miércoles, 21 de octubre de 2015

Más notas, también teresianas - y otras - sobre retratos



Una forma no visual de retratar es la descripción, por medio de la palabra, que puede referir formas corporales o definir impresiones anímicas y/o espirituales. La tradición que presenta a San Lucas, el tercer Evangelista, como pintor de la Virgen es venerable y muy antigua, atribuyéndosele numerosos iconos de la Madre del Señor, veneradísimos por los fieles de las iglesias de Oriente y Occidente. Sin embargo, salvando la posibilidad de la existencia de algún prototipo que tuviera relación con el Evangelista, estimo que todo pudiera proceder, realmente, de los dos sumarios de su Evangelio en los que San Lucas traza un perfil profundo, un valioso 'retrato' de la intimidad, espiritualidad y carácter de la Theotokos:

Lc 2,19 "...Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón."

Lc 2,51b "...Su madre conservaba estas cosas en su corazón".



No hay mejor retrato de la Virgen que el que San Lucas pinta en estos dos preciosos versículos, alma de la Mariología.

Santa Teresa de Jesús hace lo mismo cuando describe a su confesor y maestro espiritual, San Pedro de Alcántara: "...era muy viejo cuando le vine a conocer, y tan extrema su flaqueza, que no parecía sino hecho de raíces de árboles. Con toda esta santidad era muy afable, aunque de pocas palabras si no era con preguntarle. En éstas era muy sabroso, porque tenía muy lindo entendimiento" (Libro de su Vida cap. 27)




Y en otro escrito, uno de sus poemas, la Santa habla expresamente del retrato, refiriéndose a la impronta/imagen de Dios en el alma:


De tal suerte pudo amor,
alma, en mí te retratar,
que ningún sabio pintor
supiera con tal primor
tal imagen estampar.

Fuiste por amor criada
hermosa, bella, y así
en mis entrañas pintada,
si te perdieres, mi amada,
Alma, buscarte has en Mí.

Que yo sé que te hallarás
en mi pecho retratada,
y tan al vivo sacada,
que si te ves te holgarás,
viéndote tan bien pintada.


(poema titulado 'Alma, buscarte has en mí')




+T.

domingo, 18 de octubre de 2015

Teresianas (notas)

Quienes hemos conocido en el convento de San José de Sevilla el discreto retrato de Santa Teresa que le pintó fray Juan de la Miseria, nos sentimos extrañamente incómodos ante el éxtasis de la Santa que figuró el Bernini para la suntuosa (y pretenciosa) capilla de los Cornaro. Y no porque nos incomode lo suntuoso, ni porque no nos deslumbre el brillante genio del insuperable Bernini, artista a quien veneramos (y no exageramos).


Lo que nos sucede en el caso de la extática Santa Teresa berniniana es que apenas se corresponde con la del retrato del real que le hicieron en Sevilla. No me refiero a parecidos, sino a conceptos: El éxtasis de la Teresa de Jesús que trasluce el mediano cuadro de fray Juan no pudo ocurrir en las formas que el gran Bernini recreara. Admitamos que podría entenderse posible que el Bernini interpreta ad extra un inefable ad intra. Pero el fondo místico de aquel éxtasis late más realmente en los ojillos legañosos que pintó el fraile que en los ojos desmayados que esculpió el maestro barroco romano. Recomiendo, ergo: Quien busque un éxtasis sublime, que se recree en la Capella Cornaro; quien quiera saber (hasta donde le sea concedido) la mística de un alma traspasada y encendida por el Amor más inefable, que se quede a mirar el cuadro de fray Juan.

 
 
En Sevilla hemos tenido que sufrir hace poco el indiscreto malgusto fraileril que encargó a un imaginero de moda una neo-imaginación de la escena de la vida de la Santa. Miren Uds. comparando y se harán cierta idea del carácter de los autores, el ideísta y el plasmador, de la repelente representación.



