Leo en la prensa que el legado de la escritora chilena Gabriela Mistral depositado en la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, podrá llegar a Chile, y quedarse allí.
Me extraña que el legado de un poeta pueda permanecer lejos de su tierra; me resulta una contradictoria venganza que desacredita al artista. Alguien que sabe qué es la inspiración debe estar muy por encima de ruindades del mundo. No me gusta un Picasso lejos de España y legando/encomendando obras contra España; tampoco comprendí nunca el resabio de los exiliados desafiando e hiriendo con su exilio.
Entiendo al viento, que va y que vuelve; la golondrina con nido en dos continentes; al aventurero con el corazón entre el hogar y el mundo.
De Gabriela Mistral me extrañó, cuando lo supe, el seudónimo para ella que se llamaba, tan poéticamente, Lucilia Godoy. Lo de dejar sus papeles - los papeles de un poeta! - en los Estados Unidos, también me extraña. Escéptico, cada vez más, en políticas, no sé cuánta distancia cabe entre el Chile de la escritora y los USA, pero no estimo que merezca que la patria se quede sin la herencia documental de sus mejores.
¿Habrá algo más digno de guardarse en el país hispano de los Andes y el Pacífico que la obra de Gabriela Mistral?
Que lleguen pronto a sus fronteras, y que se queden entre las cumbres y el mar, como un tesoro de palabra de mujer.
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