viernes, 24 de agosto de 2012
De la Novena
Las novenas preparatorias son un invento piadoso del s.XIX. Lo clásico, lo antiguo y tradicional, era festejar las Vísperas, celebrar la Fiesta y prolongar la celebración durante su octava; así se formaron las antiguas novenas, nueve días (la víspera de la fiesta más los ocho días siguientes). Así se celebra la Novena de la Asunción en mi pueblo, una Novena post, no pre. Con calor, con mucho calor material y fervor espiritual.
Antes de la reforma (traumática) del Concilio (discutido), la Misa de la Novena se celebraba por la mañana, Misa rezada, con la excepción de la Función Solemne el día de la Asunción y la Misa de Comunión General el último día de Novena. 'Función Principal de Instituto' se llama (en Sevilla y Andalucía) a la Misa Solemne que se reglamenta como culto principal de una hermandad o cofradía, en cuyo transcurso, después del sermón, se hace solemne protestación de fe con juramento de los hermanos presentes. La Misa de Comunión General obligaba a todos los miembros de la Hermandad, previa confesión. Se celebraba temprano, por el ayuno, el ayuno antiguo que empezaba la medianoche anterior, por lo que se procuraba la Misa rezada con sermón breve, para agilizar la Comunión. Así y todo, entre el calor de Agosto y la preocupación del ayuno, eran frecuentes los desmayos (mocitas pre-casaderas y solteronas nerviosas, mayormente).
En recompensa por la devoción, los desayunos post-Misam eran deliciosos, un disfrute de chocolate, café, calentitos, sopaipillas, buñuelos, tortas, pestiños, piñonates, gañotes, bizcochos, brazos de gitano, empanadillas, rosquillos, magdalenas. Y copita de anís o de coñac (otros licores no se conocían en las casas decentes, salvo la ginebra, para el dolor de barriga). Decía mi tía Rosario que desde que quitaron el ayuno largo de la Comunión, se perdieron los desayunos de fiesta, de batea y mantel, por castigo de Dios. Una sutil apreciación, mitad beata, mitad gourmet.
Ahora, como la Misa de la mañana se incorporó a la Novena de la tarde, la Comunión es general todas las tardes, sin ayuno. Quiero decir sin ayuno consciente, no preparado; de todas formas, desde que empieza la Novena hasta el momento de la Comunión, se salva la exigua horita de ayuno, que la despreocupación de los curas y la ignorancia de los fieles ha dejado en quasi nada, un obstáculo molesto, en todo caso, que unos olvidan y otros no saben. Pero se comulga, todo el mundo en general. Hasta el pobre pedigüeño de la puerta, un rumano (dicen que sí está bautizado, en su rito) se metió un día en la fila de los comulgantes (con división de opiniones de sí podía o no; conmigo no pudo).
Este es un particular que manifiesta la relajación universal-católica (valga la redundancia) imperante. Tiene su gracia, relativamente, porque destapa la idiosincrasia de lo popular con su lógica argumentativa. Quiero decir que en nuestros pueblos, donde todos se conocen y todo se sabe, es un problema negar la Comunión por motivos de irregularidad, digamos: Separados y divorciados vueltos a casar (por lo civil) o sin casar (por la moda) resultan pastoralmente incontrolables por el escándalo que supondría negarles el Sacramento. No se ve el escándalo de que lo reciban porque la aceptación in-moral social se ha impuesto a una inexistente/desaparecida conciencia moral religiosa católica, y se tiende a disculpar religiosamente como se disculpa socialmente. Item más: Se censura la censura, absolutamente, tan rigurosamente como antes se imponía la disciplina, ahora reina la tolerancia omnímoda. Que la Iglesia y el Papa recuerden constatemente la disciplina vigente es sintomático, porque no se cumple. Una vez, una doña devota, muy suya, cuando le explicaba el quid de la cuestión, me espetó:
- "Pues a la nuera del Rey, a la que se ha casado con el Príncipe, sí que le dan la Comunión, habiendo estado casada por lo civil y divorciada".