Otra consideración a propósito de Teresas y retratos: La reticencia y resistencia de Santa Teresa a ser retratada contrastan con el gusto por el retrato de Santa Teresita, la de Lisieux, quizá la Santa más retratada (en vida) de todo el Santoral (salvo recientes Santos coetáneos de la era de la polaroid, el fotomatón, el photoshop y el reportaje fotográfico).

Siguiendo con la consideración a propósito de las dos Teresas, la distancia entre el Castillo Interior y la infancia espiritual, es la que va del Siglo de Oro y Trento a la pre-decadencia fini-decimonónica que preludiaba el declive general del Vat.2º. Casi todos los grandes progenitores del aggiornamento fueron fervorosos entusiastas de la Teresita. Sostengo que la debilidad de los espíritus modernos ya no podía digerir la recia piedra berroqueña que edifica la espiritualidad de la gran Teresa, maestra de almas de otra altura y horizontes. Ya sé que molesto a algunos cuando digo esto, y me hago cargo de que las comparaciones - ¡es verdad! - son odiosas y las verdades dolorosas.

Claro que la comparación es, entiendo, forzosa. Y la verdad, clamorosa.


Se explica también que, a diferencia de Santa Teresa, la Santa Teresita no pudo inspirar a un Bernini que la imaginara extática y transverberada en una obra cumbre de la escultura religiosa. Santa Teresita quedó para la posteridad del kitsch católico, melosamente sonriente en las estampitas y en las escayolas moldeadas de Olot. A cada cual lo suyo.



Y a cada Santa su época (con todas sus circunstancias y consecuencias).


...También eso debe ser Providencia.


+T.

jueves, 8 de octubre de 2015

Aprensiones sobre el Sinodo



Quienes recelamos de los autores y actores del Sínodo, nos preguntamos si las polémicas propuestas de Kasper & cía no serán el señuelo para distraer la atención mientras tanto se cuelan otros temas en el Sínodo. Temas que con sólo ser sacados a colación /exposición /discusión, por lo menos ya tendrían una 'presencia' que luego podría citarse como un hecho a estudiar /tratar /solucionar con más atención, dotándole así de más entidad, más allá de la que ahora no tiene. Por ejemplo, ese arzobispo canadiense que ha sacado la cuestión de la admisión de las mujeres al diaconado. ¿Se refiere PP Franciscus este tipo de cuestiones cuando en estos últimos días ha insistido en la 'apertura' del Sínodo, que no sea una asamblea 'cerrada'?

Con el mismo sentimiento aprensivo, nos preguntamos si no serán cebos en anzuelos para que piquen, cedan y pacten. Como un fino-florentino cambalache de callarnos nosotros esto si vosotros consentís aquello. Y se cambalachea, y se pastelea...y al final se elabora una pasta fina que se amoldará suavemente satisfaciendo a timoratos vencidos y aprovechando a intrépidos vencedores, que al fin lograrán lo pretendido.

Cuando he dicho lo del arzobispo canadiense ese, el pro-diaconisas, se me ha venido a la cabeza otro ocurrente canadiense, el célebre Léger, abanderado de las vanguardias cardenalicias vaticanosecundistas, y con él, en ristra, quasi he visionado la formidable tropa de los Liénart, Frings, Alfrink, Suenens. König, Bea, Lercaro...¿No parece un dejá vú? Me refiero al Sínodo y a sus maniobrantes hodiernos, epígonos y émulos de aquellos.

Y los 11 Cardenales tan aireados como los intransigentes también parecen un remake del Coetus Patrum, inocentes ellos, que a pesar de sus resistencias y cautelas se quedaron cortos y no intuyeron en toda su potencia catastrófica el tsunami devastador del post-concilio y el vendaval arramblante del espíritu del concilio.

Pues con estas aprensiones estamos, temiendo lo que se pueda estar cociendo y aun no ha salido. O el pasteleo que se esté amasando y aun no se ha destapado. O el cambalache que se esté pactando hoy y será la pesadilla de mañana y pasado mañana.

