sábado, 24 de octubre de 2009

Profanar lo sagrado, lo bello, la historia. La perversa imbecilidad de las izquierdas


Ayer, viendo uno de los telediarios de la TVE ztapera, sufrí un espasmo repulsivo cuando daban la noticia de la exposición que está causando admiración en Londres. La repugnante cretina anoréxica que daba la noticia, con cuatro palabras mal dichas, desacreditaba escupiendo que la exposición era: -"...exponente del catolicismo represor y el oscurantismo de la España de aquella época...". Seguramente se trata de una chica zp, del ministerio de la Sinde, pesebrera socialista, de esas que llega y ocupa plaza no por méritos sino por cuota de hembra.

La "cultura" postmoderna de la piara post-marxista es así. Una pincelada cultural barnizada con todos los topicos de la España más negra. La leyenda negra ha sido la teta nutriente de la mala leche de la historiografía de la España de socialistas y comunistas, tan cerriles en su culpable deformación que rayan el crimen de lesa historia cultural. Lo más grave es que no es la anécdota de una sub-periodista de telediario dando una gacetilla cultural de medio minuto, lo peor es que eso mismo es lo que alienta el líder de la alianza de las civilizaciones, el que pide en Damasco a los imanes que "recen por la paz". Cuando se cae en la cuenta de que el genio de las cejas circunflexas fue parido y criado en León, uno se pregunta cuántas conexiones neuronales tiene afectadas, o si será cosa de lesión de la glándula pineal, esa que decía Descartes que conectaba el cuerpo físico con el alma espirtual.

Que eso es, precisamente, lo que se expone en la National Gallery de London: "The Sacred Made Real". Lo material que expresa lo espiritual, con tal grado de eficaz impresión que transmite más allá de lo plástico y consigue conectar con el misterio: La forma de la fe.

El asombro de los cultos espectadores anglosajones va in crescendo de sala en sala, merced a la calidad de las piezas expuestas y del soberbio montaje que alterna escultura-pintura-texto. La presentación de las obras se extrema hasta lo exquisito gracias a la iluminación, ubicación de las piezas de la muestra, orden temático del catálogo. Todo, en fin, lo que la maestría de los profesionales museísticos sabe extraer cuando las obras de arte expuestas son de un nivel tan excepcional que imantan la creatividad del experto y raptan el ánimo de espectador sensible.

El sevillano o el andaluz (o el español) que visita la exposición londinense, primero se rinde como un extático ante la imponente sublimidad de lo expuesto. Cuando sale del impacto del primer estupor, repasa en un flash mental qué sería poder ver en un montaje así el arte que se ha quedado en Sevilla, y en Granada, y en Salamanca...Porque a la exposición de la National sólo han ido piezas secundarias. Aun siendo todas dignas del museo que les acoge, las "mayores" no han ido porque están "vivas" en la Iglesias, en los Conventos, en las Capillas. Son la imaginería viviente que se besa en besamanos y besapiés, que se alumbra con velas, que se perfuma con incienso, que camina por las calles en procesiones, que se llevan replicadas en una medalla sobre el pecho o en un cuadro en la cabecera de la cama, tan familiares como la propia carne y sangre.

La iconodulía - contraste de la fe Católica y Ortodoxa, la verdadera fe - no resiste museos, se expresa en el ámbito sacro del templo, no soporta la frialdad de una galería, reclama la templada atmósfera de la adoración; hasta es capaz de subir al grado del incendio fervoroso, del delirio místico.

En Londres, cuando admiran formas, movimientos, colores, expresiones, están aprendiendo en directo cómo el matiz de una encarnadura pintada por Pacheco está recubriendo de humanidad sensible la madera que esculpía Martínez Montañés, o Roldán, o Ruíz Gijón, o Alonso Cano, o Mena, o Mora; están sintiendo como un Yacente de Gregorio Fernández lleva latente la expectatio resurrectionis, como una conexión efectiva entre mundo y Gloria.

Merece la pena leer el catálogo, echarle una ojeada a la exposicón tal como se anuncia en el museo londinenese. Miren aquí.