- "Pero - repuse yo - se le concedieron las dispensas".
- "Pues que se las concedan a mi Rosarito (su hija divorciada), que no vale menos que la Infanta.
Y en esas estamos, aquí y en las antípodas, con estos lodos de aquellos polvos. Polvos de los que se excusan nuestros obispos con vagas exortaciones pastorales porque no tienen que bregar con el común de los fieles descarriados. Y cuando el cura interviene imponiendo lo exortado (por la Iglesia, por el Papa, por el Ordinario) se arma el escándalo, lo que horroriza a los obispos (que hablan pero no actuan) y perjudica a la postre al pobre cura, apaleado en primera instancia por el vulgo y machacado - en segunda instancia - por su padre y pastor que censurará (de internis (atque de externis etiam)) la impericia pastoral de su subordinado. Sic.
El problema me excede y supera. Pero no soy tonto. Ayer mismo me planteé seriamente si no debería quedarme en el confesonario y no acudir a la hora de la Comunión. El día en que la Jerarquía actue con claridad y sin excepciones, la praxis pastoral será menos problemática. Pero no lo harán, doy fe. No me valen las actitudes ejemplares de un prelado, un día, a una descarriada ignota, en un enclave pastoral de un satélite de Saturno in partibus infidelium: Necesito un ejemplo claro, patente, constante, perseverante, de mil prelados conocidos, en circunstancias de general conocimiento. Como antes, es decir. Como siempre. Si me explico. Pero en nuestra Iglesia del Tertio Millenio, el antes pasó y está vetado, y el siempre está en crisis de identidad contradictoria consigo misma.
Justamente lo que me gusta de la Novena es su identidad medular temporal. Entre el espacio, las oraciones, las canciones, parece que se mantiene un centro inalterado, estático, en cuyo torno giran personas y cosas. El eje, en este caso, es la Virgen, con un punto incluso material en la imagen de la Virgen Asunta, atrayendo la devoción de todos, entonces y ahora.
Ayer, por ejemplo, tuve una especie de re-versión, una instantánea de un dejá-vú consciente: Desde el altar, vi a la prima Conchita levantarse, sentarse, moverse, mirar y gesticular tal y cual su madre, mi tía Concha, que rezaba de memoria y del tirón, sin un titubeo, las preces de la Novena, desde el 'Soberana y Celestial Señora' al 'Virgen de Vírgenes María' con el 'Ave Maris Stella' y el 'Exaltata est'. Sólo le faltaba el velo negro y el hábito del Carmen que llevaba mi tía Concha, la mayor. No era lo mismo, pero lo mismo las identificaba en la distancia, como una actualización repentizada en mi memoria.
Pero aspiramos a eso; eso, variando las expresiones, es precisamente lo que pedimos en la Novena, en las preces de la Asunción: "...ut a supernis semper intenti", reza la oración del Misal; "...esos piísimos ojos con que interminablemente mirais la incomprensible gloria de la eterna Luz", dice una de las oraciones del Novenario; "...míranos, míranos, siempre a tus pies ¡oh Madre!", canta una de las coplas, y el himno asuncionista: "...si yo pudiera volar contigo y contemplar".
Te intercedente possumus, Domina nostra ac Mater!
+T.
lunes, 13 de agosto de 2012
Clérigos politicastros
Entre los clérigos, la afición política (que al fin es ambición de poder y reino, mejor o peor disimulado) suele ser una tentación bastante frecuente. Si se consuma con una actuación política activa-oficial del clérigo en cuestión, denota una crisis de identidad sacerdotal/ministerial en peligro de inminente abandono (u ocultación interesada de la ruptura interior). Terminan siendo patéticas figuras. Pocos llegan al cinismo exitoso de un Talleyrand, pero casi todos finan sumidos en una amarga e insatisfecha desesperación.
