sábado, 9 de febrero de 2013
Ravasadas (también por carnaval)
Ravasi, otra vez. Esta vez con la trasnochada coartada de irse de marcha con los juniores para entenderlos en su propio terreno. Me imagino el montaje del acto (acto inaugural de los actos bienales de un Pontificio Consejo, nada menos), acarreando a ese grupete cutre-rock de medio pelo, más la chavalería invitada y reclutada entre los píos contactos de las pías familias tratadas por Ravasi y sus monseñores adiuvantes.
La escena - como Uds. pueden ver - resulta patética, con niños (sí, hay niños (y niñas)) palmoteando en el gallinero y en la platea cardenales octogenarios con seniles semblantes llevando el des-compás con su pies reumáticos sobre el parqué del píccolo auditorio, convertido por arte y gracia de Ravasi en versión comprimida del Espárrago-Rock, o una miniatura vaticana del Woodstock aquel, ad usum Suarum Eminentiarum.
La gracia desgraciada es que, después de este happening rock, Ravasi predicará al Papa y a la Curia Vaticana los ejercicios espirituales de esta próxima Cuaresma, cosas veredes! Cosas de estos tiempos que tanto se asemejan en tantas cosas a los peores tiempos de la Curia, sin entrar en detalles (ni antiguos ni contemporáneos).
Ravasi es un horror que yo no sé cómo ha llegado y quién lo habrá aupado, cosas de la Italia profunda. Pero el eminentísimo no se corta un pelo y va a toda pastilla por la autopista de la nuevangelización. Sin freno.
Y como empecé con youtube, sigo con youtube al canto, con variante sobre lo mismo: Ravasi entretiene a los Cardenales con jovencitos, esto es, jóvenes que discursean en el aula a los Sres. Cardenales (o tempora, o mores!) :
Se entiende que todo es escena y cebo, montaje y coartada con unos pocos chicos de aquí y allá, modositos con pelo largo, gorritos y look étnico, pero nada más. En uno de los planos sale el funesto Schönborn, de clergyman, junto a Erdö. La sensación de despiste desganado de los presentes tiene un pico de autenticidad y dedo en llaga con el testimonio del Cardenal Sandoval:
“Algún muchacho de 15 años me dice: vivir toda la vida con hambre y sin ser nadie, mejor dos o tres años con dinero. Me van a matar pero dos o tres años voy a tener dinero y poder. Y se meten a una banda de malhechores”
Dignas también de análisis (en otro sentido) las poses y movimientos de Ravasi, un muestrario de muecas de horror y pavor, todo máscara, mitad ensayo espontáneo, mitad espontaneidad estudiada. Y la mirada (incluso las 'miraditas'). ¡Qué miedo!
Se me horripila la dermis católica cuando considero las cuadrillas cardenalicias que se van formando y las cabezas que van destacando para los próximos cónclaves que vendrán (cuanto más tarde mejor); Dios nos coja confesados.
Y no es que tema lo peor (que puede temerse), sino que me meten miedo escénico personajes como Ravasi, tan hombre de mundo (eclesiástico) que horroriza imaginárselo urdiendo componendas entre los cortinajes de un cónclave.
Imagino que será dantesco el destilado final alquitarado de las maniobras de aprendiz de brujo de un prelado tan inquietante como Ravasi.
La (santa) suegra de San Pedro nos valga (que se llamaba Perpetua, por cierto (tremendo nombre para una madre política)).
+T.
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