Hoy, sobre las cuatro y media, en su programa magazine de una tele popular, se sentaba y le rellenaba el mini plató Juan Manuel de Prada, elefantiástico, omni-rotundo, hiperbólico-corpóreo (el sofá debe ser sólido, o tener refuerzos, porque aguanta).
La gata engañosa empieza ronroneando y saluda: - "Bienvenido, Don Juan Manuel" (no cabe la ironía histórico-literaria porque no le figuro tantas letras; el "Hola!" sí, pero El Conde Lucanor, seguro que no; ella no lee apólogos de Patronio). El orondo articulista casi auto-derrite una libra de lípidos abdominales caldeado por la lisonja de la lisonjera, toda sonrisa, toda dientes. Todavía no asoma las uñas.
Se saca un tema de actualidad: La violencia de género. Él, caballeroso, intenta templar la puya que va y que viene, que pica y se retira, que pincha y se escapa. - "Querida Maria Stela, permíteme que te diga..." Ella-laraña hila, teje, trama...Él parece que suelta gas por la espita, como olla express a presión, mucha presión: - "Querida Maria Stela, como buena feminista que eres...". La pantera le salta al cuello, saca garras y susurra atropellada como una Bagheera con silbo de Kaa : - "¡ Yo no sssoy feminista, sssoy fffemenina!!!".
Eran las cuatro y media, y yo tenía que echarme la siesta y ahí dejé el combate implacable. Lo penúltimo que escuché fue que el multicalórico periodista decía no sé qué de la -"...fuerza física del varón...".
Me quedé dormido, embeleñado con una idea: "La perversidad psíquica de la hembra" ; de la hembra esa frente al macho aquel. El juicio es particular-singular-concreto, no universal omnímodo - (aunque el peligro/riesgo sí sea naturalmente general).
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