Los magníficos ejemplares de la Historia son, también, escandalosas contrafiguras de lo que un sacerdote no debe ser. La enorme personalidad política de un Richelieu, por ejemplo, le valida para pasar al elenco de los grandes, sin embargo es lamentablemente frustrante en el legendario Cardenal la débil impronta sacerdotal, dificilmente perceptible en su biografía. Habrá siempre quien lo justifique, pero es muy problemático defender la vocación política de quien debe servir a un Reino que no es de este mundo. Cuando irrumpe en el alma de un sacerdote la seducción por el poder mundano, es que ha perdido el norte del Reino de los Cielos.
Con todo, se montan las más arteras explicaciones para justificar esta injerencia impropia; los clérigos suelen ser muy hábiles para dar razones a sus intereses abusando de lo Sagrado. Así se han argumentado pseudo-teologías que postulaban, incluso, la necesaria participación del sacerdote en la trama política. El siglo XX post-conciliar pergeñó con las tesis de J.Btª Metz y su 'teología política' más el cóctel del Mayo'68 y el omnipresente marxismo cultural, un potpourrí que parió engendros tan difíciles de desarticular como la 'teología de la liberación' que fascina al recien nombrado Prefecto de Doctrina de la Fe.
Cuando emerge - profundo Sur de la profunda Italia - en Sicilia un partido político auspiciado por un cura, se teme ver transplantado al Mediterráneo un escenario archi-conocido en Sudamérica, donde la especie del cura aspirante político es un casi tipo característico. Pero el fenómeno se ejemplifica también con casos más cercanos: En España, en los últimos dos o tres años, han sido cuatro o cinco (o más) los curas que se han presentado como candidatos para alcaldes o concejales, en las listas de algún partido o como independientes en una candidatura improvisada ad casum. Me imagino que las estadísticas de otros países europeos será similar. En Italia, donde la deshinbición politíca es más frecuente, quizá el índice de clérigos politicastros sea mayor.
Del tal reverendo siciliano, Don Felice Lupo, no sé qué esperaran sus con-sicilianos. Tampoco sé que opinará de Don Felice la Cosa Nostra, que en Sicilia no es un argumento de peli americana sino un poder de hecho y quasi derecho. Los obispos, of course, lo han desaprobado, como corresponde. Pero no me fio un pelo de los obispos, que (para estos negocios) usan recámara como los boticarios rebotica.
Italia tiene una historia político-católica muy turbia, pero muy intensa. Y muy poliédrica, muy polivalente, muy poli-taimada: Desde hace siglos, pero muy especialmente en el XIX y hasta el presente, Roma ha predicado una cosa cuando ya había algún clérigo con algún obispo en connivencia apañando lo contrario y entendiéndose por debajo del baldaquino con los poderes políticos del momento (en el momento enemigos de la Santa Sede), todo muy oficioso pero muy eficiente. La versatilidad italiana es genial.
Conque a saber lo que esconderá de profundis la trama del Don Felice ese, con su cara de mezzo-aseglarado (su poca impronta sacra).
Pero, sea lo que sea, insisto: Ambicionar esos poderes es dejar de aspirar a los carismas mejores, que no son de este mundo.
No sé si será prudente decirlo, pero yo diría en este caso - con mil reservas - que quizá valga más capo conocido que prete por conocer. Si me explico.
+T.
