sábado, 20 de junio de 2009

Newman, el sacerdocio y el catolicismo auténtico

El pasado 2 de Junio (un gran día), se validó por la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos el milagro requerido para la beatificación en el proceso de canonización del Cardenal John Henry Newman. Pero yo no me he enteré hasta ayer. Que no fue mal día para enterarse, sino todo lo contrario, porque coincidieron la Solemnidad del Corazón de Jesús y la apertura del Año Sacerdotal.

Un año sacerdotal que empieza con la triste nueva del disgusto que le dieron al Papa la mala clerecía austríaca, Cardenal Primado y un par de obispos, demandando a Su Santidad, y ante una Comisión de Cardenales, la abolición del celibato sacerdotal. Hace mucho que no sucedían tales.

Opino que hay que ser muy cretinos y estar bajo alguna influencia muy in-moral para pensar en arbitrar des-celibaterías en estos tiempos y a estas alturas. El Papa, gravemente, les espetó a los Prelados de la Österreich que lo que había que cuestionarse, de lo que se trataba era (cito):

"la questione, in fondo, e’ se crediamo che sia possibile e che abbia senso vivere una vita fondata sólo e soltanto su una cosa, Dio”.


Es decir, que la cuestión de fondo era que “si ellos creen que es posible que tenga sentido vivir una vida fundada sólo y unicamente en Dios".

Algo que el siervo de Dios John Henry Newman les hubiera podido explicar muy bien. Y quizá con la misma inquietud que, imagino, les dirigiría el Papa la cuestión a la representación austriaca.

La otra tarde, a propósito de todo esto, comentaba con un amigo que una de las primeras "señales" del ánimo católico que iba creciendo y afianzándose en Newman fue su entusiasta y firme aceptación del celibato, como un auténtico signo. Y no ignoraba Newman que la virtud era compatible con clericaturas y vida matrimonial, porque Newman se gesta clérigo en el seno del Anglicanismo y tiene virtuosos amigos clérigos felizmente casados. Sobre cuestiones canónicas y espirituales al respecto, él mismo era un docto conocedor de la teología e historia de la Iglesia antigua y Oriental.

Newman sabía. Pero cuando tiene que escoger y definirse, se aproxima, sin dudas ni titubeos, al modelo sacerdotal y célibe de la Iglesia Católica, siendo todavía anglicano y faltando aun muchos años para su conversión al catolicismo. Incluso fue el "maestro" y consejero que animará y acompañará a otros jóvenes de Oxford a vivir según tan determinado estado. Desde los primeros años del Movimiento de Oxford Newman vivió célibe, entre un estamento clerical hostil a su elección, mucho más en contra cuanto que Newman hizo del celibato una de las señales de identidad de los Tractarianos. El famoso Tract nº 90 hablaba en su punto 10º del "Marriage of Clergy", cuando ya hacía mucho que Newman y su grupo profesaban el celibato.

Las reformas de la Iglesia "con rebajas" son falsas reformas, y sus promotores, al final, terminan siendo desenmascarados como falsos "reformadores". La crisis de la Reforma, por ejemplo, se supera con la gran obra Trento y sus consecuencias: Se afianzan virtudes y se re-fundamentan cimientos tambaleantes y estructuras eclesiales (piedad-liturgia-espiritualidad-pastoral etc.) y morales. Las nuevas congregaciones e institutos de la época no asumieron la reforma para vencer la reforma, sino que se constituyeron firmemente católicas para salvar y afianzar el Catolicismo.

Es un mal "signo de los tiempos" que la patrulla de prelados austriacos vaya a Roma con esas "propuestas". Sobre todo si se considera bajo el ejemplo de Newman, que se reafirma en católico siendo todavía anglicano, por neta y razonable sinceridad y virtud. Es lo que diferencia al Santo del pecador: Que escoge la Santidad y no se resigna al defecto si es defecto por ausencia de virtud y debilidad ante el pecado.

Somos imperfectos y débiles, lo sabemos. Pero la virtud no se discute, ni la Santidad se ofrece en saldo. En el fondo, la renuencia celibataria esconde una minimalización del sacerdocio y hasta una desconfiguración del Sacramento del Orden.


Si, como cada vez parece más evidente, hubo en la mente de algunos influyentes prelados del Vaticano II una intención deliberada de poner punto y aparte y cerrar capítulo, incluso libro, de la historia de la Iglesia y abrir "algo" nuevo en el post-concilio, los de Austria están en esa línea y trabajan para esos objetivos rupturistas (Rahner dixit). Algo que choca con y desafía a la doctrina ratzingeriana de la "Hermenéutica de la Continuidad".

Newman lo hubiera tenido muy claro si hubiera tenido que decidirse entre estas dos opciones, él que tan bien convencido supo escoger la parte mejor: La católica-católica 100%, sin mezcla ni confusión ni recorte por lo bajo.

Afortunadamente, todavía, la des-católica propuesta anticelibataria ni siquiera se discute porque la Iglesia Católica no discute el celibato. Todo lo contrario. Pero, como en otros tantos puntos (demasiados ya), la postulación del celibato opcional se ha convertido en uno de los elementos del mascarón de proa del des-catolicismo.

No se puede vivir con el enemigo en casa. Es dificil convivir con una guerrilla dentro de los muros.

+T.

3 comentarios:

Terzio dijo...

Un estúpido anónimo ha hecho un comentario estúpido. Aunque he borrado la tontería le contesto, a ver si se enmienda:

El mismo respeto que merece en y para las Iglesias Orientales el celibato del clero bajo (solamente, porque el alto clero monacal y jerárquico son célibes) merece el celibato general del clero Romano. O incluso más: Porque el sacerdocio latino se ha conformado al paso de una espiritualidad que no ha observado el celibato por meras razones "accidentales", sino entendiéndolo estrechamente unido a la esencia espiritual del Sacramento del Orden y su ministerio.

Que es lo que ponen en duda y contra lo que van los anti-celibatarios: Han dejado de creer en el Orden y el Sacerdocio y no le ven sentido a ninguna de sus referencias de estado. La crisis es de "fe sacerdotal", lo del celibato es una "coartada" para la "movilización". Ellos, los "enemigos", saben muy bien que atentan contra el sacerdocio cuando piden la eliminación del celibato. Y por eso.

¿Se ha enterado el "enemigo" anónimo?

Pues entérese y no me ensucie el blog con estiércol descatolizante, please.

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anco marcio dijo...

Veo, y leo, con preocupación como se alzan voces disidentes, y desviadas, dentro de la Iglesia. Primero esa celebración del Corpus (en Linz?) que no sé calificar; después la historia de los anticelibato; más tarde, o antes, me da igual, Pagola y sus pagoladas contra el dogma de la Resurrección del Señor. ¿Por qué una mano tan firme ante algunas desviaciones de la ortodoxia y, simultáneamente, otra mano de seda ante tanto insensato?

Mendrugo dijo...

Los enemigos del celibato son los enemigos del matrimonio. Cuando piden que a los curas les dejen casarse no se refieren a lo que la Iglesia entiende por matrimonio. No quieren el voto de castidad pero tampoco los votos matrimoniales, y no digamos una prole numerosa.

Aquí, noticia de la conversión de un pastor anglicano con mujer y seis hijos. Y se convierten los ocho.
http://la-buhardilla-de-jeronimo.blogspot.com/2009/06/cruzando-el-tiber.html

Un cura casado debería ser ejemplar como sacerdote, como marido y como padre. ¿Es eso lo que quieren los detractores del celibato? ¡Ja!