En la baja Edad Media y hasta bien comenzado el siglo XVII, la Legenda Áurea, de Jacobo de la Vorágine (Iácopo di Varezze, dominico y obispo de Génova en 1277), fué uno de los best sellers que marcó toda una época. Se codeó con la Biblia en las primeras imprentas, aparece en el ilustrísimo catálogo de los incunables; lidió con los libros de caballerías y pugnó en el ranking del XVI con los opúsculos de la reforma protestante.
Cuando un caballerete se pasa de las armas del mundo al combate propter Regnum Coelorum, se anima con la tropa de Santos que la Legenda Áurea enseña como admirables modelos. Íñigo cambió a Ignacio leyendo prensa estilo Legenda Áurea, verbigracia.
Yo le profeso particular devoción a la obra y la leo. Me anima mucho y me mantiene en el ambiente. Yo sé lo que me digo.
Esta mañana leí un buen artículo sobre uno de los escritores del universo literario del XX. Me gustó. Al punto, sin embargo, me alarmé un tanto al comprobar hasta dónde llegaba la influencia de nuestra decadente cultura finisecular. Lo digo porque del tal autor, y de otros como él, se habla, se escribe; de su vida, de su mala vida, de sus vicios, de sus debilidades, de sus humanidades, de su infancia, de sus derrotas, logros, humanas pompas, veleidades...et coètera. Y la obra del tal autor cuenta "su" mundo, el del escritor.
Todo tan humano, pero nada ejemplar.
Una literatura configura un lector. Quijote es efecto de Amadís y la Flos Sanctorum fructificó en loyolas y javieres.
¿Necesitamos ejemplos? Necesitamos. Claro que los del XX-XXI son así, y los del tiempo de la Legenda Áurea, tal y como cuenta el libro. Con aquellos modelos, devino un tiempo con sus hombres; de los nuestros va a salir un mundo a su imagen y semejanza.
Bajo una escala - o varias - del diapasón socio-cultural, y de lo que se habla, lo que se mira, el modelo que se tiene delante, ya no es el escritor; ahora, en ese nivel, el personaje es ínfimo, apenas una humanidad sub mínimis, pero en abierta exposición y definitivamente "tipo" para el espectador.
Un actor, una actriz, un director de cine, un cantante, un publicista, un periodista, un fulano, una fulana, un mengano, zutanos varios...
La alarma se me vuelve repelús horripilante cuando me espetan un desafiante y afirmante "...¿ y por qué no?..." Y el o la del interrogante es quien no debería, entiendo yo, atreverse a eso, pero se atreve,
Yo me callo. No respondo: - "Por la Legenda Áurea!!!", porque no me sale, porque no sé discutir estas cosas, porque si digo "..lee!...", yo sé que no se lee, y menos esas cosas que se leían y que yo leo.
Total, cada cual se apañe con su lectura (si lee) o su modelo...Pero vamos listos!
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