lunes, 6 de agosto de 2012
Interreligioneando
Primero fueron los controvertidos textos del Vaticano IIº (NAe y DH); el segundo jalón-hito-estación fue lo de Asís, y ahora, en fase post-Asís-3º, suceden sin más escándalo cosas como esta:
Mensaje de Benedicto XVI al sacerdote supremo del templo budista del monte Hiei por el 25º aniv. del encuentro interreligioso de oración por la paz
Aquí un resumen en español: El Papa anima a los líderes religiosos en su causa en favor de la paz
El texto dice cosas que podríamos pasar por alto, por repetidas y oídas mil veces en estos últimos tiempos. No obstante, son afirmaciones inquietantes:
"...nello spirito dello storico incontro del 1986 ad Assisi, promosso dal mio predecessore il Beato Giovanni Paolo II. L’impegno per la causa della pace da parte dei leader religiosi è della più grande importanza (...) di primaria importanza che contribuisce in modo efficace al dialogo tra le genti di diversi credi // en el espíritu del histórico encuentro de 1986 en Asís, promovido por mi predecesor el Beato JP2º. El empeño por la causa de la paz por parte de los líderes religiosos es de la mayor imortancia (...) de primaria importancia, que contribuye de modo eficaz al diálogo entre la gente de credos diversos"
Además de testimoniar el surgimiento de 'otro espíritu', el de Asís (que parece formar tándem espectral con el 'otro espíritu', el del vaticanosegundo), el texto parece situarse en un estadio post-evangelizador, supuesta una superación del mandato misionero de Cristo y del "¡ay de mí si no evangelizare!" (IªCo 9,16) apostólico, puesto que la Jerarquía ya no siente la urgencia de anunciar el Evangelio y expandir la Iglesia, sino que entiende que su primera/primaria y más importante misión es la de promover la paz internacional. Por lo menos eso es lo que se desprende del texto (inquietante) del mensaje (preocupante).
Pero hay más. Por ejemplo esta otra frase:
"Secondo la prospettiva cristiana, l’amore dato a coloro che soffrono è un riflesso della carità divina di Dio, che ha tanto amato il mondo da mandare il suo unico Figlio Gesù Cristo. // Según la perspectiva cristiana, el amor entregado a quienes sufren es un reflejo de la caridad divina de Dios, que tanto ha amado al mundo que envió a su Hijo Único Jesucristo"
¿Qué significa "según la perspectiva cristiana"? ¿Es que acaso se situa la Revelación, el Misterio de la Redención, el Credo Cristiano, como una doctrina religiosa más entre las otras versiones mitológicas, fantásticas, ancestrales, de las sectas y grupos religiosos que se reúnen en el Monte Hiei? ¿Así se entiende la Fe Católica cuando comparece en un foro interreligioso, esa opinión/consciencia tiene de sí misma? ¿De esa forma predica nuestra Jerarquía la Fe Católica en una convención de paganos no-cristianos, como un mensaje en el mismo plano y del mismo nivel que el de las cosmovisiones mitológicas del paganismo?
He evitado decir 'el Papa' y he puesto 'Jerarquía'; después de todo es un saludo, una carta de formato bastante diplomático que presenta en nombre del Papa un tal Mons. Pier Luigi Celata, Secretario emérito del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
Claro que, precisamente, ese el problema: Que el Papa escriba cartas como esa y que las lleve en su nombre un monseñor de la Curia, que pertenece a un dicasterio que se dedica propiamente a eso.
Por curiosidad, eché un vistazo a la página del susodicho Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, miren ustedes y vean también:
Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso
Un catálogo bien surtido de cartas y mensajes pontificios a todo quisque (pagano), hindúes, budistas, mahometanos, paganos de toda especie, raza, pueblo y nación. No se les predica el Evangelio y la conversión en nombre de Cristo, sino que se les felicita por ser lo que son, creer lo que creen y celebrar lo que celebran. El Papa y sus delegados se congratulan y les mandan parabienes y bendiciones.
