miércoles, 3 de marzo de 2010
Exorcistas: Amorth contradicho por Fortea
Con temor y temblor me acerco al tema y sus protagonistas, que no soy adicto a lo demonológico. De entrada diré que me he sentido "incómodo" con las palabras que la prensa pone en boca del famoso p. Gabriele Amorth, esa afirmación de que hay clero mayor "satánico" (traducción aquí). El Señor nos libre.
Después, más serenamente, advierto que, verdaderamente, todos estamos "tocados", tentados por el diablo y sus demonios, tantas veces cada día, laicos, sacerdotes, obispos y cardenales incluídos; porque no en vano incluyó el Señor en su oración las dos últimas peticiones del Paternoster "...et ne nos induca in tentationem, sed liberanos a malo". Amen. Es decir que, tocante a tentaciones y demonios tentantes, todos somos propensos, con capelo o con bóina, el que viste púrpura cardenalicia y el que va con vaqueros, botines y chupa de cuero. Del mismo barro somos y un mismo enemigo tenemos.
Claro que suponer que hayan prelados "satanistas" parece algo extremo, casi delirante. Sin embargo el tentador tienta a cada uno según sus circunstancias y flaquezas, a cada cual en su grado y a cada tentado en su escalafón. Y eso se sabe de siempre. Por ejemplo, en el célebre y sabio icono de San Juan Clímaco, el docto místico del monasterio de Stª Catalina del Sinaí, los demonios insidiosos le echan la soga al cuello y hacen caer de la escala que sube al Cielo no sólo a los incipientes de los peldaños más bajos, sino también a los proficientes de los más altos niveles. Y mientras más arriba, mayor la caída. Que el Señor nos libre.
Yo me tomo bastante en serio las leyendas de los pactos, contratos y compra-ventas con el Demonio. Sin duda, más de uno puede rematar como un Doktor Faustus, viejo, frustrado y con ganas de más vida y más mundo, y dispuesto a vender su alma. ¿Se vende el alma? Pues yo diría que sí, que hay quienes se lo piensan si se trata de alguna ganancia apetecida. Y como se cree muy poco en el alma, muchos la venderían con gusto pensando que dan nada a cambio de mucho. Siempre hay insensatos que se imaginan que saben más que ese que sabe tanto por ser más viejo (refranero dixit).
¿Algún cardenal se ha vendido, se habrá vendido, se vendería al diablo? Yo me preguntaría que para qué, porque dadas las circunstacias del supuesto prelado, si cree en el demonio y se vende a él y no cree en Dios y le teme, es un risible insensato digno de premio nóbel al imbécil mayor del año vestido de grana. Además firmar un papel al demonio es reconocer implícitamente todo el Credo, aunque se eluda; de facto es rendirse al malo sabiendo que está escrito que la victoria es de la Cruz, no del maligno. ¿Se puede ser tan absurdo y contradictorio? Sí, porque el pecado es eso, malignidad torpe contra Dios y uno mismo por prestar oído y atender sinrazones engañosas de la serpiente; desde Adán y Eva repetimos lo mismo, la misma secuencia del mismo guión. Somos tan cretinos como nuestros primeros padres, lo llevamos en los genes. Somos sujetos de tentación.
Repito sin embargo que me choca que me digan que hay cardenales diabólicos, encendiendo velas negras al demonio, ¡qué numerito!
De todas formas, me tomo más en serio al p. Amorth que a nuestro paisano Fortea. ¿Por qué? Por el tipo, perdonen Uds. mi insustancialidad. Además por la competencia y la experiencia, y porque Amorth es oficialmente exorcista en Roma y Fortea es oficiosamente exorcista por libre. Y con blog.
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