lunes, 24 de septiembre de 2007

De Cine


Sólo me parecen dignos y de cierto nivel los festivales de cine de Venezia y Berlín. El de Cannes es una boutàde de los franceses, y los demás un remedo, más o menos provinciano, según cómo se atine a disfrazarlo en la prensa.

El de San Sebastían (curiosamente "San Sebastian", no insitiendo en "Donosti"; ni tampoco en que es un invento "franquista" del año cincuenta y pico, de aquella España-España profunda. Eso no se dice, eso no se cuenta, eso no pasó); el de San Sebastián, decía, se define este año en lo que vale con ese premio que le han dado a uno de los peores majaderos de la cartelera de Hollywood (otra curiosidad: que se ensalce lo de Hollywood en el San Sebastían de la kale-borroka/arre borrico y errikotabernas/corre que te mato. Increíble paradoja).

El cine es una novedad en las artes que ha recorrido en poco más de un siglo casi toda la trayectoria de la Historia de las Bellas Artes, como imagen en movimiento rápido que es. Desde aquel 1895 de los Lumiére al cine de usar y tirar de ahora, el espectro cinematográfico es tan rico y capaz que ahora mismo se está promocionando en Barcelona un Congreso Internacional de Teología y Cine; el primero en su especie, parece ser, y con el subtítulo temático de "Dios en el Cine", que ya daría de por sí para una quaestio disputata. (Al margen, digo que me revienta la versatilidad del que mete en cualquier salsa la Teología, como si semejante ciencia fuera compatible con todo aderezo circustancial y/o coyuntural sin desvirtuarse, pero esta es otra quaestio).

Por supuesto que junto al sólido Dreyer, sacan también a Tarkovsky, y a Buñuel, y a Kieslowski, y a Olmi, y a Allen; y hasta a von Trier y a tres enigmáticos cineastas iraníes que ellos sabrán, porque no les ponen ni nombre.

Como se ve, ideal para rematar de los nervios y con tráuma cinemato-teológico digno de diván (y argumento de película para el 2º Congreso, Deo volente).

No sé si existe en Cine lo que Moeller hizo con la Literatura del siglo XX. Pienso que resultaría un tremendo análisis de las crisis de fe-religión-teología-Cristianismo en nuestra más próxima contemporaneidad, con ejemplos que rayan el tema "problematizando" desde la "Intolerance" de Griffith hasta los dramas de Tarkovsky, o el recien fallecido Bergman (que por cierto no sale entre los del 1er. Congreso de Barna, qué raro).

En el programa, la cosa la pintan seria, como actividad de la Facultad de Teología de Cataluña (bueno, no: Facultat de Teología de Catalunya, que no es lo mismo, pero sí), y con nada menos que un Obispo-Bisbe de moderador de las mesas-ponencias (deberían ser, más bien púlpitos/ambones-redondos, ¿no?).

Como los organizadores son - i presume - de la clerecía y laicados modernos, no habrá Misa de apertura ni Te Deum de clausura, que es lo que pegaría, digo yo.

De todas formas, yo no iría al evento ni con la guardia civil apuntándome (perdón: mossos de esquadra). Un Obispo-Bisbe cinéfilo y en mesa redonda, debe ser letal córpore et ánima.

Además, pienso que Dreyer, Tarkovski y cía , mejor en casa y en sus justas dosis, para no desvariar; que una peli es una peli, y Teología, otra cosa.


&.