De Oriente vienen siguiendo
la Estrella del Rey nacidoy hasta Belén han venido
el signo de Dios creyendo.
Adoran al Niño, dejan
a sus plantas tres ofrendas;
y de mitos y leyendas
sus corazones despejan.
Cuando de Belén se alejan
por otro camino, llevan
la Estrella en el corazón
y la fe en la inteligencia,
sabiendo más porque se han
postrado ante la Presencia
del Hijo Eterno de Dios,
que en un Niño el resplandor
de su gloria y de su esencia
vela en misterio de amor.
Incienso, oro y mirra
proclaman su epifanía:
Es Hombre, es Rey y es Dios.
+T.