El magisterio quotidiano degenera, y tememos que, como no se frene, raye, más o menos pronto, el esperpento verbal. Lo de esta mañana es un llamativo aviso, un timbrazo de alarma:
Los melancólicos tienen cara de "pimientos en vinagre'.
Homilía del papa Francisco, el viernes en Santa Marta
Si dijera que la estupefacción me impide seguir, mentiría, puesto que desde la tarde del 13 Marzo, hace dos meses, desde su salida al balcón, nos hicimos cargo de lo que había pasado, con todas las consecuencias. Supimos que vendrían más escenas estridentes, chirriantes. Ciertamente, el casticismo (digamos) de los sermoncillos de Santa Marta ha supuesto un particular inesperado dentro del temible lote, confiésolo.
He aquí una tajadita de la pieza oratoria de este Viernes 10 de Mayo:
Peperoncino all'aceto
"...Este gozo es "como una unción del Espíritu. Y esta alegría está en la seguridad que Jesús está con nosotros y con el Padre"(...)si queremos tener esta alegría solamente para nosotros al final se enferma y nuestro corazón se arruga un poco y nuestra cara no transmite esa alegría sino nostalgia, esa melancolía que no es sana"(...) a veces estos cristianos melancólicos tienen cara de "pimientos en vinagre" más que de personas gozosas que tienen una vida bella (...) este gozo es una "virtud peregrina", "un don que camina" y además camina con Jesús (...) "es el don que nos lleva a la virtud de la magnanimidad. El cristiano es magnánimo, no puede ser pusilánime. Y precisamente la magnanimidad es la virtud de la respiración, es la virtud de ir siempre hacia adelante..."(ver aquí)
No sé qué decir. Aunque sí diría que la frecuencia de tópicos francisquistas, crece, se incremeta, sube. Que se repite y repite lo mismo, con variaciones, es decir (quiero decir).
Así y todo, las noticias del Vaticano se me han alegrado con la visita de Tawadros II, que yo no imaginaba de ese tamaño: Un hombrón de quasi la estatura de San Cristobalón, formidable, imponente, con su barba copta y sus ornamentos de Papa de Alejandría, como Dios manda.
Le ha traído al Papa Francisco piadosos regalos de protocolo, entre ellos una panagia del tamaño de una torta de Inés Rosales que PP Franciscus, el que no usa el pectoral papal de oro, se ha colgado del cuello inmediatamente, la mar de obsequioso, regocijado con tan gracioso presente de Tawadros II.
Digo yo que hubiera debido traerle también una muceta, un estolón y una tiara: ¡¡¡Seguro que se los pone!!!...encantado de la vida. Y nos hubiéramos regocijado todos, empezando, quizá, a perder el rictus de 'pimiento en vinagre' que dice PP Francisco que tenemos.
Claro que estas son fantasías mías, delirios de un peperoncino al'aceto, che sono io stesso, proprio.
En fin, queridos co-pimientos en vinagre, carísismos hermanos católicos míos, afines, amigos, visitantes y comentantes de ExOrbe: ánimos y no perdamos la esencia de nuestro aderezo picante, como el pimiento, y ácido, como el vinagre (de crianza de Jerez, of course).
Os encomienda:
+T. un pimiento en vinagre