Lo de la bendición es lo de menos. Si se bendicen borricos por San Antón y mascotas dométicas el día de San Francisco, que se bendigan paganos en fiesta es un detalle muy bonito. Si es con la esperanza de que la bendición obre como un excitante de gracia con el fin de la conversión, estupendo. Pero parece que no, que las bendiciones pontificias por carta en mano de monseñores no buscan eso; por lo menos no es lo que se deduce del texto epistolar:
"...le persone di diversi credi religiosi possano cooperare l’una con l’altra per il bene della persona umana (...) Con tali sentimenti, e come segno di buona volontà e di amicizia, invoco su di voi l’abbondanza della benedizione divina // ...que las personas de diferente credo religioso puedan cooperar unas con otras por el bien de la persona humana...Con tales sentimientos invoco sobre vosotros, como signo de buena voluntad y amistad, la abundancia de la bendición divina"
Dudo que la paz por la paz sea un bien supremo. Cuando el Señor dijo "...la paz os dejo, Mi paz os doy" dijo seguidamente "...no la doy Yo como la da el mundo" (Jn 14, 27). Hay una paz que es del mundo, que el mundo da, que no se identifica con la paz de Cristo. Y si no se busca la paz de Cristo ¿qué clase de paz es la que se pide en esas oraciones que rezan quienes no creen en Cristo? ¿La presencia de cristianos en esas reuniones interreligiosas hace que la paz por la que se ruega se defina según la paz de Cristo? Si no ¿qué hace un cristiano en un sitio donde no se busca la paz de Cristo? ¿Puede un cristiano desear y aspirar a esa paz?
Al final, todos estos actos parecen el triunfo de un humanitarismo panfilista estilo Albert Schweitzer, una filantropía remotamente cristiana que no evangeliza pero se suma a iniciativas de un confuso y desleído irenismo globalizante, mixtificado y de bajo perfil conceptual moral, asumible por todos lo credos e ideologías, también las a-religiosas, incluso las ateas y las anti-cristianas también. Y el Papa lo bendice, con una carta que lleva un monseñor de un dicasterio instituído ad casum.
He pensado, como en un flash, en Francisco Javier, misionero en el Japón, y en los Mártires de Nagasaki:
"...Al Padre Pablo Miki le parecía que aquella cruz era el púlpito o sitio para predicar más honroso que le habían conseguido, y empezó a decir a todos los presentes (cristianos y curiosos) que él era japonés, que pertenecía a la compañía de Jesús, o sociedad de los Padres jesuitas, que moría por haber predicado el evangelio y que le daba gracias a Dios por haberle concedido el honor tan enorme de poder morir por propagar la verdadera religión de Dios. A continuación añadió las siguientes palabras:
-"Llegado a este momento final de mi existencia en la tierra, seguramente que ninguno de ustedes va a creer que me voy a atrever a decir lo que no es cierto. Les declaro pues, que el mejor camino para conseguir la salvación es pertenecer a la religión cristiana, ser católico. Y como mi Señor Jesucristo me enseñó con sus palabras y sus buenos ejemplos a perdonar a los que nos han ofendido, yo declaro que perdono al jefe de la nación que dio la orden de crucificarnos, y a todos los que han contribuido a nuestro martirio, y les recomiendo que ojalá se hagan instruir en nuestra santa religión y se hagan bautizar".
Luego, vueltos los ojos hacia sus compañeros, empezó a darles ánimos en aquella lucha decisiva; en el rostro de todos se veía una alegría muy grande, especialmente en el del niño Luis; éste, al gritarle otro cristiano que pronto estaría en el Paraíso, atrajo hacia sí las miradas de todos por el gesto lleno de gozo que hizo. El niño Antonio, que estaba al lado de Luis, con los ojos fijos en el cielo, después de haber invocado los santísimos nombres de Jesús, José y María, se pudo a cantar los salmos que había aprendido en la clase de catecismo. A otros se les oía decir continuamente: "Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía". Varios de los crucificados aconsejaban a las gentes allí presentes que permanecieran fieles a nuestra santa religión por siempre.
Luego los verdugos sacaron sus lanzas y asestaron a cada uno de los crucificados dos lanzazos, con lo que en unos momentos pusieron fin a sus vidas.
El pueblo cristiano horrorizado gritaba: ¡Jesús, José y María!"
Supongo que con parecido horror hubieran gritado si les hubieran contado que cinco siglos después el Papa mandaría bendiciones al Kojun Handa 256° Tendai Zasu Sacerdote supremo del Tendai, en el Monte Hiei.
¡¡¡Jesús, José y María!!!
