domingo, 30 de septiembre de 2007

De Hierónimo, el León de Belén


Le tengo especial simpatía al Santo de hoy. Hay días con Santos y dias de un Santo, que son los dominantes del Santoral. Por gracia de Dios, supongo, destacan; y no es novedad: Los auténticos, protagonizan su día desde hace siglos, sin competencia. San Jerónimo, además, no admite competencia, y pocos se atreverían a competirle.
.
Alguna vez he escrito que el león que le acompaña en su iconografía y es figura en el blasón de los jerónimos, describe, más bien, el carácter del propio Santo. En la leyenda, es de esos leones feroces que se vuelven mansos al topar con el Santo eremita del desierto. Entonces había desiertos, eremitas, leones y Santos de una pieza, 100% naturales-sobrenaturales ; y los desiertos eran eremos, los eremitas ascetas, los ascetas Santos...y con leones-leones (también cuervos: Los cuervos también salen mucho en las historias de los Santos de entonces).

San Jerónimo empezó la suya, su historia, en Dalmacia (que aunque estaba donde hoy está Croacia no era Croacia, si me explico); después hizo carrera en Roma y se colocó de secretario del Papa San Dámaso (que era de Hispania, pero no español, si me explico). Formaron un excelente equipo en la Roma post-persecuciones; el Papa Dámaso escribía bellos epitafios para las tumbas de los Mártires, y Jerónimo se incardinaba hondo y firme en Roma.

Allí, además de ser secretario papal, predicó bastante y hasta dió clases a una élite de beatas de las que destacaron dos: Paula y su hija Eustoquio. Como ya no había persecuciones y al Santo (bueno, santo en construcción, más bien) le atraían los leones y ya no echaban a los crisitianos a los leones, se fué al Oriente donde sí había todavía leones (hoy ya no hay leones, pero sí hay hamás, al-qaedas, sionistas, yanquis y otras feroces alimañas, más que los leones). Pero el Medio Oriente atraía a Jerónimo por algo más que los leones: Era por Él.

Y Jerónimo se fué al principio, "ad cunas", a Belén, donde se hizo una especie de leonera en una gruta que dicen que estaba junto a la del Pesebre. Allí (ya con león acompañante) se puso a traducir al latín desde los originales hebreos y griegos los Sagrados Textos del Antiguo y el Nuevo Testamento; griego sabía, hebreo tuvo que aprender, y aprendió muy bien (le enseñaron doctos rabinos). Aplicado y docto, finalmente logró la magnífica versión que se llama Biblia Vulgata, tan querida por la Iglesia Católica.

Como un león, Jerónimo desde Belén era una fiera. Se metió en todas las controversias doctrinales de la época. Intervenía él, y la armaba; diatribaba, rebatía, argüía, insultaba y rugía a los herejes hasta acoquinarlos; arremetía contra todo quisque, y no había quisque que se le arrimara, al fiera, al tremendo, al leonino Jerónimo.

Pero cuentan que la fiera de Belén, era un ternazo en el fondo; como un cardo borriquero de espina dura por fuera y cogollito dulce en el corazón. Cuentan que se pasaba las noches flagelándose las magras carnes, ya viejas; cuentan que tuvo tentaciones fuertes, muy fuertes; y cuentan que cuando eran más recias se cascaba el pecho con una piedra, el muy bruto, el muy fiera, el leonazo de Jerónimo (ya casi, casi "San" Jerónimo).

Como estaba en Belén, como rezaba y se apedreaba cerca del Pesebre, algunas noches se le aparecía el Niño como estuvo en el pesebre; y Jerónimo soltaba la piedra y cogía al Niño y se lo ponía cabe su pecho blando por las pedradas (o por el Niño?) y, como era viejo y tenía cascado el pecho, Jerónimo lloraba como lloran los viejos, temblón y tierno; y el Niño sonreía, y Jerónimo lloraba (y el león se estaba quieto, y hasta comía paja en el pesebre de la Mula y el Buey). Vamos, que se montaba en escena la profecía de Isaías que Jerónimo traducía del hebreo al latín: "...et leo quasi bos comedet paleas..." (Is 11,7).

Y así se quedó, junto al pesebre, con el león y el buey rumiando la paja dorada de Belén. Cuando murió Jerónimo, enterraron su cuerpo flaco de asceta en la misma gruta; pasado el tiempo, llevaron su cuerpo a Roma, y con las reliquias del Santo, una carga de tierra y piedras de la cueva bethlemita. Se colocó todo en la Basílica de Santa María Mayor, cerca del relicario de la Cuna del Pesebre. Y allí espera el cuerpo de San Jerónimo su resurrección.

N.b.- No se sabe si los huesos del león también están allí; dientes no han aparecido, pero algunas noches parece que ruge, sobre todo cuando hay herejes cerca.

Para mi Jeromín, porque hoy es su Santo, y yo no lo olvido.


&.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta San Jerónimo, no puedo evitarlo.

Que se gastara el dinero en libros y tuviera mal genio, me lo hace muy cercano. Su protesta onírica de «soy cristiano, no ciceroniano»; el que consiguiera un discipulado de lo más chic de las doñas romanas, todo un logro. El gorro que le regaló la mujer de San Paulino, me lo hace entrañable y muy cercano. ¡Qué pena que perdiera aquellos tomos de sus cartas, que ni todas eran cartas ni todas de San Jerónimo! ¡Cuánto disfruté aquel año de fin de carrera leyendo y releyendo!

Para nos, su mal genio me consolaba del mío, claro.

Gracias por traerlo. A mi sobrino-nieto, no lo bautizaron con Jerónimo, una pena.

Joaquín dijo...

Leyendo este entrañable relato, me he acordado del beato Charles de Foucauld, filólogo y eremita como San Jerónimo. Podrían componerse unas "vidas paralelas".

Terzio dijo...

Oh! Y los Ángeles zurrándole cuando leía a Cicerón: ¡Qué escena!

Es genial, un tipazo formidable, y un santazo como a mí me gustan: Con todas las pasiones y todos los arrepentimientos.

Esta cita es suya: "...una amistad que puede morir nunca ha sido verdadera"

Ecco!

+T.

Alfaraz dijo...

Siempre pensé que las tentaciones de San Jerónimo eran contra la vanidad y no contra la lujuria: antes de zurrarse apartaba delicadamente el capelo.
Las danzantes que le pinta Zurbarán son el antídoto de la concupiscencia.

Terzio dijo...

Las de Valdés Leal tienen más picardía: Parece que le bailan sevillanas (y no son hembras que tientan la libido: Son representaciones de vicios y pecados con forma femenina, que son las peores).

T.

Alfaraz dijo...

Parece que servidor pasó por aquí hace un año....y aquí vuelve.

De entre todo este lujerío iconográfico jeronimiano que nos presentas, yo me acuerdo ahora de un relieve de cerámica en un patio. Está en una Escuela de disciplinantes, que lo supongo ahí por eso.

Y lo imagino cada vez más caído a trozos, lo que puede que sea una metáfora de todos nostros.

.