Del Señor es el Orbe,
a su Voz tiemblan los cielos;
los cielos que rocían hermosura
en la heredad del Pueblo del Señor.
.
Dignas son las morada de tus siervos
a la sombra de tu monte excelso;
excelso sin par sobre la tierra
su recinto de inmensa dignidad.
.
Dichosa la piedra que templó tu planta
cuando pisabas Sión la bendita;
bendita la flor que exhaló a tu lado
su aroma en Jericó dichosa.
Feliz el muro que escuchó el ¡Hosanna!
primer de un niño bienaventurado ;
bienaventurado el arco cuando abrió
su puerta al canto de un pueblo feliz.
Mira, oh Santo!, la ciudad de tu Alianza
y que rebose paz tu Nación Santa.
+T.
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