jueves, 7 de julio de 2011

A cuatro años del 7 del VII del 2007



Los católicos conscientes sabemos lo que significó el Motu Proprio Summorum Pontificum publicado por SS. Benedicto XVI el 7 de Julio del 2007, lo sabemos, lo celebramos y lo recordamos. Es una fecha fácil de retener en la memoria, 7 del 7 del 7, inolvidable. Inolvidable para los católicos de buena voluntad; otros, sin embargo, sospechamos que desearían borrarla de la crónica.

Los que celebramos y damos gracias no desconocemos, todo lo contrario, la sorda oposición que se mantiene activa y militante contra el Motu Proprio y su intención. Es una oposición intra-católica que oculta una - no sé si consciente o inconsciente - voluntad contra-católica; el grado de consciencia o inconsciencia opositora si sé que se mide según la distancia del catolicismo que, justamente, supone la esencia del Motu Proprio. La esencia del Motu Proprio es la Misa Tradicional; la médula del Catolicismo, también.

A cuatro años del siete de Julio del 2007, todavía no se han calmado las aguas. La instrucción del pasado 13 de Mayo es una prueba más de la no-quieta no-pacífica recepción del documento papal. Se disimulan aquiescencias, se presentan coartadas de conformidad, pero la resistencia ha sido, es y va seguir siendo tenaz.

En España (y me repito, pues el caso se ha convertido en uno de mis mono-temas) no ha habido un sólo obispo católico que se haya atrevido a celebrar gustosamente según la 'forma extraordinaria' (salvo las conocidas excepciones de Cañizares allende nuestras fronteras y Ureña, en dos anecdóticas ocasiones histórico-conmemorativas: un rito exequial y una Misa). Cuatro años y ni una sóla demostración de buena voluntad católica por parte de nuestra Jerarquía.

Item más: Se nota una bien trabada oposición oficiosa, una especie de consigna (no sé si de la CEE, no sé si de espontanea co-iniciativa, no sé si de cripto-conciliábulo prelaticio) de no promover, de no dar cancha. Como la sentencia que escuché en directo de labios de un prelado -"No conviene crear necesidades".

Pero cuando aparecen las 'necesidades', se despachan sub mínimis, con displicencia, con ánimo reductivo y voluntad mínimo-condescendiente, casi con repugnante oficialismo, con tendencia a marcar out el tema y señalar outsiders a los solicitantes y los implicados.

Lo peor, sin embargo, es lo que todos los afectados sentimos y callamos: ¿Por qué no Benedicto? ¿Por qué no la cabeza, el autor del Motu Proprio? ¿Por qué después de cuatro años el Papa no ha celebrado públicamente la Misa que él, motu proprio, feliz y santamente ha restaurado? Las razones se nos echan encima como una losa cuando nos explican, sotto voce, las presiones y las tensiones en la Curia. Y nos creemos la excusa cuando sabemos quienes forman la Curia. Y las curias, las otras curias de más allá, las extra-urbe.

Se nota, sin embargo, que la resistencia es muy cercana, que el foco de la actividad contra-Misa tradicional católica es europeo, muy europeo. Un formidable grupo de presión vaticanosegundista con refuerzos juanpablistas que hacen imposible que el Motu Proprio prospere y alcance sus objetivos que son (entiendo yo):
  -1º exámen-reflexión -2º restauración-sanación -3º integración-reasunción.

Del statu quo al día de hoy, valga este patente documento como ilustración de lo dicho:




Este es el texto escrito de lo que se oye en el yutube, primero la voz en off de la locutora y después la transcripción-traducción de las palabras de Lombardi (los subrayados en negrita son míos):

En 2007 Benedicto XVI permitió que se volviera a celebrar la Misa según la liturgia de antes del Concilio Vaticano II, sin necesidad de un permiso especial. Durante tres años, obispos de todo el mundo han informado al Vaticano de los problemas que han encontrado al aplicarlo. El Vaticano ha publicado ahora las respuesta a estos problemas. El documento es la Instrucción “Universae Ecclesiae”.

Lo firma el cardenal William Levada. Precisa por ejemplo que quienes participen en esta liturgia no podrán oponerse a la celebración por la forma ordinaria y deben reconocer al Papa como pastor supremo de la Iglesia universal.

