sábado, 30 de octubre de 2010

Halloween

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Happy Halloween Glitters


A estas alturas, sé bastante bien lo que me gusta y lo que no, también de los extranjeros y las cosas de por ahí, que también tienen cosas buenas por ahí. Y Halloween me gusta. Y no me gusta más porque la moda va aneja, por aquí, a ciertas pandas de repugnantes modernidades. Pero eso de ambientar Santos y Difuntos con terrores macabros me gusta. Yes.

Yo tenía una alcancía que era un ataud, se le ponía una peseta encima y ñññññggggññññgggññññññeeeeggggñññññññiiiiiiiiiiiññññgñgñgñgñgñg una mano de esqueleto, blanco-verdosa-fosforescente iba saliendo de debajo de un fieltro negro y arrastraba la peseta dentro del ataúd; al caer, ¡clin-clon!!, la calavera del muerto se levantaba y saludaba, ¡pim-pom!. Era mi hucha favorita.

Y mi llavero preferido era uno que mi padre me trajo de no sé dónde: un esqueleto de plástico articulado que se movía. Me lo pasaba bomba jugando a enterrarlo en su caja negra de cartón; como también era fosforescente, lo dejaba en la mesilla de noche, y se veía con la luz apagada, así, iluminado. Mi tia me lo quitaba de la mesilla: -¡Este niño y esas porquerías, que dan horror! ¡Guarda eso o te lo tiro a la papelera!

Las máscaras de Drácula, of course, mejor que las de Frankenstein. Eran de cartón, con un elástico finito, para sostenerla por detrás de las orejas. Las había de indios, de tigres, de gorilas, de cerditos, de Charlot, del Hombre Lobo, de El Zorro, del Capitán Trueno, de Los Picapiedra, de La Hormiga Atómica, Oso Yogui, Pepe Pótamo, Lagarto Guancho, Huckleberry Hound, Porky Pig, Canarín, Gato Silvestre, Tom y Jerry, Mickey Mouse, el Pato Donald, Goofy, Pinocho, Dumbo...y todos esos estupendos monigotes (sí, sí, quasi todos made in USA). Pero los mejores y más solicitados eran los de terror.

Vendían unos dientes de vampiro, de plástico, con los colmillos fuera, las puntas manchadas de sangre, que te los ponías y te dejaban la boca llena de saliva que se corría por las puntas de los dientes. Y se escondía uno detrás de una cortina, o de una puerta, y de pronto salía ¡aaaaaahhhhhhh!!! detrás de mis hermanas y sus amigas: ¡¡¡Drácula, Drácula!!! Todas chillando, nerviositas. Y se lo pasaban chupi. Mañana más, más susto y más Drácula.

Todo esto pasaba en la España de mi infancia, la España próspera y feliz de Franco (¡Arriba!), sin saber que era el Hallowen. Lo más terrorífico que se veía en la tele eran las Historias Para No Dormir (dos rombos) y El Fantasma del Louvre (uno de mis terrores infantiles, todavía me dan escalofríos). ¡Ah! y El Caso, que se vendía mucho; mi padre se lo compraba de vez en cuando a mi tía Rosario, que era muy aficionada a lo tremendo.

Quiero decir con esto que el Hallowen, sin saberlo, lo llevábamos puesto.




Cuando me salen con que es americano, que es protestante, que es pagano, y que va contra nuestras tradiciones de Todos los Santos y Difuntos, me hace mucha gracia, como si la Coca-Cola que todos beben y el estúpido rock-and-roll que les gusta a todos (los idem) y todo lo demás de lo demás made in USA, no tuviera la misma procedencia y viniera del mismo ambiente.

Señora anti-halloween, dígame: ¿Alguna vez se ha vuelto usted mormona tomando coca-cola? ¿se volvió usted de repente adepta del ku-klux-klan bailando un rock? ¿se convirtió su marido en yanky carajote tomándose un whisky con hielo??? Pues no tema usted que la nietecita se le transforme de pronto en Hilary Clinton si se viste de brujita porque es Jalogüin, muy señora mía, que no le pasará nada a la niña.

Desde luego - y esto no es desdecirme - cuando veo a alguna pandilla de pavas niñatas vestidas de horrendas estilo nenas Zp, me entran ganas de agarrar una escoba de verdad, de las de barrendero, aquellas de palo y varetas, y darles escobazos y purgarles la tontería.

Por lo demás, en Sevilla tenemos halloweenes que ya los quisieran los yankis: ¿O es que las Postrimerías de Valdés de Leal (1 y 2 )no son halloween puro y duro, con todo el arte y la gracia del barroco sevillano? Y el Bernini, que le puso calaveras y esqueletos con sudario a todo quisque, llenando Roma de Papas, Cardenales y patricios con preciosas calaveras de fino mármol y exquisito arte.

