Una cosa tuve clara: Que el Carnaval no era virtuoso, sino crapuloso. También concluí que hubo carnavales de distinto grado, de varia intensidad y efectos. Los que mis tías gozaron tuvieron que ser poco más o menos como una fiesta de cumpleaños de ahora, de esas que los padres hacen para sus crios, como una especie de ensayo de relaciones sociales. Fueron aquellos carnavales de casa decente, con buñuelos, chocolate, anís y ponche. Y mucho rigodón y sevillanas. Y a las doce de vuelta, como la Cenicienta.
Después supe más de carnavales, leyendo. En Cadiz por Carnavales nunca estuve. He estado antes y después del Carnaval, la semana antes o ya en Cuaresma, con rastros de papelillos y serpentinas por las calles y un tablado medio desmontado en la Plaza de San Antonio. El Carnaval de Cadiz es la sublimación de la pocavergüenza y el summum de la ordinariez más exquisita, chabacanería que se vuelve risa contagiosa irreprimible en cuanto se escucha el pito de una chirigota, como una carcajada guasona y socarrona a lo Pemán, gloria de "La eternamente vencedora".
De Jerez, al ladito de Cádiz pero en otro mundo, es el padre Coloma, que en Pequeñeces plantea un drama con presentación-nudo-desenlace entre Carnaval y Cuaresma, se puede decir. A mí me gusta leer Pequeñeces por Carnaval, porque leí el novelorio un año por carnavales, yo estudiante todavía. Y me hice adicto. Otra novela de Coloma se llama casi igual, "Solaces de un estudiante", y también sale el Carnaval. Y en una lectura recreativa, "El primer baile", también. Y en "La Gorriona", y unas estampas de Carnaval y Domingo de Piñata deliciosas en "Por un piojo". Tengo 2 obras completas del p. Coloma, una para leer yo y otra para prestar; pero no la presto por miedo a perderla; la otra, la primera que tuve y leí, es en casi una obrita que Coloma hubiera escrito con gusto (y no tiene final todavía, a saber), pero esto ya lo he contado, otro año, casi lo mismo.
De otros carnavales también tengo semblanza literaria, de lectura, que soy sujeto de mucho libro y poco mundo. Y como el carnaval es mundano, sospecho que soy quasi analfabeto carnavalista, a pesar de lo leído.
De Cuaresma se más.
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3 comentarios:
En Cadiz, monsieur, el Carnaval ya no es lo que era. Quedan retazos de aquella genialidad, del ingenio y el doble (y triple) sentido que antaño tanto proliferaron. Hoy lo chabacano triunfa más que ayer. Y, a pesar de todo, o sea "sinencambio", sigue siendo el más genial, absolutamente genial de los carnavales del Universo mundo. Guasa, pito de caña, cosas dichas sin decirlas (que una vez al año no hace daño), compás exquisito para los amantes de la música, y hasta retazos de poesía sublime. Sublime por pura. Sublime por sencilla. Sublime por popular. Y es que Cádiz, amigo Terzio, es mucho Cádiz. Lástima que la gente (uza) no se entere de nada y estropee las noches del sábado de Carnaval, con tanto imbécil que sólo va a beber descontroladamente y no a escuchar coplas y beber "controladamente". Lástima de la corrección política que ha hecho mella de tantas letras... Y sin embargo, sigue siendo el mejor del universo mundo. Pito de caña, tres por cuatro, y venga el pasodoble bueno y los tangos gaditanos. Por cierto, para los foráneos: no se pierdan la chirigota "Los enteraos" de este año. Búsquenla en Youtube. Si son andaluces, seguro que han conocido a más de uno y más de dos así, exactamente igual a ellos. Si no, seguro que debe haber un tipo autóctono muy similar. Reírse se van a reír, que todavía quedan tres días para la Santa Cuaresma. Para partirse la caja, vamos. O la caja, el bombo, con maza y toda, y el pito (de carnaval, claro). Yes, don Terzio. Esta es mi opinión. Se le saluda.
PS: Mañana, lunes de coros en Cádiz. Eso es todavía algo de lo que merece la pena no perderse.
Oh! Es que yo soy de Cádiz por engendración, porque mis padres fueron a Cádiz de viaje de novios, y algo de mí se hizo allí.
Y por eso la querencia, que me dicen Cádiz y me chispea el alma.
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A mí siempre me han enseñado y me ha echo gracia aquello de "el carnaval es el triunfo de satanás"
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