El otro dia escribí que con lo de Gaza, los de Sión están alborotando (cuándo no?) el espacio, a ver si distraen a la opinión y en vez de mirar a Gaza y condolerese por los hijos masacrados de los palestinos se compadecen de los pobres hijos de Judá, siempre perseguidos, nunca comprendidos.
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Como muestra hodierna de aquello que dije, el rabino de Venecia me brinda su gentil (perdón por lo de gentil) colaboración. Resulta que el respetable rabino, a estas alturas, vuelve a sacar el tema de la oración pro iudaeis de los Oficios del Viernes Santo, motivo por el que despotrican (él y los demás rabinos) contra Benedicto XVI y los católicos en general. (Léase, please, el
articulito de Sandro Magister, que va sobre eso y otras cosillas más).
También he dicho que Benedicto XVI debe andarse con pies de plomo si no quiere verse envuelto en una tremolina orquestada por los hipersensibles hijos de Sion. Dada su procedencia y circunstancias germanas, B16 es un blanco fácil para el terror mediático de los de la diáspora.
Pienso que la Iglesia Católica ( o la Iglesia, simplemente) dejó claros y bien fijados los criterios respecto al Judaísmo y el Islam en la declaración Nostra Aetate. De acuerdo con la tradición y la doctrina, el Concilio avanza un juicio que tiene en cuenta la historia más reciente, contemporánea al Concilio. Y esa es la doctrina actual, que no se puede "retrasar" porque lo que declara Nostra Aetate ya está dicho y enseñado. ***
¿Se puede adelantar, adelantar "más"? Esa es una de las cuestiones que se plantean en eso que llaman "diálogo interreligioso", malamente entendido por muchos desinformados como "ecumenismo", que es otra cosa. Otra cosa pero la misma en distinto grado (sustancial grado), porque se trata en definitiva de un diálogo entre la verdad y el error: Un error intra-cristiano (el de los cismáticos y las confesiones derivadas de iniciativas heterodoxas) y un error extra-cristiano, que es el de las religiones no cristianas. También en diferencia sustancial, la entidad del judaísmo y el islamismo los hacen distintos respecto a las otras religiones:
- por su credo monoteísta
- por su procedencia, entronque, contacto o derivación veterotestamentaria
- por la vinculación histórica entre una y otra confesión entre sí y de cada una de ellas con la Iglesia y el Cristianismo
Desde los primeros Concilios, Nostra Aetate era el primer documento magisterial que trataba en términos de benévolo aprecio a judios y musulmanes (y las otras "religiones" porque hasta cita expresamente el hinduismo y el budismo, muy apreciativamente (léase)) por lo que son y con la Iglesia como cierta relativa referencia. Pero dice lo que dice y...¿nada más? No sabría decir, porque intuyo que en la mente de los "inspiradores" había más. Es uno de esos textos que se pueden libérrimamente invocar por aquellos que superan el Concilio mediante la argucia y el malabarismo de recurrir al espectral "espíritu del vaticanosegundo".
A lo que iba: ¿Qué es diálogo? Para un católico, digo. Supongo que partiendo de un mínimo coincidente para tomar pié, después de los saludos cordiales, el diálogo para un cristiano (para un católico si fuera ecuménico el encuentro) tiene que ser obligadamente (por obligación de fe)
predicación: Al pagano y al no cristiano hay que predicarles la fe, y se debe desear y procurar su conversión. Lo que no sea esto, es vanidad y caza de vientos.
Me ha resultado chocante la salida a escena del rabí veneciano (en España apenas nada, pero en Italia sí tiene cierto "impacto"). ¿Los tráumas de la reciente historia y los complejos ante la situación actual impiden a la Iglesia insistir y predicar que lo que se espera del Israel atávico es la conversión a Cristo?
Me ha puesto los pelos de punta la foto de los moros en pompa delante del Duomo di Milano. También en el colmo de mi provinciano y católico estupor me enteré hace unos meses de que se le daba cancha al
Islam en L'Ossevatore Romano. Increíble pero cierto. Si la conversión, el año pasado, del valiente periodista aquel nos llenaba de ánimos esperanzados, esto del periodista musulman en L'Osservatore nos desconcierta y sume en perplejidades.
Me he acordado de golpe (como Swann mojando en el té su magdalena famosa) de la fábula, me parece que una de Iriarte, esa de los dos conejos que discutían sobre si aquellos perros que veían venir eran galgos o podencos. Apenas recuerdo un retazo:
"... -¡Son galgos, te digo! / - ¡Digo que podencos! / En esta disputa / llegando los perros / pillan descuidados / a mis dos conejos..."
Un diálogo constructivo, interpersonal, inter-cultural, intra-religioso, enriquecedor, creativo, discursivo, intelectivo, positivo, abierto, expectativo, no reductivo...como ese que se promueve a todos los niveles por nuestra dialogante cultura (y "dialogante" Iglesia post-vaticanosegundo). Pero con los perros encima, que los pillan. A los conejos, digo.
No se si se me entiende. Yo sí me entiendo (hasta donde alcanza mi auto-comprensión).
n.b. *** No sé en qué grado de disidencia intra-eclesial me encuentro, pero declaro: Que la declaración Nostra Aetate me remueve las pajarillas y todas las bilis de mi catolicismo, por mucho que sea documento del Concilio. Quiero decir que es de esos documentos que mejor ponerlos entre paréntesis y dejarlo en un "..ejem, ejem...". Y vamos a otra, que esta no ha valido. No sé si me expreso.
otra
n.b. Si han leído lo de "teología de la sustitución" en el articulito de S.Magister, sepan que eso es lo que ha pasado:
"...Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado..." 2Cor, 5,17. No sé por qué algunos no se quieren enterar, a estas alturas.
otra
n.b. más: ¿Por qué en vez de chácharas con unos y otros no leemos y re-leemos y volvemos a empezar a leer a San Pablo puro y duro (que es el año de su Jubileo, además, para más oportunidad) ???
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