cubre los campos,
los montes y caminos
con blanco manto.
Pisando nieves,
ni José ni María
los fríos sienten:
El Sol que la Virgen
lleva en su seno
templa con su gracia
el crudo invierno.
¡ Gracia del Cielo,
enciende en nuestras almas
divino celo !
cubre los campos,
los montes y caminos
con blanco manto.
Pisando nieves,
ni José ni María
los fríos sienten:
El Sol que la Virgen
lleva en su seno
templa con su gracia
el crudo invierno.
¡ Gracia del Cielo,
enciende en nuestras almas
divino celo !
Purísima Niña de Dios predilecta
que subes las gradas del Templo de Dios,
encanto inocente que a Dios se presenta
como limpia ofrenda digna del Señor.
Tu alma radiante de gracia embelesa
a los Querubines que a tu alrededor
con estrellas nimban tu linda cabeza,
y el aire perfuman de sagrado olor.
Porque celebramos tu Presentación,
oh Niña María, contigo presenta
nuestros corazones junto con tu don.
Y Tú, Jesucristo, Dios Clemente, acepta
por tu intacta Madre nuestra oblación.
Bendita, al Bendito
ruega nos otorgue
rica Ben+dición.
Ex voto
+T.
y ruega al Dios Trino Único en esencia
que en Cristo nos haga
hay que mirar a lo alto,
y también hay que saber
que las estrellas relucen
más cuanto más oscuro es.
Así miraron al cielo
nocturno aquellos Tres
Magos que desde el Oriente
llegaron hasta Belén.
Una Estrella los movía
y el camino les marcaba
ni su vista les cansaba,
ni dudaron que era aquel
signo de santa alegría;
cuando desaparecía
de su vista alguna vez,
ellos seguían mirando
a lo alto hasta volver
a ver reluciente y bella
aquella celeste Estrella
señal de que nació el Rey
que los Profetas dijeron
que en Belén iba a nacer.
Ante María, la Virgen
y su esposo San José,
postrándose adoraron
en el pesebre a Enmanuel:
Oro, incienso y mirra
dejaron allí a sus pies,
y recibieron del Niño
tanta preciosa ciencia,
tanta paz y gozo que
sin más estrellas supieron
con sabios pasos volver
por otro camino nuevo:
De Belén a las estrellas
sube con los Magos quien
mirando a lo alto sabe
el mismo camino hacer.
Oh Virgen de la Epifanía,
Trono de la Sabiduría,
guarda nuestros pasos, mira
si el alma se nos desvía
y oriéntanos hasta Él.
+T,
Virgen María,
Madre de Dios,
junto al pesebre
pide a tu Hijo,
ruega por nos.
Tú que en tu seno
llevaste al Señor
y le cantas nanas
mientras se duerme
oyendo tu voz,
pide a tu Niño,
ruega por nos.
Zarza en ardor
sin consumirse,
Virgen perpetua,
alcánzanos
vivir encendidos
en ese tu amor:
Díselo al Niño,.
ruega por nos.
Bendita eres,
de las mujeres
la más preciosa,
Arca de Dios,
míranos Madre
siempre piadosa,
somos tus hijos,
los pecadores,
no nos olvides,
ruega por nos.
Ponnos contigo,
Madre divina,
junto a tu Hijo,
cerca, muy cerca,
y ruega por nos.
+T.