martes, 6 de diciembre de 2011

Novell, otra vez Novell (coda-estrambote al articulete anterior)


Addenda a modo de estrambote al articulete anterior:

Por responder a un comentario, me he encontrado este borrador de un articulete sobre Novell que empecé a componer a primeros de Agosto pasado y quedó sin publicar. Lo hago ahora para confirmar que el novillo episcopal apunta maneras la mar de preocupantes.

Supuesta la escasa mejoría que suelen experimentar los prelados cuando se ponen la mitra por montera, la deriva de este pimpollo Novell puede ser de las que dejen huella, ¡el Señor nos libre!

Dicho lo cual, ahí va el borrador, tal como me quedó en Agosto (que Uds lo pasen bien):

No sé si esto que voy a criticar fue antes o después de lo del programa de Buenafuente, intuyo que es anterior. Pero acabo de descubrir esta entrevista publicada en El País y no me resisto a comentarla porque corrobora mis peores sospechas.

Locuaz y divertido, así califica el periodista entrevistador al prelado entrevistado. Dos calificativos que pueden ser positivos para un relaciones públicas, por ejemplo, pero que resultan impropiamente chocantes si se refieren a un obispo.

¿Cómo tiene que ser un obispo? No quiero decir que un obispo deba de ser taciturno y aburrido, no. Pero en absoluto deben ser su locuacidad y su ligereza lo que más resalte a primera vista. ¡Es que es joven! - dirán algunos - . ¡Es que por eso mismo! - les respondería yo - . Ademas no considero que 41 años sea la edad del pavo; con 41 años uno no es ni debe parecer un adolescente.

La entrevista de El País ustedes verán si al leen o no. Por si les diera pereza, les hago un florilegio de citas (en negritas el entrevistador/en cursiva Novell):

"...los obispos tienen que ser valientes. Personas de Dios, preparadas, capaces de dialogar, de hacerse cargo de que vivimos en una sociedad que no es la de hace 40 años, sino la de 2011, que hayan nacido en este contexto plural, donde la Iglesia es una institución con su importancia, pero no la única. Hombres valientes para afrontar los cambios que la Iglesia tendrá que dar en estos años."

"...¿Cuáles son los retos del siglo XXI? El primero es transmitir la fe a la nueva generación. Lograr que, si quiere, crea en Jesucristo y viva según su Evangelio. Para eso hacen falta personas que hablen un lenguaje sensible a los problemas de hoy"

"...Un conocido le recuerda de seminarista defendiendo el fin del celibato en el Concilio Tarraconense de 1995. Es verdad, defendía cosas con ímpetu porque digo lo que pienso y entonces pensaba eso. Era deudor de quien me había formado."

"...Jesús no habló de celibato. No, y la Iglesia no ha dicho que eso no puede cambiar."

Hay más, léanlo con paciencia. El final es una verdadera traca. No me puedo explicar cómo un obispo, un obispo de la Iglesia Católica, aunque sea un obispo recien nombrado, un obispo recién ordenado, un bisbet jr. pueda decir esas cosas en una entrevista. Una entrevista al periódico oficioso del psoe, órgano oficioso del anti-catolicismo español.

Si alguno piensa que tengo mantengo manías y prejucios personales, que lo piense; pero que piense también que tengo razones y tengo razón.

p.s. Por supuesto ¡Oremus!
+T.

Otra vez Novell, bisbet indignado


No recuerdo si he dicho alguna vez que mi maestro fray Antonio de Granada afirmaba que las mitras son el apagavelas de la inteligencia, tesis que cada vez se me confirma más, con numerosos y patentes casos. Cuando a la mitra se le une la bisoñez y el entusiasmo del juniorato, los efectos de la conjución pueden resultar temibles.

Si el bisbet Novell sale en la tele y los periódicos por mocito, malo porque se frivoliza algo muy serio. Si lo entrevistan por interesante, yerran tocante al concepto y su atribución. O será que a mí, personalmente, me resulta tan des-interesante el sujeto, que el que sea bisbet en edad moza tampoco me fascina, todo lo contrario.

Son prejuicios, se pensará. Y no lo niego, prejuicios serán, pero prejuicios razonables y testados cada vez que este bisbet asoma la cresta y abre el pico. El Domingo pasado, mismamente, en una entrevista que traía el ABC:

Xavier Novell, el obispo más joven de España

El título tiene su trampa, porque resulta luego que el bisbet dice tópicos como si fuera el obispo senex-senior más repetido del episcopologio. Frases hechas, manidas, repetidas; como esta: "...la Iglesia necesita valentía para poder llegar a la gente." Una ocurrencia muy sabia, muy poco oída, como Uds pueden apreciar. Seguramente le ha brotado de la mitra** (cfr. supra definición de 'mitra').

