Sólo me parecen dignos y de cierto nivel los festivales de cine de Venezia y Berlín. El de Cannes es una boutàde de los franceses, y los demás un remedo, más o menos provinciano, según cómo se atine a disfrazarlo en la prensa.
El de San Sebastían (curiosamente "San Sebastian", no insitiendo en "Donosti"; ni tampoco en que es un invento "franquista" del año cincuenta y pico, de aquella España-España profunda. Eso no se dice, eso no se cuenta, eso no pasó); el de San Sebastián, decía, se define este año en lo que vale con ese premio que le han dado a uno de los peores majaderos de la cartelera de Hollywood (otra curiosidad: que se ensalce lo de Hollywood en el San Sebastían de la kale-borroka/arre borrico y errikotabernas/corre que te mato. Increíble paradoja).
El cine es una novedad en las artes que ha recorrido en poco más de un siglo casi toda la trayectoria de la Historia de las Bellas Artes, como imagen en movimiento rápido que es. Desde aquel 1895 de los Lumiére al cine de usar y tirar de ahora, el espectro cinematográfico es tan rico y capaz que ahora mismo se está promocionando en Barcelona un Congreso Internacional de Teología y Cine; el primero en su especie, parece ser, y con el subtítulo temático de "Dios en el Cine", que ya daría de por sí para una quaestio disputata. (Al margen, digo que me revienta la versatilidad del que mete en cualquier salsa la Teología, como si semejante ciencia fuera compatible con todo aderezo circustancial y/o coyuntural sin desvirtuarse, pero esta es otra quaestio).
Por supuesto que junto al sólido Dreyer, sacan también a Tarkovsky, y a Buñuel, y a Kieslowski, y a Olmi, y a Allen; y hasta a von Trier y a tres enigmáticos cineastas iraníes que ellos sabrán, porque no les ponen ni nombre.
Como se ve, ideal para rematar de los nervios y con tráuma cinemato-teológico digno de diván (y argumento de película para el 2º Congreso, Deo volente).
No sé si existe en Cine lo que Moeller hizo con la Literatura del siglo XX. Pienso que resultaría un tremendo análisis de las crisis de fe-religión-teología-Cristianismo en nuestra más próxima contemporaneidad, con ejemplos que rayan el tema "problematizando" desde la "Intolerance" de Griffith hasta los dramas de Tarkovsky, o el recien fallecido Bergman (que por cierto no sale entre los del 1er. Congreso de Barna, qué raro).
En el programa, la cosa la pintan seria, como actividad de la Facultad de Teología de Cataluña (bueno, no: Facultat de Teología de Catalunya, que no es lo mismo, pero sí), y con nada menos que un Obispo-Bisbe de moderador de las mesas-ponencias (deberían ser, más bien púlpitos/ambones-redondos, ¿no?).
Como los organizadores son - i presume - de la clerecía y laicados modernos, no habrá Misa de apertura ni Te Deum de clausura, que es lo que pegaría, digo yo.
De todas formas, yo no iría al evento ni con la guardia civil apuntándome (perdón: mossos de esquadra). Un Obispo-Bisbe cinéfilo y en mesa redonda, debe ser letal córpore et ánima.
Además, pienso que Dreyer, Tarkovski y cía , mejor en casa y en sus justas dosis, para no desvariar; que una peli es una peli, y Teología, otra cosa.
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11 comentarios:
Hombre, tampoco se pretende hacer teología (aunque organice dicha facultad) sino analizar cómo se trata la cuestión de la trascendencia en el cine. He visto la programación y me parece muy atractiva.
Mujer, eso lo se. Pero deja que embista. Cuando hay jerarquía por medio, me arranco incontinente; si sospecho que va de "élites" que se estiman por encima del común, más caña, más leña a ese mono; si se sirven productos de alambicada esencia, bomba al patio!
Y así. Deberías intuirlo, a estas alturas.
Aparte, y más en serio, el "trascendente" en pantalla y enrollado en celuloide, es una paradoja, ciertamente---> pero vale como variación de la "scriptura" y vehículo del Mensaje (si no se extrapola o desvirtúa por los "particularismos" del cineasta de turno).
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Ja, ja. Lo sé, lo sé.
Gracias por hablar del tema, si no, no me hubiera enterado. Como pueda me voy a Barcelona... o a Roma, donde hay una jornada de emprendedores, buena excusa para visitar la Ciudad Eterna.
La de lós Mártires el 28-Oct. tampoco es mala. Si te organizas, hasta puede que logres carambola y estés en una y otra.
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Batiscafo, ni que no conocieras a Terzio...
A mí la entrada me ha parecido "just brilliant". Chapeau. O como sea, que yo no domino tantos idiomas como el anfitrión.
Te ciega la parcialidad por tu más asiduo comentarista-incordiante. El próximo, te arremeteré implacable.
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La programación es muy interesante, como para apuntarse. Dios "no cabe" en la pantalla, pero las vicisitudes de los creyentes e increyentes sí.
El cine religioso es bien conocido (Marcelino pan y vino, Quo vadis?, Barrabás, Historia de una monja...), pero el cine "teológico" creo que está por descubrir. Y será teológico si es una representación cinematográfica de la experiencia humana desde el ángulo de la revelación.
Si el "pulchrum" (en la poesía, la pintura, la escultura, la música...) es una vía para conocer a Dios, ¿quién nos dice que una buena película deje asomar alguna visión de la trascendencia?
Claro, tiene que ser buena, y que guste, también.
Je, je, si lo de menos es que el interfecto tenga razón o no. Lo brillante es el cuidado movimiento con el que arrea al que se pone por delante, clerecías valen doble.
Gracias! Cuando uno se entiende comprendido, la emoción afluye en conmovido caño, gracias! (Mille baccini, Alonso!)
Opino:
-Que en un medio extraño, lo teologal se expresa mejor cuando no sale en primer plano, sino con y desde un enfoque relativo, indirecto.
-Que no es lo mismo el cine de temática religiosa que otro que pretenda plantear el tema/problema religioso.
-Que ese "1er.congreso internacional" me parece un parto con ínfulas desde el primer instante de su concepción; al titulaje me remito (hay para escoger "semanas", "jornadas", "seminarios", "encuentros", "foros"...etc.); aparecer en la escena como "congreso intnal. 1º" es nacer con prurito de megalomanía (Visca!).
Además, aborrezco toda "internacional".
Pues eso, más o menos.
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Cosi tanti. O como se diga.
Ea! La que me estoy perdiendo.
A mí todavía me debes una compensación por la peli esa del Tarkovsky que me llevaste a ver al cine-club. Fue la releche con propina (porque no acababa, o sería que aquel dia pusieron la versión extra).
Yo prefiero el Marcelino, los Ten Commandments, y el Ben-Hur.
Tt.
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