Con flores yo iba a María
y con rezo inocente decía
- 'Oh Señora mía, oh Madre mía,
yo me ofrezco del todo a Vos...'
Y cantábale coplas sencillas
de mi madre en mi casa aprendidas
- '...Salve, Salve, cantaban, María,
¿quién más pura que tú? ¡Sólo Dios!...'
Y cada año Mayo me envolvía
con salves y flores, con velas y vivas,
con voces de niños que blanco vestían
para su primera y feliz Comunión.
La flor de azucena, el libro de nácar,
la cruz, la cadena, el rosario de plata,
el beso, la estampa, la luz mañanera,
la mesa vestida con aquel mantel
que sólo sacaban los días de lujo,
la gente en la calle vestidos de fiesta
esperando al niño para ir con él
a Misa a la Iglesia, todos reunidos,
la familia entera, todos los de casa
creyendo tan firme como cree un chiquillo
sin dudar, sin miedo, con sencilla fe...
Ahora que vuelve el Mayo florido
con rosas y espinas del ayer que fue,
me conforta el alma el candor del niño
que sigue rezando, muy firme su fe,
lo mismo que entonces, la misma plegaria:
- 'Bajo tu amparo...graciosa belleza...
...alma, vida y corazón...
...no desoigas la oración...
...vida, dulzura, esperanza nuestra...
...Virgen sagrada María...
...llévanos, por tu Asunción...
...súbenos, oh Madre mía !!!
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...Un día a verla iré
al Cielo, patria mía,
allí veré a María
al fin yo la veré...
Ex Voto
+T.