También dicta fatuidades como esta, notable donde las haya: "...pertenezco a una generación que sufrió más el post concilio y la secularización de sacerdotes. Por tanto no hay una cierta cantidad de gente en la que poder hallar candidatos para obispos." Que quiere decir que se auto-reconoce como una excepción, un extraordinario caso entre el común que se escapó secularizándose. Aunque, en razón de esa misma escapada, se nota que en el resto que quedó los candidatos seleccionables sean los que son y como son: Un corto elenco del que salen lumbreras como el bisbet junior.

De todas formas, en la cita atina y da en la diana cuando reconoce que el post-concilio ha sido un periodo de sufrimiento y secularización. En eso estamos conformes, coincidimos en el mismo juicio Novell y un servidor.

Desgraciadamente, con bastante incoherencia, también opina que "...mis compañeros más jóvenes aquí en la Conferencia Episcopal podemos ofrecer audacia ante estos momentos no tan fáciles. La audacia supone no tener miedo a los cambios y tener la valentía de ver que no podemos continuar siendo la Iglesia que hemos sido hasta ahora."

Yo me he puesto a temblar al leer ese mantra concatenado: audacia-cambios-valentía. ¿Ustedes no? A mí me suena como a panfleto de indignado de Puerta del Sol, ¿me explico? Y se me ha venido a la cabeza la imagen de Novell como versión eclesiástica del bisbet junior indignado. ¿No? Como una especie de indignado mitrado y tal. También me he preguntado que si tan hastiado parece estar de la 'Iglesia que hemos sido hasta ahora' por qué habrá aceptado ser obispo de esta Iglesia que le produce fastidio.

Sigue diciendo Novell-indignado que "...Sólo podemos ser fieles a Jesucristo si tomamos conciencia de que la sociedad ha cambiado muchísimo y tenemos que cambiar." Empecinado. Construyendo un extraño silogismo paradójico en el cual la premisa de la fidelidad dice que es el cambio. Cosa más rara. El retruécano es memorable, de cita: Fidelidad es cambiar. Deslumbrante sentencia (efecto, otra vez, de la mitra, supongo).

A continuación hace profesión de fe en la nuevangelización (sic), que está de moda, y proclama "...una labor evangelizadora de nuevo ardor, de nuevos métodos, de nuevo lenguaje para desde allí llegar a los corazones de la gente para atraerlos a Cristo y que su vida sea renovada."

Un modernistazo de tomo y lomo, diria yo, con esa archi-repetida sentencia del 'nuevo lenguaje', tan equívoca, tan resbaladiza, tan sospechosa que en cuanto se postula por quien sea se me disparan las antenas del radar Denzinger (una muy sensible máquina detectora).

El petardo final de la traca es impactante: "...harían un gran favor a la sociedad los medios de comunicación, los intelectuales, la Iglesia, si hiciéramos una reflexión crítica sobre nuestras responsabilidades en la situación moral de nuestra sociedad e hiciéramos algo para remediarlo."

Así, tal cual, la Iglesia como una institución más entre las demás y en la misma suma, en el mismo carro, codo con codo, al mismo nivel, como si fuera lo mismo la Santa Iglesia Católica que la Real Academia Española, o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, o el Colectivo de la Ceja. Etc.

Inquietante que un bisbet de cuarenta y pocos años piense todo eso y lo diga. Más que nada porque le quedan treinta y tantos años de obispo en activo, hasta los 75. Que sea catalanista y regionalista, le veta el acceso a otras diócesis no catalanas y que su currículum desvaríe allende las fronteras de los Paisos Catalans, alguna ventaja tenia que haber. Pero es un peligro porque, salvo cambios dramáticos, lo que uno piensa a los 40 es dificil dejar de pensarlo en las siguientes décadas.

Deberían subir la edad exigida para ser obispo y dejarla en los 70 años; así estas calabazas mitradas tendrían menos tiempo para facer calamidades.

Aunque también pienso que en vez de hacerlas por extenso podrían cometerlas en intenso, y en un quinquenio fundirse una diócesis y descalabrar a nuestra muy sufrida Santa Madre Iglesia.

Pero no nos desanimemos. Confiemos en la Divina Providencia. Oremos, en todo caso, para que sean, ya que no Confesores, por lo menos Mártires.

Pro bono Ecclesiae.


+T.