Si el Papa llama a una jornada de ayuno y oración, es algo muy serio. Y ha convocado un día de rezo y ayuno para el próximo 7 de Septiembre, Sábado, víspera de la fiesta de la Natividad de la Virgen. Pero el motivo no es penitencial, propiamente, sino una rogativa por la paz, la paz para Siria, el Medio Oriente y todo el mundo.
Alguna vez he comentado en ExOrbe la quasi general desaparición de la conciencia penitencial de la abstinencia y el ayuno cuaresmales, siendo su causa principal la devaluación que estas prácticas tradicionales de penitencia sufrieron por la crítica y el desprecio de los eclesiásticos, obispos, sacerdotes y religiosos.
El ayuno no es un invento de la Iglesia, sino un acto de piedad reconocido, practicado y recomendado por Nuestro Señor, con varias citas en los Evangelios. Su desuso advino cuando la demolición del post-concilio sometió a crítica deconstructiva todas las prácticas del catolicismo tradicional. Algunas propuestas de reforma, fueron, de hecho, una sentencia de supresión. Algo tan formativo para la conciencia y la piedad de los fieles como el ayuno eucarístico, una práctica, en muchos casos, cotidiana, se redujo al mínimo y tendió a desaparecer de la intención de la mayoría de los comulgantes. La disciplina de la abstinencia de los viernes quedó como optativa y sustituible por otras obras, a elección de cada fiel. Y la gran abstinencia-ayuno de la Cuaresma fue ridiculizada y atacada como una acción tendente a la hipocresía, una superstición, un atavismo oscuro que evocaba épocas ya superadas por la modernidad eclesial post-conciliar.
Cuando en ciertos ambientes se quiso recuperar la práctica de la abstinencia y el ayuno, se justificó con razones ajenas a la disciplina de la penitencia cristiana. Se llegó así al concepto del 'ayuno temático'. No se ayunaba por la consideración de la observancia penitencial de la Iglesia, o según la oportunidad del tiempo cristiano, sino que se dotaba al ayuno o la abstinencia de una motivación ajena a la penitencia, y así se proponía el ayuno como gesto de solidaridad con los hambrientos, o como acción en referencia a alguna rogativa concreta y circunstancial, suponiendo que eran estos motivos externos los que conferían el valor al ayuno o la abstinencia, fuera de la esencial consideración penitencial.
De este estilo es el ayuno convocado por PP Franciscus.
Un ayuno con ciertos anejos y connotaciones extrañas, porque invita a unirse también a no católicos, a no cristianos y a 'los hombres de buena voluntad', en esa línea de globalización pan-religiosa típica del Beato Magno y que PP Franciscus ha asumido con característico entusiasmo.
La invitación de PP Franciscus se indefine también de forma muy característica, muy al estilo de los textos, documentos y proclamas vaticanosecundistas, pues no indica el cómo practicarán los no-católicos no-cristianos no-creyentes (pero benevolentes) que acepten la invitación al ayuno, pues se dice que lo hagan "...según el modo que considerarán más oportuno" (sic). Conque, dado el grado de multiplicidad de posibles prácticas según cada religión o irreligión, a saber qué podrán considerar oportuno esos variopintos invitados. Confieso mi confusión.
Pero el colmo de la perplejidad me ha sorprendido al toparme con esta noticia de última hora:
El Gran Muftí de Siria desea ir a Roma para unirse al Papa Francisco y orar juntos por la paz
Alguna vez he escrito sobre la paradoja de poder rezar a 'un mismo Dios' si uno de los deprecantes no reconoce a Dios (el Islam, por ejemplo, que niega absolutamente la existencia de Dios Uno y Trino, considerando blasfemia horrenda la misma consideración de las Tres Divinas Personas). ¿Es posible la abstracción de suponer un rezo unido que prescinda de consideraciones que son objeto esencial de la de fe? ¿A Quien se reza entonces? ¿En Quien se cree al rezar?
Al fin, el ayuno y la oración convocados para el sábado 7 parecen perder su valioso carácter penitencial y se re-definen según las tendencias del 'espíritu de Asís', con ese repelente tufo indiferentista que impregna todo lo que allí se hizo.
A pesar de todo lo dicho, retomo lo que dije al empezar: Si el Papa llama a una jornada de ayuno y oración, es algo muy serio. Y ha convocado.
+T.