- "Que este año no hay Reyes. Sólo para los niños de Mª Carmen. Así que no vayas a encargar nada".
Mi hermana no es impositiva (a pesar de ser hermana) y yo ya no reconozco dominio de hembra ninguna de este mundo (salvo mi tía Antoñita para algunos particulares, y una madrina litúrgica campeadora que también se me impone por fuerzas mayores...algunas veces). Pero, en este caso, mi hermana hablaba con la arrogante autoridad de una soberanía indiscutible (las hembras de casa son así cuando toca ser así; es sello familiar).
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Conque no hay Reyes (regalos de Reyes, es decir) para los mayores (ya casi todos, menos los niños pequeños de mi hermana pequeña). Y la verdad es que la temporada familiar no está para tafetanes, regalitos, ni siquiera rosco de Reyes. En fin...
Triste Navidad, definitivamente sin el colofón de los Reyes.
Pero no me resigno, yo que soy tanto de Reyes que los tengo en un cuadro sobre la cabecera de la cama, los Tres, a caballo y con la Estrella, todo el año. Soy su devoto y les rezo. Prefiero llamarles Magos: SS. Magos del Oriente; pero acepto y uso también el "Reyes", tan ricamente infantil.
Ya no les escribo cartas, pero las escribí. Ahora rezo, y les digo, en sustancia, que se hagan cargo y que me manden algo de lo que necesito. Como los Santos son muy especiales y no-son-de/están-ya en este mundo, me intranquiliza un poco dejar todo el encargo en sus manos sin alguna "sugerencia orientativa". Oh! sí, mundano que es uno al fin y falto de conversión y espíritu de santidad y virtud: Lo sé, y también les pido a los Tres Magos todo eso, por todo eso.
El proceso es que ellos, los Magos, piden por mí y para mí, cumpliendo el piadoso encargo que les cabe, y así se hace más fuerza ante Él, que es el que da a los Magos para que los Magos den. Pido yo, ellos piden, otros también, pedimos todos los que pedimos, etc. etc. etc. y la Communio Sanctorum está a todo fuelle durante estos días de Enero y Reyes (Uds. me entienden...Y si no entienden es que no merecen leer esto, y están graves de alma, muy graves).
Así que, quiera mi hermana o no, mis Reyes - D. m. - llegarán. Misterio será ver luego qué traen, pero traerán.
¿Que si pongo los zapatos? Pongo muchos zapatos (mi dormitorio es un zapatiesto múltiple y polimorfo), por si acaso.
¿Que si estoy de los nervios? Algo debo de tener, si no sería una vulgaridad rampante, o sería socialista, o impío masón, o tonto de baba y paga. Así que sí: Algún nervio o nervadura debo tener (Por supuesto, góticos del XIII-XIV; alguno Tudor, e incluso una serie de A.W. Pugin: Si se tienen nervios, se tienen con estilo). Aunque esto de los Reyes Magos no es desvarío nervioso.
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Yo diría, más bien, que convicción profunda, arraigada con toda la seriedad de los años serios, los más serios de la vida, que son lo que van del nacimento a la Primera Comunión, más o menos. Sí: Una certeza con esa entitativa e indubitable solidez.
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6 comentarios:
Sigo creyendo en los tres Reyes Magos El mío es Melchor, de toda la vida.
La foto, mejor el autor que el paje de Su Majestad.
Para Real Magia.
Muy bonito. Y al que no crea en los Reyes Magos que se le seque la yerbabuena. Yo los acabo de ver.
Y muy simpatico el niño de las gafitas torcidas. Segurísimo que ha tenido el mal gusto de crecer...y empeorar, desde luego.
¡Que se le va a hacer!
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¡El paje estará ya jubilado en Oriente!
Como en la obra musical, "El violinista en el Tejado"...
¡Que viva la tradición!
Dios nos bendiga.
¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD!
Pues yo me encuentro con el problema opuesto.
Les pido a mis familiares que no me compren nada y se me enfadan.
Ya sé que es una estupidez en el fondo, pero caer en el consumismo loco en unas jornadas que son de celebración religiosa me parece insultante.
Me dicen que me encanta dar la nota... y no.
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