Aquellas caricaturas de Mahoma todavía colean. O debería decir "humean", porque está ardiendo Dinamarca por culpa de las caricaturas de marras. Desde el pasado miércoles, los musulmanes se han dedicado a meter fuego a todo lo que pillan en la calle, con los daneses amedrentados y temblando dentro de sus casas. La policía descubrió los planes de una banda islamista para matar al autor de las caricaturas y, en reacción, la morisma está pegando fuego por toda Dinamarca.
Por una parte me alegra que le metan miedo al dibujante, para que se enteren - él y todo el gremio - lo caro que puede costar reirse de cosas que no son para tomarlas a burla. La libertad de expresión no puede traducirse en libertad de ofensa y, mucho menos, en libertad de blasfemia. Si los moros se toman la justicia por su cuenta, que se entere la justicia y se ponga a ser justa antes que "tolerante".
Por otra parte, me alarma que la patria de los vikingos terribles se haya convertido en el XXI en nación de acojonados acomplejados, sin que las valentonadas de la morería hiper-irritada no encuentre ni un vikingo con casco de dos cuernos que les trompe el turbante y mande a los moros de Dinamarca a la Meca y Medina. Será que los genes vikingos se han desvirtuado, y la testosterona de los hijos de Odín se ha convertido en melíflua y dubitante linfa al estilo del príncipe Hamlet, que también era danés.
Finalmente, me pone rabioso que la infame clase política que "construye" Europa esté abjurando del Cristianismo que parió a Europa y se esté dejando violar por ese Islam que nunca debió pasar las fronteras del Estrecho de Gibraltar, por el Oeste, y los Dardanelos y el Bósforo, por el Este.
Se está preparando una algarada general, que el día que reviente va a destripar a Europa entera. Y Europa se lo está mereciendo, ganando a pulso. Pero no veremos cortadas a alfanje las cabezas de los irresponsables responsables de la que se está armando, sino que serán otros los que caerán cuando la cosa explote: Inocentes sin culpa como los nuestros del 11M, tan manipulado, tan olvidado y tan mal entendido en su verdadero significado.
Mientras, aquí, en la frontera occidental del Occidente Cristiano, mal gobierna el mayor cretino político que se recuerda haber visto nunca entre los Pirineos y Tarifa. Ese que con cara de muñeco de tómbola todavía habla de una "alianza de civilizaciones" (¿o ya no habla de eso?).
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