+T.
viernes, 3 de agosto de 2012
Las madres conciliares
Cuando algún vaticanidólatra como el equilibrista/funambulista Cardenal Koch tacha de luterano a quien discute el Vaticano 2º, habría que recordarle que la discutibilidad vaticanosegunditista va aneja al concilio mismo en tanto en cuanto no ha cesado la recreación del mismo, en el mismo aula y fuera del aula misma, antes, durante y después del concilio mismo, siendo actualmente un corpus con extrañas adherencias, apéndices y excrecencias, unas de altísimo nivel (como la Nota Explicativa Previa, verbigracia) y otras de nivel cursivo/imaginativo, quasi de ficción, pero con intención de incorporarse desde el presente a la realidad (abierta/aggiornata) del concilio que fue. Si Uds. no me entienden a ver si me entienden con este ejemplo, de hoy mismo:
Las Madres del Concilio Vaticano II
Las veintitrés mujeres que participaron en el Concilio a instancias de Pablo VI
Las madres de la Santa Sede
Con el Vaticano II el soplo de la novedad en la historia de la Iglesia y de la humanidad fue algo verdaderamente inaudito: Veintitrés mujeres estuvieron presentes, convocadas por el Papa Pablo VI el 8 de Septiembre de 1964 como auditoras, utilizando (en la nominación) el adverbio 'simbólicamente', signifcando que su cometido no limitaba sino, más bien, acrecentaba su responsabilidad. La ruptura con los siglos pasados se había consumado. Adriana Valerio ["Madri del Concilio. Ventitré donne al Vaticano II" - Roma, Carocci Editore, 2012, 165 pag. - €-16)] estudia en su libro la personalidad de las veintitrés convocadas, todas vestidas de negro, con velos negros, relatando las circunstancias que hicieron de su presencia silenciosa en el aula una especie de corolario por encima de reales intervenciones concretas. Debemos al Papa un profundo agradecimiento por lograr romper la barrera secular que las confinaba (a las mujeres) a un modesto papel/rol, porque a este pequeño inicio siguió luego una sucesión numerosa y cualificada. El corte se había producido y hoy continua dando frutos. Fueron los mismos Padres Conciliares quienes, con mucho sentido del humor, las llamaron 'madres' ¿sin intención de una implicación más profunda? Estas mujeres-madres marcan la separación/superación de dos concepciones respecto a la mujer: la que las considera relegada a las labores domésticas, como auxilares de bajo perfil, y aquella otra que ve a la mujer en toda su potencial de inteligencia y responsabilidad, entendida como la misma Edith stein, la patrona de Europa, la consideraba, con la especial capacidad de escuchar y saber acoger a los otros.
Es decir, que como la Jerarquia integramente varonil del Concilio no es politicamente correcta, para enmendar el yerro (?) se inventan una participación inexistente de féminas en el aula conciliar, elevando nominalmente a un exiguo grupo de visitantes y observadoras (10 monjas y 13 seglares) al rango de 'Madres' del Concilio, para que no se diga. La irrealidad trasmutada en realidad, desde la percepción actual, proyectando en el pasado el presente.
Importa destacar como el articulete insiste y subraya la dimensión rupturista del Concilio Vat2º como uno de sus más característicos y apreciables valores, haciendo de la anécdota de las 23 invitadas todo un hito del feminismo intra-eclesial. ¿Una interpretación oficiosa de L'Osservatore? ¿O significa algo más?
Claro está que sé y sé que Uds. saben que esto es una pequeña crónica, una semblanza, una anécdota periodística, simplemente, pero una anécdota magnificada hasta el punto de ocupar un espacio en L'Osservatore, que eso ya es algo.
Así, tantas veces, desde otras perspectivas, se ha re-escrito el concilio, inquietando con inquietudes lo que debería estar quieto y parado.
