miércoles, 20 de junio de 2012
Indiscreta curiosidad
Es que me pregunto si lo del obispo ese, el del baño marítimo con prójima, no tuvo capítulos previos, nadie notó nada, nadie vio algo. Porque esas cosas se ven. Y es penoso que al final se vean en fotos, dando la vuelta al mundo con escándalo. Y es triste que alguien las haya puesto en circulación. Y es traumático, incluso para quienes estamos curados de espanto; al final también nos escuece. Nos duele porque creemos en todo eso que se pisotea. No nos tenemos por mejores, estamos también en el conjunto de los débiles, los tentados, los caídos, los pecadores. Sabemos que decimos con sinceridad, en cada Misa, el mea culpa, mea culpa, mea máxima culpa, que no son palabras de ceremonia, que son verdaderas y sentidas. Lo sabemos. Y por eso nos duele más lo que pasa.
Después, las explicaciones del obispo son patéticas, como un estrambote de vergüenza, una propina denigrante. Estas escenas, con alegato resultan peor, provocan la vergüenza ajena. No son de recibo.
El look poco sacerdotal del obispo denota una soltura, una ambientación muy aggiornata. Vestir, hablar, alternar y aparecer 'como uno más', ese traicionero postulado del 'encarnacionismo clerical', finalmente desespiritualiza al sacerdote y deja al hombre en carne viva mortal, con todas sus crudas tendencias y pasiones. Y llegados a este punto, ¿quién resiste? Sin diques de contención, sin muralla de defensa, sin bunker donde guarecerse y resistir.
La Escritura, en los Salmos y Profetas, dice 'alcazar', 'roca', 'baluarte', 'peña', 'refugio'. La tonsura, la sotana, servían de todo esto. Y el obispo, siendo más su dignidad y grado sacerdotal, implementaba sus defensas con solideo, anillo y pectoral, complementos armamentísticos contra mundo, demonio y carne. Pero el desmontaje post-conciliar fue ridiculizando primero y suprimiendo despues todo eso, más en los curas simples que en los obispos, que han conservado bastante el atalaje jerárquico, no por virtud, sino por señal visible de autoridad. Por eso, cuando dejan de ponerse solideo y sotana filetata, mal síntoma. Un obispo vestido con clergyman (que al fin es atuendo minimalista), avisa de que es más gestor que pastor. Un obispo en ropa común (o quasi) va declarando una auto-desacralización implícita de consecuencias temibles.
Siendo presidente de las Cáritas de Hispanoamérica (¿por qué se empeñan en asociar caridad con secularización, un 'detalle' tantas veces repetido en sacerdotes u obispos trasmutados en agentes sociales?), habrá alternado mucho con el Emmº Cardenal Maradiaga. Me pregunto si no sabría nada su Eminencia, si no habrá sospechado o conocido algo. Me pregunto si le habrá sorprendido. Y más cosas me pregunto sobre el Cardenal y este subordinado suyo.
Desde luego, urgen medidas canónicas y pastorales. No me imagino al mitrado al frente de una diócesis.
Son de temer las posibles reacciones del afectado, estando tan fresco, vivo y coleando, el caso del presi del Paraguay, el ex-Ilmº y ex-Revmo ex-Monseñor Fernando Armindo Lugo Méndez, una tentadora alternativa para casos como este. A ver si no se complica el asunto.
Cierro el articulete con otra indiscreta curiosidad: ¿Nadie ha reaccionado contra esto? Porque me parece uno de los artículos más sucios de todos los que llevan publicados esta temporada el tándem Vidal-Bastante.
Ayer noche estuvo unas cuántas horas en portada, como noticia titular de Religión Digital. Esta mañana descendió entre los recuadros de mitad de la página, y esta noche ya aparece al final de la web, sin foto.
Lo que no se dice y se deja entender por lo que se semi-dice es sumamente denigrante-infamante. Bastante y Vidal acostumbran a clavar - día sí, dia no - estos rejonazos, dirigidos implacablemente contra Rouco y Martínez Camino. Pero esta vez se han pasado.
Con articuletes como este, Vidal y Bastante se autodefinen, enseñan sus calidades, de qué van y en qué estercoleros se mueven. Me rio yo del vatileaks en manos de 'profesionales' como este par.
Me pregunto también si son conscientes del daño (y daño personal) que pueden estar causando. Y también me pregunto si su maledicencia está patrocinada o es nada más, solamente, inquina de autor.
¡Vamos apañados, entre el indeseable fanfarrón y el indecente monstruo bicéfalo!
Y se prueba con muestrario abundante que todos ellos están la mar de satisfechos con lo que publican, el uno y los otros dos.
+T.
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