sábado, 30 de diciembre de 2006
Imagen de libertad
El año pasado, o hace dos años, en la Bienal de arte contemporáneo de Sevilla, uno de los pseudo-artistas de la muestra, escandalizó a Sevilla entera colgando el maniquí de un niño ahorcado en la puerta principal de la antigua Cartuja de las Cuevas. Era la moda, que llega tarde y con resaca a estas provincias nuestras, tan provincianas en gustos, modas y gobierno.
La Junta caciquera de Chaves pagó caro a los pseudos, la consejera de cultura lució el palmito por esa sombra de Cartuja (ay!, por donde las hembras no deberían aparecer ni a la legua) y la prensa sevillana comentó y recomentó durante una semanita lo del chiquillo ahorcado.
Falsa la ex-cartuja, falso el artista y falso hasta el escándalo. Todo fué falso, pero bien pagado y, en el fondo, bien visto porque dió que hablar.
Cuando la mil veces re-interpretada liberación del Irak se cierra (si se cerrara) con una horca y un ahorcado, la escena y su lectura es tan falsa como el niño de la Cartuja. Si ese es el "icono" que la libertad, la democracia y el Occidente dejan en el martirizado Irak, están tatuándose con un signo indeleble y maldito Occidente, su democracia y su libertad.
Tiene que estar muy pervertido un sistema y sus representantes cuando esa es la huella que dejan: Un ahorcado en una horca.
Si, encima, pretenden que el jeroglífico signifique libertad-justicia-paz, la falsedad y su perversión alcanzan cotas de, esta vez sí, genuíno escándalo.
+T. penúltimos de Diciembre del 2006
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3 comentarios:
Ciertamente, los nuevos gobernantes tendrían que haber dejado constancia de que no son como Sadam. No me opongo al castigo del tirano, pero como gesto histórico habría sido mejor otra cosa.
Saludos, Terzio.
Buen paralelismo.
Y sonrojante que a Sadam se le ahorque formalmente por la matanza de casi 150 chiíes cuando la guerra de Irak ya ha matado miles de civiles más.
Si se montó un Spandau para Rudolf Hess...
Es cuestión de credibilidad...ni más ni menos.
+T.
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