P. Federico Lombardi:

Quienes piden esta forma extraordinaria no pueden polemizar. Se cita en el número 19, “no puede de ninguna manera sostener o pertenecer a grupos que se manifiestan contra al validez o legitimidad de la forma ordinaria y sobre la autoridad del Papa como pastor de la Iglesia universal. Así que si un grupo pide esto porque considera que el otro rito de la Misa no es válido, no se le permite”.

El documento confirma que se podrá celebrar esta liturgia siempre que un grupo suficientemente numeroso de personas lo pida si no interrumpe el horario habitual de la parroquia. Quienes lo solicitan pueden ser de distintas parroquias o diócesis.

La instrucción concreta las requisitos especiales que debe cumplir el sacerdote. Deberá conocer el latín al menos para entender y pronunciar bien lo que está leyendo.

P. Federico Lombardi:

Es difícil encontrar sacerdotes que conozcan esta liturgia. Que conozcan todos los gestos particulares, porque es difícil y si no se ha practicado por un tiempo, aprenderlo es complicado. Se tiene que conocer bien el latín y también lo que se hace, cómo se celebra”.

El Papa pide a los obispos que adopten las “medidas necesarias” para la correcta ejecución de esta “forma extraordinaria” de la Misa. Pero les pide que sus seminaristas la conozcan.

P. Federico Lombardi:

Se ve la dificultad que tienen los obispos en encontrar sacerdotes idóneos, porque no es que abunden los sacerdotes en general y mucho menos para este tipo de celebración. Así que se les pide que enseñen el latín en los seminarios. Porque es algo importante, es de cultura general”.

La Misa Tridentina es íntegramente en latín, el sacerdote celebra de espaldas a los fieles en voz baja y sin diálogo con la asamblea. También las lecturas son distintas, incluyen menos textos del Antiguo Testamento y sólo sigue el Canon Romano, mientras que en el misal actual hay cuatro prefacios que el sacerdote puede elegir libremente.

No sé si cabrían más expresiones descalificantes, preñadas de prejuicios, inductoras de desvalorizaciones, en tan breve secuencia de texto y palabra. El redactor de la noticia se ha esforzado en presentar la Instrucción sobre el Motu Proprio de la forma más desfavorable posible, sin atacar de frente, pero dejando en evidencia el tema. Tampoco parecen espontáneas las palabras de Lombardi, cargadas de insinuaciones de sospecha y desconfianza.

¿Qué concepto sacarían Uds. si tuvieran que hacerse un juicio del Motu Proprio, de la Instrucción Universae Ecclesiae y de la Stª Misa Tradicional (la católica y universal durante siglos, la sustituida en 1969 por el Misal de Pablo VI) según lo que dice Lombardi y la redacción de esa agencia 'oficiosa' del Vaticano?

Pues háganse cargo de que esas son las tendencias y las voluntades que corren e imperan en Roma. En otros sitios, en el extra-radio católico, figúrense.

Mientras, la descomposición y deformación de la liturgia católica sigue su progresivo avance, con obispos activos o pasivos que actúan o consienten o ignoran. Los mismos que se horripilan si un cura les pide celebrar públicamente la Misa tradicional, o un grupo de fieles solicitan la Misa de siempre en su parroquia.

El problema litúrgico católico no es un problema de fieles, es un problema de sacerdotes y obispos. Dado que los obispos ni hacen ni dejan hacer, la clave de la recuperación estaría en los sacerdotes. Pero los curas están impedidos porque no pueden celebrar cum populo sin autorización expresa del obispo. En un aberrante caso de hipocresía respecto a lo más sagrado, a los sacerdotes se les permite celebrar en privado, de forma quasi-vergonzante, pero se les impide celebrar con los fieles motu proprio, por propia iniciativa, sin esperar que los fieles lo pidan.

 ¿Nunca se puede tomar la iniciativa cuando se trata de hacer el bien?, ¿hay que esperar la demanda?

Quizá la razón que ronda por la mente de nuestros prelados es que la Misa tradicional no es buena, no es beneficiosa, no es aconsejable, no es oportuna, no es adecuada, no es apta. Y por eso las reticencias, y por eso las negaciones, y por eso las dejadeces, y por eso las displicencias, y por eso las desganas, y por eso las resistencias, y por eso las negativas.

Y por eso las cosas que dice Lombardi, el portavoz oficial de la Santa Sede, tan contradictorio, tan desazonador, tan confundente, tan irritante.

Sin embargo, los católicos conscientes pensamos, creemos y mantenemos que, por la gracia de Dios, el 7 del 7 del 7 se abrió una puerta que no se va a cerrar.

Oremus!

+T.