A no ser que se conciba el mismo concilio como un ente en devenir continuo, un 'concilio vivo' que se extiende y expande y avanza y desarrolla y desenvuelve más allá de sus límites, de su clausura. Y así -¡oh prodigio! - su vitalidad nunca caducada, siempre vigente, emerge autorizada para elevar a aquellas muy reverendas y respetables invitadas y observadoras al rango de Matres Conciliares.
No me extrañaría que algún iluminado propusiera grabar un suplemento en mármol para añadir a las lápidas con las listas de Patres Conciliares los nombres de estas re-descubiertas y re-valorizadas venerables damas re-tituladas 'Matres Conciliares'.
Preveo que esto es sólo una avanzadilla para los fastos del 50 cumpleaños conciliar en el marco del Año de la Fe.
Si todo va a ser como esto, los temblores se nos van a volver crónicos, como un tremendo parkinson-eclesial.
Oremus!
+T.
jueves, 2 de agosto de 2012
Lo feminista es santo
La Agencia Rome Reports (que no sé quién patrocina ni quién es quien la dirije) mete las cuatro patas un día sí y el otro también. Esta vez es un video de propaganda de Santa Hildegarda, que aparece pregonando a la Santa como 'feminista':
La vida de Hildegarda de Bingen: Feminista, escritora, compositora y futura Doctora de la Iglesia
La afirmación es tan burda y escandalosa que en el youtube (y en el texto que acompaña) lo han corregido y han puesto 'defensora de la mujer', suavizando la especie.
Pero el sapo estaba ahí, sin duda porque los redactores (católicos) piensan como la mayoría de la masa (confusa) de católicos hodiernos: Que lo feminista es bueno y ser feminista es una obligación de toda mujer católica (y de todo varón católico que no sea 'machista').
Pocos son los que enseñan claramente que toda la ideología feminista es incompatible con la fe cristiana. Del feminismo proceden algunas de las mayores perversiones que sufre nuestro castigado mundo. Afirmar que Hildegarda de Bingen fue feminista es transmutarla en defensora del aborto, el divorcio, la revolución sexual y otras aberraciones feministas por el estilo.
Confieso que no le tengo simpatía a Stª Hildegarda, me parece demasiado excéntrica, no entra dentro de mis cánones (subjetivos, personales) de santidad. Durante mucho tiempo, incluso en Roma, no fue Santa catalogada. Ahora (querencias nacionales mandan (otro rasgo del juanpablismo que no cesa)) con lo del doctorado (¡excesivo honor!) la van a poner en un candelero para el que no me gusta.
Pero si la pintan de feminista, tengo que protestar, por poco que me guste.
+T.
martes, 31 de julio de 2012
Ignacio, un capitán traicionado por su tropa
Alguna vez me pregunto cuándo comienza el declive de una institución, en qué momento de la vida/muerte de su fundador, con cual de sus epígonos, en qué época, cuando qué episodio del período post-fundacional. Si pienso en la Compañía de Jesús, el coloquio sería muy interesante.
De hecho, pocos negarían la actual decrepitud de la Compañía. En los últimos 15 años he sufrido la pérdida de cinco o seis confesores/directores espirituales. Ahora no sé a quien acudir, porque no me fío. Y no es que dude de la competencia de los Padres de la Compañía, es que me consta su des-catolicismo agudo, imparable. Son buenos, amables, finos, pero ya no son jesuitas-jesuitas. Son otra cosa.
Sin embargo no han perdido algunas de sus gracias, marcas, tendencias y tics característicos. Por ejemplo, la tan polémica y publicitada opción preferencial por los pobres nunca ha sido incompatible con la delectación relacional con los ricos, cultivada con esmerada dedicación; entre pobre y pobre preferente nunca ha faltado un rico amigo para patrocinar las obras de la Compañía.
