Yo miraba con ojos brillantes
 estrellas radiantes
 en el cielo azul tintero
 del frío y claro Enero
 sabiendo que entre uno
 de aquellos luceros
 relucía la Estrella
 que guió a Belén
 a los Magos que adoraron,
 Reyes postrados,
 creyentes al Niño Enmanuel.
 Y después mi sueño infantil volaba
 hasta la alborada, cuando despertaba
 y me regalaban presentes caseros,
 familia y amor,
 estelas doradas de rico alborozo
 y entrañables gozos
 que aun hoy son 
resortes valiosos 
que tornan al tiempo 
secreto, inocente 
que guardo en tesoro de limpia ilusión.
+T.