Porque, como decíamos in principio, no nos fiamos de autores y actores sinodales.

Y tenemos razones para nuestra aprensión.

Corolario:

Durocher, el canadiense pro-diaconisas

Habla el Arzobispo de Brisbane

Y el Prepósito Nicolás




+T.

domingo, 4 de octubre de 2015

Bajo pésimos augurios

Cuánto de las supersticiones de la antigua Roma han perdurado entre nosotros, Dios lo sabe. Pero si de interpretar hechos actuales como augurios sobre el futuro inmediato se tratara, los presagios en torno al Sínodo de la Familia serían declarados funestos. Tomo estos tres:

- El vaticano se desentiende expeditivamente del encuentro de PP Franciscus con la valiente y comprometida funcionaria de EEUU que fue detenida y encarcelada por negarse a tramitar una 'boda' gay: No fue una muestra de apoyo del PP Franciscus a Kim Davis

- Se publica que PP Franciscus recibió (muy afectuosamente) durante su estancia en los EEUU a un antiguo alumno y a su pareja gay.

- Un monseñor de la Curia Vaticana, secretario de la Comisión Teológica internacional, se reconoce gay militante y con pareja.

Esta última nueva incluso tiene ya estrambote cualificado: Un obispo mexicano apoya al gay-monseñor y sus declaraciones.

Si estas tres 'señales', todas tres de la más reciente actualidad, las ponemos en relación con el Sínodo de la Familia que se reúne en Roma, las sesiones y debates sinodales no podrían estar bajo augurios más negros...O no, porque, dependiendo de quién mire o interprete, la cosa será según las proclividades del augur de turno. Así, imaginamos que habrá algunos que lo estarán celebrando, mientras otros ya lo estén lamentando.

Hace unos días, publicaban un artículo del vanguardista pseudo-teólogo des-católico jesuita chileno J. Costadoat, que hablaba de dos cismas, uno blanco y otro rojo. A pesar de que supura heterodoxia por todos sus poros, el artículo describe un panorama eclesial bastante real en cuanto al dilema que se plantea en torno, dentro y fuera, del Sínodo. En un perverso desenfoque, el jesuita Costadoat llega a decir que la doctrina moral familiar que ha mantenido y predicado la Iglesia hasta ahora es 'aberrante' para la juventud y la sociedad en general, que han asumido otros conceptos y perspectivas que exigen a la Iglesia una reconstitución de la doctrina moral tradicional, so pena y riesgo de perder para la evangelización, definitivamente, al mundo contemporáneo, cerrado a la vieja predicación de la Iglesia. Con la precaución que cabe, lean el articulete, que es interesante: Cisma blanco, cisma rojo

Desde esas consideraciones, al final, el cisma tan temido, se reconoce como un cisma efectivo, una situación que fuerza a la Iglesia.

Obviamente, el quid de la cuestión, sobre lo que diferimos con el articulete del jesuita, es la resolución que esperamos (o tememos) del Sínodo: ¿Al final, la doctrina se mantendrá católica o contemporizará con la masa social?

O algo que aun se teme más: ¿Será PP Franciscus quien resuelva...motu proprio?

Oremus!

+T.

viernes, 25 de septiembre de 2015

No evangelizó. No fue apóstol

 
No nombró a Jesucristo. No evangelizó. No fue apóstol.

Me he imaginado qué hubiera dicho Pablo de Tarso, el Apóstol, si en su años de predicación se le hubiera dado la oportunidad de hablar en un foro donde estuvieran representadas todas las naciones, sabiendo que su voz llegaría a todos los pueblos. Imagino que el Apóstol de los Gentiles estaría determinado a no predicar sino a Cristo, y Cristo Crucificado. Ese Cristo que era, en tiempos del Apóstol, escándalo para los judíos y necedad para los griegos. PP Franciscus debe de pensar lo mismo porque (ya lo ha hecho otras veces) ha eludido nombrarle, no le ha predicado No evangelizó en la ONU, donde hablo ante y para todas las naciones. No proclamó a Cristo, Hijo de Dios.