Item más: Lo habitual, durante estos 50 años de post-concilio y arrupismo a toda vela, lo corriente y más frecuente ha sido que los Ellacurías & cía. de la Compañía siguieran y sigan siendo chicos de buenas familias, de clase acomodada, seducidos por los ideales marxistóides humanitaristas de la neo-Compañía, hombres de vanguardia misionera en los trópicos con familia y relaciones burguesas en casa. Los colegios han seguido suministrando vocaciones, pocas, cada vez menos, pero todas del mismo corte. Desde luego, ya no entran Grandes de España como Borja, los últimos de la nobleza debieron ser los Aldama, pero ese perfil de clase característico de la Compañía se ha mantenido mucho, hasta hoy mismo.
Por eso tienen fortuna empresas jesuíticas como esta:
Universidad de Loyola en Andalucía
que además, con un sólo año de proyecto, son premiadas:
Universidad de Loyola galardonada
Que te premie la Junta es sospechoso, y cualquier premio de la Junta apesta a corruptela sociata. Pero he aquí que las relaciones funcionan, y que la Junta laicista contra-católica del psoe for ever se lleva bien con los jesuítas y sus sponsors, esos apellidos de la poca pero rica industria andaluza, gente moderna, sin escrúpulos a la hora de entenderse con el poder siempre que sea poder; y a la vez - y sin contradicción ni solución de continuidad de afectos - señores antiguos alumnos jesuítas de varias generaciones, jesuitones de pura cepa, con abuelos lectores del Padre Coloma y nietos aficionados a Toni de Melo.
La entente funciona. Pero los frutos de esa Universidad Loyola ya no serán católicos. Serán filantrópicos. Serán sociales. Serán profesionales. Serán estupendos nuevos sostenes extra-eclesiales para lo quede de la poca Compañía que perdure. Serán empresarios y gestores modelos, estupendos apellidos que prestarán recursos y mantendrán influencias. Pero no serán católicos, por lo menos católicos de aquellos que Ignacio de Loyola definía y perfilaba en sus Ejercicios Espirituales, el perfil que los jesuitas mantuvieron y transmitieron hasta la catastrófica neo-compañía de Arrupe.
Ahora que el derrumbe de la Facultad de Teología de La Cartuja, en Granada, es estrepitoso, en vez de procurar la re-sanación del degenerado centro y exorcizar los espectros de Castillo, Estrada et alii, los actuales rectores de la Compañía optan por las tecnologías y el marketing. La languideciente Cartuja seguirá infectando con mala doctrina hasta que se jubile (falta poco) el último jesuíta docente, mientras se buscan y promocionan alumnos y matrículas para los nuevos centros académicos/técnicos de la Compañía.
Recuerdo la primera vez que escuché estos versos que, sin duda, son de procedencia jesuítica:
Bernardus valles, colles Benedictus amabat, Oppida Franciscus, magnas Ignatius urbes
Se refiere al lugar en que se edificaron los monasterios y los conventos de las órdenes religiosas, el enclave que se escogió como más idóneo por sus fundadores: A San Benito le gustaban los montes, los valles a San Bernardo, los extramuros a San Francisco, a San Ignacio las grandes ciudades, las metrópolis.
Claro que hay una distancia entre una gran ciudad del siglo de San Ignacio y una metrópolis del siglo XXI. Algunas veces tengo la impresión de que estos estupendos jesuítas gestores estarían a sus anchas en la City de Londres, en Wall Street, en el centro financiero de Singapur o en el de Hong Kong. En su salsa.
Y seguro que encuentran una excusa 'ignaciana', lo mismo que se motivaron desde San Ignacio tantos jesuítas acertados y errados cuando tuvieron que justificar sus iniciativas. Para mí es evidente que lo que existe actualmente es otra Compañía, con otros productos espirituales, humanos y materiales, nada ignaciana, sólo con el sello de la historia y la excusa que desde los supuestos ignacianos puedan servir de coartada para una pseudo-identidad.
Qué pena que cuando se pudo no quisieran. Qué poca vista tuvieron. Cuánto confiaron en la Compañía material y qué lejos les queda hoy la Compañía que San Ignacio fundó, tal y como él la fundó.
+T.
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