Y no merece sino el estercolero incultural de las izquierdas y el progresismo infrahumanista la pútrida mala opinión de los que son naturaleza muerta tan agusanada como el hediondo pudridero de las Postrimerías de Váldes Leal. Con el agravante de que no esperan resurrección de la carne.

p.s. Supónese que las góticas de la Moncloa no irán el puente de TodoslosSantos a la National Gallery porque estarán celebrando Jalogüín.


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9 comentarios:

párvulo dijo...

Buenos días don Terzio:

Esos sujetos y sujetas son tan repugnantes como dignos de estudio. Cada época está animada de un espíritu y el arte es el reflejo de ese espíritu. De la comparación de las artes se sigue la comparación del espíritu. Hace poco estuve en Comillas. Al lado de la capilla-panteón se alza una cosa espantosa de Gaudí. Y al lado de esa cosa espantosa un artista moderno, lleno del espíritu de los tiempos, ha plantado una silla torcida y sobre la silla un huevo...

Estamos en un mínimo histórico...y bajando. Yo no tengo palabras para expresar la repugnancia que me provoca esta gente. A la ignorancia unen el rencor y todo la reata de defectos del alma.

Pero anímese: la exposición será un éxito.

airfoil dijo...

Yo me acuerdo muy requetebien del comentario tan mal intencionado de la comentarista de tve, y me quede de piedra.

A la ausencia de atractivo de esta pobre ignorante, la une la bilis que tiene en su pre-meditada verborrea: Lo hace para herir al projimo y ganar medallitas y promocioncitas de su zurdo (no confundirlo con burdo) partido of the dead.
Debe ser un triste vivir ,el ir pensado todo el rato como desacreditar a la Iglesia para subir el escalafon.

Como siempre Dn. Tercio, su contenido y forma, dan el el clavo.

Jorge dijo...

ZP no fue parido en León sino en Valladolid, Don Terzio, que cada palo aguante su vela.

Miserere mei Domine dijo...

Es evidente que la ignorancia es comida de ignorantes.

El comentario iba destinado a quienes están dispuestos a comerlo y regocijarse del mal causado.

Dios nos ayude. Saludos cordiales :)

Terzio dijo...

Ogh! He sido pillado in fraganti: Yes, soy analfabeto de la "biografía" del infausto Zp, sin propósito de enmienda. Pero, si el monstruoso vio la luz en Valladolid, se entiende menos su inquina fobo-cristiana.

La víbora se esconde donde menos te imaginas, ya ves.

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Jorge dijo...

A cualquiera le pasa Don Terzio, sobre todo porque él lleva mal lo de su familia vallisoletana, o eso me han contado algunos que pasan por enterados, porque al parecer no son tan izquierdistas y tan sectarios como él y sólo blasona de su orígenes leoneses, para desgracia de los leoneses. No creo que haya pisado nunca el Colegio de San Gregorio, tan magnífico y ahora vuelto a abrir con todo el esplendor de sus tallas.
La exposición de Londres tiene una pinta excelente, quiera Dios que quienes la visiten sepan apreciarla en todo su sentido y no sólo en el artístico.

anco marcio dijo...

Aquellos a quienes los dioses quieren destruir, primero los enloquecen. Ya lo dijeron los viejos griegos. Estos ignaros iluminados están enceguecidos por su odio a la Iglesia: Peor para ellos; ellos se lo pierden. Muchos de ellos creen que un auto sacramental es el coche del obispo.

Diego Mallén dijo...

Estos locutores, titiriteros y demás reptiles y bacterias engordadas al amor del fecundo pesebre zapateril son de una desvergüenza absoluta.

¿Se ha dado cuenta estimado don Terzio que jamás pronuncian la palabra “España” en los informativos televisivos, sea cual sea la cadena? La palabra es sustituida sistemáticamente, -encaje o no encaje-, por la de “país”. Y venga “país” para arriba, “país” para abajo. Siendo capaces de repetir "país" diez veces si es necesario para evitar pronunciar la palabra prohibida y maldita: “España”.

Sucede igual con los anuncios de publicidad y hasta con la nueva fauna de hombres del tiempo, alguno de los cuales con sus aspavientos grotescos parecen más bien bobotontos que licenciados en la noble ciencia de la meteorología.

Efrén Morales dijo...

Qué triste es que esto suceda en una televisión "pública" que se supone "pagamos todos".