Digo todo esto para que se entienda cuán católico es tratar con muertos, muertes, calaveras, osarios y demás elementos macabros. ¡Si hasta la Danza Macabra la inventamos y pusimos de moda nosotros, los católicos! que hemos pintado y esculpido y grabado las más fascinantes danzas macabras al son del Dies Irae, música de muertos por antonomasia, también cosa nuestra.

Lo que pasa es que la post-modernidad es muy inculta, tan inculta que no sabe que Halloween tambien es nuestro.


Dos addendas:

a) ¿Habrá cosa más macabra y deliciosa que comer Huesos de Santos??? Con su azúcar escarchado de almendra blanca como la cal de un hueso, asomando por las puntas el huevo confitado, amarillo como un tuétano viejo. ¡Y lo ricos que están!

b) No sé quién habrá sido, pero deberían darle el premio al obispo más tonto del reino: Uno de la CEE (conferencia episcopal española) tuvo el otro día la ocurrencia de proponer que los niños, en vez de disfrazarse de fantasmas, brujas o zombis, se vistieran de Santos (sic: de Santos) para salir por las calles el 1 de Noviembre. Como lo leen, todo un reverendísmo señor obispo ibérico puro de oliva tuvo tamaña ocurrencia. Pa que le den el oscar a la pastoral tengo una vaca lechera que da leche merengada, al señor obispo que no sé quién será.

Total, que como decía, me gusta Halloween. Aunque yo sigo con mis costumbres de Tosantos, que me gustan más (sin contradicción con el Halloween, como ya les digo).

Conque ustedes lo pasen bien.

+T.


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Best Halloween Glitters

8 comentarios:

Capuchino de Silos dijo...

Usted no tiene compañero.

Juanan dijo...

Pues a mí no me termina de convencer. Sigo pensando que sacar morbo y chiste de algo tan serio como es la muerte no debe ser muy sano. No termino de casar esas representaciones macabras con aquellos que "duermen en la esperanza de la resurrección".

Cierto es que nos recuerdan que nuestros días están contados y que toda la gloria y placeres que acumulemos en este mundo algún día se acabarán. Pero referido a nuestros difuntos... no me gusta, ni creo que sea bueno, pensar en mi abuelo como un cadáver descompuesto. Prefiero recordar que es alguien que ya está viendo el rostro de Dios e intercede por nosotros.

Terzio dijo...

Aunque nos cueste reconocer los signos, toda la parafernalia macabra del Halloween es sólo un fragmento de la gran iconografía de la muerte que forma parte de la tradición cristiano-católica. La clave es buscarle el referente adecuado:

Criptas de la iglesia de Stª María de la Concepción, del convento de Capuchinos en Via Véneto, Roma.

airfoil dijo...

A la muerte y las cosas de muertos, ni hay que ignorarla, ni reirse de ella ni tomarselo a la tremenda, como pretenden algunos, mitrados incluidos.
Halloween,es un "happy medium" o como dirian en mesoamerica: mas o menos.
?Que se ha comercializado? pues si, pero no menos que otras muchas otras fiestas y en el fondo, no nos quita el recuerdo de nuestros muertos y nuestros Santos,que es lo que importa, y de paso comerme un buen pastel de calabaza.

Maite C dijo...

Conozco el Convento de los Capuchinos justo al principio de la Vía Véneto. La visité hace más de veinticinco años con mi padre.

Recuerdo la impresión que me produjo la capilla en cuestión.

De todas maneras todo lo referente a la muerte aunque no deje de ser tétrico, te recuerda que aquí sólo estás de paso.

Un saludo Rvdo.Padre

Natalio Ruiz dijo...

Soy bruto pero puedo cambiar: http://hombrecitogris.blogspot.com/2010/11/happy-halloween-de-terzio-nestor.html

Respetos fantasmales.

Natalio

Anónimo dijo...

Pues a mi me contaron no se qué historia nórdica de brujas y ritos satánicos, como origen de la festividad. Sonaba bastante convincente.
Lo que no quiere decir que no haya que pensar en la muerte, todos los días.
Pero una cosa sería recrear el rapto de niños y posterior sacrificio humano por parte de un druida o brujo, y otra muy distinta estar esperando la muerte cristianamente.
Que los cristianos de hoy le tengan terror a la muerte y no la mencionen no implica que debamos buscarla en otras tradiciones oscuras.
Podría ser peor el remedio que la enfermedad.

Esperanza dijo...

En el pueblo de mis abuelos celebraban Halloween sin haber escuchado jamás la palabra Halloween… preparaban las calabazas para tapar las velas que se ponían a las puertas de las casas. Y también gastaban esa tarde unos bromazos de aupa, al quien osara alejarse un poco de casa. Y pocos lo hacían, porque en el valle resonaba el toque de difuntos de las campanas de los pueblos cercanos _seis pueblos_ y debía imponer bastante.