Hans Küng dejó de ser teólogo hace muchos años. Dejó de ser católico por el año 80. Desde cuando no es cristianno, no lo sé, quizá desde aquella misma década, año más año menos. ¿Qué es Hans Küng? El profesor alemán es sólo uno más de la galería de pensadores post-modernos, con reconocibles raíces crisitianas y buena formación católica, en origen. Después ha ido derivando hacia un pan-teologismo, definidamente a-católico y sumariamente sub-cristiano. Sin señas de identidad definibles, sólo se ha afirmado en una tendencia: Un odio manifiesto-incontenible hacia aquel compañero suyo, también profesor de teología, de su mismo entorno académico: Josef Ratzinger.
Josef Ratzinger, en una historia-trayectoria muy distinta de la de Küng, se fue definiendo como uno de los teólogos referenciales del post-concilio. Su obra, en conexión con la tradición teológica más auténtica y profunda, es "magistral". Contrariamente a Küng, fue llamado a cargos eclesiásticos cada vez más cualificados e importantes. Es nombrado obispo de Münich y Cardenal por Pablo VI, posteriormente sería uno de los prelados más importantes del pontificado de Juan Pablo II, como prefecto de Doctrina de la Fe. Un curriculum admirable.
Por los mismo años, la trayectoria académica y personal de Hans Küng se hizo "contra" la Iglesia, contra la fe. Amonestado varias veces, con publicaciones cada vez más "polémicas", se identificó con los sectores más reactivamente contestatarios. Sólo su falta de "carisma" personal le impidió ser uno de los líderes del progresismo católico. Su dureza de trato, su escasa "empatía", le redujeron a sus límites académicos (ya sin la consideración de docente católico, que se le retiró por Roma y nunca más le fue revalidada).
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Contó a su favor con una muy prolífica y bien administrada actividad editorial, un auténtico "best-seller" mitad filósofo-mital teólogo (o fenomenólogo religioso). Con un público lector "adepto", se ha mantenido como el mascarón de proa del disenso contra Roma. Es el preferido de cierta prensa, de cierto sector con nivel cultural y veleidad "elitista", poco cristiano, nada católico, decididamente "progresista" y confusamente "creyente". A un paso del teísmo unitarista más neto y decimonónico, pienso yo. New age a lo europeo, con sello "continental", más o menos.
Se podría escribir un novelorio apasionante si, obviando lo "árido" de la intelectualidad, se trazara un leit-motiv apasionado como trama de la "tensión" Küng versus Ratzinger. Si Morris West estuviera vivo (q.e.p.d.) podría hacerlo magistralmente: Un drama personal entre estudiosos, intelectuales, teólogos. Con una conclusión también dramática: Uno arribando a la cumbre, y otro sumido en la más rabiosa sima de la humana envidia. Un Benedicto XVI depurado, sublimado, teólogo y hombre de espíritu, campeón de la fe y su voz, anciano y sabio, solitario como héroe de epopeya, admirable y fuerte en su fragilidad, valiente y firme, con la seguridad de la verdad recibida, cabeza de la Iglesia.
Y un Küng patética figura; un frustrado demiurgo, una especie de enano Alberich (un Gollum de Tolkien), ansioso por un tesoro perdido, ambicionado, motivo de su frustración y su encono. Y tirando "a matar" contra Benedicto, su viejo e insuperado (insuperable?) antagonista.
Lean las últimas declaraciones, los últimos comentarios de Küng. Y entenderán que no exagero si me lo imagino un energúmeno rabioso: Un enano del Rhin.
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