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En Sevilla, la devoción más popular es a la imagen de la Santa que está en la Parroquia de Stª Catalina, ahora cerrada por obras, y por eso la Stª Lucia está temporalmente en San Román, a donde tendrán que ir a verla sus devotos. Una devota, abuela de un amigo y compadre mio, fue un dia a encomendarse a la Santa porque la iban a operar de cataratas. Le rezó, le puso su vela, le echó una limosna en el cepillo de la Hermandad, pero no satisfecha con los actos piadosos cumplidos, se fue a la pila de agua bendita y se echó dos manotadas de agua (bendita) en los ojos.
Saben bien los curas, sacristanes, monaguillos y demás ministros sacros y/o subalternos que las pilas de agua bendita tienden a criar una extraña micro fáuna indefinible, poco visible, pero presente en toda pileta bendita, en las que pululan esas impías (o pías, a saber!) sabandijas. Saben los curas y fieles bien formados que el agua bendita es para el alma (más que nada) aunque se ponga sobre el cuerpo, y si bien no excluye que el cuerpo sane por su efecto ex opere operantis, es una ocurrencia temeraria beber o aplicarse donde no se debe el agua bendita enriquecida con la fáuna y flora que incolant in eadem. Total, que la abuela de mi amigo que se lavó los ojos catarateros en la benditera de junto a la Stª Lucía de Stª Catalina, agarró una conjuntivitis doble y morrocotuda, que no la pudieron operar de las cataratas hasta 6 meses después. Las cosas.
Pero no es corriente que sucedan estos percances si se obra reverentemente y no se excede uno en las prácticas de encomienda a los Santos. Y considere siempre el piadoso devoto que en la devoción también debe concurrir la virtud, y tenga por primeras después de las sobrenaturales Fe, Esperanza y Caridad, las cardinales Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, y obre según ellas y no errará imprudentemente, o por debilidad, o por injusticia o destemplanza, según el caso.
De Santa Lucía escribí el año pasado, y lo he releído y me gusta. Y pensaba qué añadir. Y me acordé de las suecas (con perdón). Me explico: Resulta que es tradición que las suecas en edad moza o núbil se vistan de "santalucía" la mañana del 13 de Diciembre, con túnica blanca y ceñidor rojo, y una corona de hojas verdes (acebo) con velas encendidas sobre la cabeza, y así, con un pastelito o algo apetitoso, despiertan a los de casa cantando una coplilla popular en honor del dia y de la Santa. Encantador. Además teniendo en cuenta que es un caso parecido al de San Nicolás, que siendo ambos católicos y mediterráneos han sobrevivido en las frias regiones boreales y luteranas allende el Mar del Norte y el Skagerrat, Kattegat y Sund. Un milagro.
Yo, sin embargo, me quedo con los usos y devociones católicos, más seguros y con más efectos sobrenaturales, sin duda. Pero valga el refrán que se cumple en Sevilla, en Siracusa y en Estocolmo: "Santa Lucía, acorta las noches y alarga los dias", ya sea en la noche del invierno boreal, ya en los más templados lugares del sur de Europa, que quiera o que no quiera la mala piara izquierdosa y marxista, liberal y masona, es cristiana y católica desde los fiordos a Finieterre y Gibraltar.
Y que Stª Lucía les sane la vista a tan perversa tropa, que la tienen tan infectada como la abuela de mi amigo (y no por agua bendita, precisamente).
No sabía qué imagen de la Santa poner de ilustración. Pero me he acordado de esta que tenía por ahí, la Stª Lucia del Oratorio del Gonfalone, una preciosa iglesia en la Via dei Banchi Vecchi, donde entraba a rezar el día de Santa Lucía. En la puerta se ponía un viejo ciego pidiendo limosna y dando estampitas de la Santa, real como una escena de Galdós, pero en Roma. La estampa que pongo no es de las del ciego, sino de las que había dentro del Oratorio, en la capella de Santa Lucía, con la imagen de la Santa en mármol, muy romántica, del gusto decimonónico de la época de Pio IX.
Por la Via Giulia corre en Diciembre un frío da tremare, que en la esquina de San Giovanni dei Fiorentini es cortante, por el Tíber, que está allí mismo, corriendo a lo largo del Lungotévere. Estos dias el rio va crecido y corre tapando los ojos del Ponte Vittorio y Ponte Sant'Angelo, y los otros. Dicen que, como siga subiendo, van a tener que desalojar l'Ospedale de San Giovanni di Dio, en la Ísola. Conque los que vayan esta tarde al Gonfalone van a tener que llevar (como yo llevaba) mantello e sciarpa. Les confieso que me gustaría estar, para ver el Tévere (e per pregare a Santa Lucía, prima di tutto).
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