unas Olimpiadas, pero si bien puede llevar el timón del barco que nos ocupa.
Distinto seria verle chupar candados, o correr por los jardines vestido solo por la madre naturaleza...
Supongo que todo esto estará suficientemente previsto y resuelto dado el caso....

Fray Eusebio de Lugo O.S.H. dijo...

El papa Bonifacio VIII no procuró llegar al Pontificado, cosa que calumniosamente le han achacado sus enemigos, pero una vez en él, se comportó como un buen sucesor de Pedro, defendiendo todas las prerrogativas queridas por dios para sus Pontífices, también en el orden temporal. Por eso es tan calumniado, porque se dió perfectamente cuenta de hacia donde nos iban a traer las elucubraciones de ciertos teólogos-juristas.
Y sí, una renuncia al Pontificado sería extremadamente negativa para la Iglesia, máxime en los belicosos tiempos que nos esperan.

Hermenegildo dijo...

Yo no soy partidario de la renuncia de los papas, pero hay que reconocer que el deterioro físico termina por incidir en la lucidez mental.
Por otra parte, un Papa que padezca demencia senil, aunque esté físicamente bien, no está en condiciones de gobernar la Iglesia.
En cuanto a San Celestino, resulta claro que, estando canonizado, Dante se equivocó si lo mandó al infierno.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice a CB: Sin ánimo de ofender es Vd. una de tantos que, consciente o inconscientemente, confunden al Papa con Dios. No me extraña entre otras razones por el hecho de que no pocas veces el Padre Eterno aparece en la iconografía trinitaria con una tiara. Pero no, el Papa no es Dios. Por eso recordar, por ejemplo, cuando hay motivo para ello, los desastrosos obispos que nombró Pablo VI en España o la alabanza pública que a Maciel dedicara su segundo sucesor no implica ser menos católico en absoluto. Es simplemente aplicar la frase de Chesterton: "Cuando entro en la Iglesia me quito el sombrero pero no la cabeza"

Miles Dei dijo...

Un Papa con alzheimer o con demencia senil o en coma, sería calificado de Sede Impedida. Tal como un Papa que fuera secuestrado o prisionero. En esos casos efectivamente, hay normas previstas. La Iglesia no nació ayer. Otra cosa es que al Papa le de por repetir una escena de Quo Vadis, sólo que no sabemos si se le aparecerá Cristo en el camino o se quedará solo con sus propios miedos.

Lo que sí no está previsto es un Papa que es mostrado en la publicitación de la Iglesia por los medios de comunicación de un modo totalmente distinto a lo que el desea. Eso se llama la Iglesia de la Publicidad que según la hipótesis de Julio Meinvielle no afecta a la indefectibilidad de la Iglesia ni a la asistencia para no errar, pero supone la reducción de la Iglesia a un "pusillux grex". Y aquí tenemos otro caso: un hecho ambiguo y aún reprobable (por lo que tenga de imprudente) del Papa, como fue hablar en público (Luz del Mundo) de su supuesta dimisión si llegara el caso, da como resultado que ahora se lo publicite como un Papa que llegada a una edad quiere dejar la Iglesia.

Esperpéntico es esa sobrenaturaleza venida a algunos que les lleva a ver todo esto como acto de gracia... Aún cuando el Papa mete una gambada (que como hombre la puede meter).

Yo ya lo he dicho. Simplemente veo como incoherente el que un Papa abdique sin motivos de sede impedida. De hecho la figura canónica, por muy bien que la arreglara Bonifacio VIII, es en cierto modo incoherente.

Sobre Celestino V: dado que murió bastante tiempo después de dejado el trono y en circustancias mortificantes que afrontó santamente, pudo perfectamente ser canonizado. Nada indica lo contrario. Pero el acto de abandonar el gobierno de la Iglesia es reprobable si lo fue sin más causa que el sentirse torpe y estar mal aconsejado. Y no obsta que en el gobierno se equivocara continuamente con acciones que llevaron directamente al exilio de Avignon por su afán de contentar a todos y, sobre todo, dar al rey de Francia todo el contento que necesitara.

Dante lo que critica es esa actitud de no mojarse en este Papa. No se puede contentar a todo el mundo y menos cuando se está en labores de gobierno. Mucho más en la Iglesia, donde contentar al hereje o al que coartar el poder a la Iglesia supone más que pérdida de poder terrenal, pérdida de almas. Eso es lo que hace que Dante lo ponga en un sitio tan especial. No se puede vivir sin infamia y sin honor. O somos signos de contradicción o no somos.

Hermenegildo dijo...

Es evidente que, durante la última etapa de su enfermedad, Juan Pablo II ya no gobernaba la Iglesia; era imposible.
Un ejemplo claro fue el nombramiento del actual Arzobispo de Zaragoza, D. Manuel Ureña Pastor. Fue publicado en el Boletín Oficial de la Santa Sede el mismo día de la muerte del Papa. Cuesta creer que Juan Pablo II, que sufrió un deterioro extremo en sus últimas semanas de vida, no pudo firmar ese nombramiento, o, al menos, no de forma consciente.

Pablo Pomar dijo...

Como ha dicho Hermenegildo lo preocupante es un papa con la cabeza perdida. Yo tengo una tía abuela que lleva ya más de quince años sin reconocer a nadie, ni a sus hijos, sin saber si vive en Algeciras o en Manila, sin saber si al que saluda cuando la sacan de casa es su portero o el conde de Peraleja.
Me pregunto ¿Y si le hubiese tocado al papa? ¿y sí, además, éste no hubiese presentado renuncia alguna? Es que no son uno ni dos, sino que van quince años y suma y sigue.
Para mi gusto, cuanto está previsto para la renuncia del papa, así como para su inhabilitación debería de estar mucho más masticadito, sin posibilidad de interpretación alguna, para evitar problemas, y problemas graves.
Por lo demás, completamente de acuerdo en que una renuncia papal sin problemas graves, muy graves, de por medio, parece irresponsable e injustificado.

Anónimo dijo...

Pregunto, ¿ha dicho o hecho algo el actual Papa para hacernos sospechar que no está en posición de unas capacidades intelectuales o físicas plenas? Dudo mucho que el hombre que escribió el luminoso discurso ante el Reitag alemán, tenga algo averiado.

Por tanto, esta polémica abierta interesadamente por no se quién no es sana, ni justa.


Pater, escribe usted cada vez mejor, cada vez más claro, cada vez más bello. ¿Para cuándo un libro sobre lo que le parezca?



@ Torrijitas

Anónimo dijo...

Al Anónimo del 30/9 a 10:20 hs.:

"según algunas predicciones, basadas en interpretaciones bíblicas y en revelaciones privadas, es con este Papa, y precisamente con éste, con el que tendrán lugar el advenimiento del Anticristo y el fin de los tiempos..."

¿Podría explicarse un poco más?
Gracias.