¿Cuales son las obligaciones de un rey cristiano? Defender a la Iglesia y a los débiles; proteger la fe y favorecerla, y ser campeón de la justicia y la paz.
Este "perfil" del monarca crisitiano está bellamente esbozado en el Salmo 71, un salmo mesiánico que canta y profetiza el reinado del Rey-Mesias:
"Dios mio da tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a los humildes con rectitud...
...Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de
Saba,
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.
Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra."
Un precioso ideal, casi intacto porque nadie lo ha consumado en su integridad y sólo alguna vez se ha asumido parcialmente.
En la Edad Media, desde esta inspirada concepción del rey y su vocación, la Iglesia pudo alentar, pero las más de las veces tuvo que recordar, amonestar, exigir y corregir. Con la paradoja de que la Iglesia misma tendería a representar funciones regias secundum mundum olvidando la alta esencia del Regnum Dei.
En la estamentación medieval, la gradación del gobierno (los grados del ser, doctrina tan apreciada por la Escolástica) descienden desde el Todopoderoso hasta el hombre común del pueblo llano; en la cúspide humana está el rey, y un plano más allá, entre lo humano y lo divino el Papa como cabeza visible de la Iglesia.
Cuando alguien destacaba y encarnaba de manera sobresaliente el ideal regio, la Iglesia lo advertía tanto como se afligía si era el caso contrario. La Edad Media se puede seguir haciendo secuencia de reyes probos y réprobos según la Iglesia, a la manera con que se les juzga en los Libros de los Reyes y Crónicas del Antiguo Testamento.
Pero son cotradictorios los valores en juego y la ponderación de los resultados. Así, el monarca que pretendiera ser virtuosamente cristiano se verá frecuentemente tachado de débil, influenciable, dubitante. Por su parte, el rey belicoso enfrentado a la Iglesia y sus prerrogativas será estimado como independiente, enérgico, de carácter.
Encontrar un Fernando III el Santo, Rey de Castilla y León y uno de los más completos hombres de su tiempo militar y políticamente hablando, y con fama contrastada de "santo", es una rareza (entonces y ahora). Su contemporáneo y pariente Luís de Francia fué más piadoso que afortunado en empresas guerreras y políticas, aunque con igual fama de santidad.
El Santo que ha conmemorado hoy la Iglesia, Eduardo el Confesor, es de esos con perfil piadoso, clemente, pacífico; defensor del pueblo, protector de los humildes, hombre de paz, monarca que rinde su trono, corona y cetro a los pies del Papa de Roma, defensor de la Iglesia, fundador de abadías...Pero monarca relativamente azaroso, que dejó un reino inestable y una conflictiva sucesión.
La perfección del ideal cristiano no se consuma en este mundo porque se encuentra en un Reino que no es de este mundo. Sin embargo sí está incoado en este mundo, y existe la vocación para continuarlo y desarrollarlo en este mundo hasta que, finalmente, venga Su Reino que no tendrá fin.
Tristemente Occidente vive en profunda crisis de monarquias y reyes que han perdido su ideal cristiano, o han renunciado a él, o incluso apostatado de él. Arturo es una leyenda, Carlomagno un nombre, los demás una crónica.
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Sin embargo, el ideal está profetizado: "...el librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector..." Faltan aquellos reyes que reinen, pero no estos pobres que claman.
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8 comentarios:
Este "perfil" del monarca crisitiano está bellamente esbozado en el Salmo 71, un salmo mesiánico que canta y profetiza el reinado del Rey-Mesias
Parece mentira que des los atributos propios de un Rey-Mesías judío a un rey cristiano...
En cuanto al resto... da al César lo que del César....
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Terzio, ¿cómo va el proceso de Balduino de Bélgica?
No hay solución de continuidad desde un concepto a otro: De David a Carlomagno existen mínimas diferencias "regias" (parece mentira que no se advierta/no se capte/no se entienda).
Lo de Balduino es un exceso auspiciado por el sunami de beatificaciones de estos últimos años; ese perfil de discreción (timidez?) es lo más lejano al carácter de un monarca cristiano en activo (entiendo yo); la santidad "particular" que puede valer para un particular, no sirve para un hombre "público" (opino yo). Si le llegan a beatificar, vale: uno más; desde luego no descollará (pienso yo).
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Sí se entiende, se entiende que el concepto de rey-cristiano es un oxímoron.
Un cristiano debe servir a los demás, un rey debe ser servido...
Cómo va a ser uno de los grandes de la tierra humilde?
Lo dicho, un oxímoron.
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Ya.
Como la reprensión de Samuel, que no entendía.
Sed contra, los conceptos "rey" y "reíno" se incluyen en la Revelación y son asumibles por una sociedad cristianamente fundamentada.
Item más: El Sal 71 que citaba describe actitudes-funciones de servicio (servir=reinar).
Quizá, como tantas veces, se confunde la defectibilidad de la realidad y sus ejemplos con la altura de los ideales y sus exigencias.
Pero los errores y fracasos de la operación nunca abaten la excelencia del prototipo, que como tal permanece incuestionable.
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He borrado una impiedad de Renton; fácil, ocurrente, como suele ser este género de comentarios.
Pero no tolero licencias tales, y por eso el barrido.
Confío se me comprenda el alma de inquisdor que me inflama, incontenible.
Lo reconozco: Ya que quemar no me dejan, censurar en mi blog me lo permito siempre que se Terzia.
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Bueno, es tu casa...
Pero al menos podrías poner un aviso, no sé, algo así como:
Ojo, Torquemada Suelto...
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Mi casa y la tuya siempre que te acojas a su hospedaje...y te avengas a los límites de la hospedería.
Y gustoso de recibirte, eso no lo dudes.
+T.
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