En su discurso en la sede de la ONU, ante la Asamblea General, pronunció el nombre

Creador 2 veces
Dios       1 vez
Altísimo 1 vez

Y cristiano(s), 3 veces (discretamente). En un largo discurso de 29 párrafos.

Tuvo tiempo, lugar y oportunidad para nombrar, predicar y dar testimonio de Cristo, que es su principal misión, siendo, como es, sucesor de Pedro, el Apóstol; siendo, como es, Vicario de Cristo.

Prefirió la discreta prudencia de la corrección política de moda. Habló como un hombre de mundo al mundo. No habló según su ministerio sagrado, por el que recibe honra. No honró ante el mundo ni su vocación ni su ministerio. No fue Pedro.

Incluso se traicionó a sí mismo: Si dice que se haga lio, ¿por que él no armó lío en la ONU?


+T.

jueves, 24 de septiembre de 2015

De qué pueblo habla?

Desde que salió al balcón (¡ay aquel 13-3-13!!!) casi todo lo que dice necesita aclararse porque suena turbio, tan turbio que espanta. Esto que ha dicho, también tendrá que aclararse, porque atufa maloliente: "...El santo Pueblo fiel de Dios, no le teme al error...".

Yo seré de otro pueblo, porque temo mucho el error. Sobre todo cuando amaga en instituciones que son garantes de la verdad. Soy de los que profesan la sentencia metafísica: Ens et verum convertuntur. Si el ser no coincide con la verdad...¿qué pasa?

Tampoco dice nada nuevo, por otra parte, porque repite tópicos manidos, consignas vacías, acusaciones que son dardos que él sabe a quien dirige y nosotros sabemos a quien pretende herir. Si para él su oficio (su vocación?) es una aventura que incluye el error como una atrayente fascinación confundida con la libertad malentendida, tenemos un temerario irresponsable manejando el timón de la barca.

"...El santo Pueblo fiel de Dios, no le teme al error; le teme al encierro, a la cristalización en elites, al aferrarse a las propias seguridades. Sabe que el encierro en sus múltiples formas es la causa de tantas resignaciones..."


Qué mal suena. Qué mal huele. Qué amargo sabe.

Y encima, es un mensaje más rancio que un copla de Joan Baez.


+T.

martes, 22 de septiembre de 2015

Perifereando ??


Esperábamos que en la muy periférica Cuba, el teólogo de la perifericidad se periferizaría en las periferias - ¡tan abundantes! - del rancio régimen comunista caribeño. Eso creíamos y esperábamos ver.

Pero no. El líder pastoral del periferismo no ha visitado las cárceles para lavar los pies de los últimos de Cuba, los oprimidos y represaliados por el régimen comunista castrista. Tampoco ha recibido a las Damas de Blanco, señoras de la perifericidad, dignas de la atención del proto-evangelizador perifericogenial. Ni se ha sentado a comer en los parcos y mal surtidos comedores de niños cubanos, tan delgaditos, perifériconutridos. Ni tampoco ha ido a un barrio decrépito, desconchado, periféricourbano, para animar a los vecinos de la periferiprecariedad.

La foto con el patriarca Fidel, sin embargo, ha quedado muy bonita, hogareña, incluso. Familiar, podría decirse. Y muy contra-periférica.

Los sermones tampoco han sido perifericoreados.

A los incondicionales, les ha gustado. Están siempre muy satisfechos.

Concluimos, pues, que el periferismo pastoral-teologal es un espíritu que sopla caprichosamente. Como el que llaman 'espíritu del concilio' aquel.

Son 'espíritus' de la misma especie.


+T.