No me resisto a poner y comparar:
Esta es la Oración de la Fiesta de la Presentación de la Virgen en el Misal Antiguo, el de San Pio V:
Orémus
Deus, qui beatam Mariam semper Virginem, Spiritus sancti habitaculum, hodierna die in templo praesentari voluisti: praesta, quaesumus; ut eius intercessione in templo gloriae tuae praesentari mereamur.
Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Filium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte eiúsdem Spíritus Sancti Deus, per ómnia sæcula sæculórum.
R. Amen
Y esta la que viene en el Misal de Pablo VI:
Oremos:.
Te rogamos, Señor, que a cuantos hoy honramos la gloriosa memoria de la Santisima Virgen María, nos concedas, por su intercesión, participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
En la nueva, se ha eliminado toda referencia al misterio de la Presentación; item más: No se nombra tampoco en el prefacio 1º de Santa Maria Virgen, donde sólo se menciona la 'conmemoración' en lugar de decir, como antes se rezaba, 'en la Presentación'.
Un ejemplo típico de los absurdos atentados contra el antiguo eucologio que perpetraron los liturgistas fautores del Misal de Pablo VI. No sólo suprimieron lo bueno que existía, sino que desmejoraron lo que innovaron.
Concedo algunas excepciones, que reconozco. Pero el total, el conjunto, mientras más se examina, peor valoración se concluye.
La categoría de 'ordinario' con que queda fijado en el motu proprio Summorum Pontíficum, por mucho que se empeñen en aclararlo los neo-liturgistas, destaca en su acepción equivalente/sinónimo de 'vulgar' por contraste con el 'extraordinario' del Rito Antiguo pre-vaticanosegundo.
Las comparaciones son odiosas, se dice. Doblemente si la comparación deja en evidencia desfavorable a una de las partes comparadas.
Como es el caso.
Lamentablemente.
+T.