jueves, 1 de mayo de 2014

Con flores



Con flores yo iba a María
y con rezo inocente decía
- 'Oh Señora mía, oh Madre mía,
yo me ofrezco del todo a Vos...'

Y cantábale coplas sencillas
de mi madre en mi casa aprendidas
- '...Salve, Salve, cantaban, María,
¿quién más pura que tú? ¡Sólo Dios!...'

Y cada año Mayo me envolvía
con salves y flores, con velas y vivas,
con voces de niños que blanco vestían
para su primera y feliz Comunión.

La flor de azucena, el libro de nácar,
la cruz, la cadena, el rosario de plata,
el beso, la estampa, la luz mañanera,
la mesa vestida con aquel mantel
que sólo sacaban los días de lujo,
la gente en la calle vestidos de fiesta
esperando al niño para ir con él
a Misa a la Iglesia, todos reunidos,
la familia entera, todos los de casa
creyendo tan firme como cree un chiquillo
sin dudar, sin miedo, con sencilla fe...

Ahora que vuelve el Mayo florido
con rosas y espinas del ayer que fue,
me conforta el alma el candor del niño
que sigue rezando, muy firme su fe,
lo mismo que entonces, la misma plegaria:

- 'Bajo tu amparo...graciosa belleza...
...alma, vida y corazón...
...no desoigas la oración...
...vida, dulzura, esperanza nuestra...
...Virgen sagrada María...
...llévanos, por tu Asunción...
...súbenos, oh Madre mía !!!

        **** **** ****

...Un día a verla iré
al Cielo, patria mía,
allí veré a María
al fin yo la veré...



Ex Voto

+T.

lunes, 28 de abril de 2014

Canonizaciones


Los Santos ya no suben a la gloria del Bernini. Porque - primeramente - los sanpietrini ya no montan el aparato de las antiguas canonizaciones. Porque - segundamente - la Fábbrica di San Pietro no tiene caudales para gastar dinerales en el montaje de las canonizaciones de todos los santos que se han canonizado en estos últimos años, desde la rebaja juanpablista de los procesos de canonización.

Cuando dejó de usarse el aparato de las antiguas canonizaciones, la gloria del Bernini se sustituyó por un cartelón montado sobre un tapiz y cubierto con un paño que se alzaba (¡arriba el telón!) en un determinado momento de la canonización. Los tapices se colgaban en los balcones de la loggia de la fachada, si la ceremonia se organiza en la plaza, o, cuando es dentro de la basílica, los cuelgan de las balaustradas de las capillas altas de las reliquias, en los machones de la cúpula. Ahora, ni se tapan ni se alza el velo, porque las imágenes de los nuevos santos están ya descubiertas, tal y como aparecían los dos retratos de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, con un estridente fondo azul-magenta, contrastando con el rojo intenso del tabarro y el blanco de la sotana papal.

Los filipenses de la Chiesa Nuova conservan todavía la gran imagen pintada, como un enorme estandarte, que se usó cuando la canonización de San Felipe Neri, aquella memorabilísima canonización del 12 de Marzo de 1622 en la que Gregorio XV subió a los altares a un quinteto espléndido de la Comunión de los Santos: Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Felipe Neri y (España entonces imperaba) Isidro Labrador.

Contra lo dicho al empezar, estos cinco magníficos no subieron a la gloria del Bernini, porque el portentoso altar de la Cátedra aun no se había construido y no había gloria (del Bernini). Conque la presentación de los nuevos Santos se hizo quasi como ahora, con telones pintados figurando a los canonizados.

Para los que no se hacen idea de cómo resplandecía un santo recién canonizado con su imagen expuesta en la gloria del Bernini (en el centro del resplandor, donde se ve la vidriera del Espíritu Santo entre ángeles y rayos de luz, todo en bronce berninesco), en este yutube con un breve reportaje de la beatificación de Inocencio XI ,se puede ver un poco de aquella brillante visión católica que ya no se ve: Pio XII beatifica a Inocencio XI. Y en este otro vídeo, con imágenes de la canonización de María Goretti, la primera que se celebró en el atrio de la Basílica, en la plaza, se puede ver cómo se descubre un tapiz con la imagen pintada de la nueva santa.

Cosas, detalles, circunstancias, formas.

Con diferencias que marcan conceptos, con la distancia que los conceptos marcan. Con todo eso que nos hace añorar con nostalgia la conciencia consciente de la gloria de la Iglesia, de la dignidad grave y majestuosa del Papa, de la solemnidad de los ritos celebrados todo ello sin entrar en contradicción ni incompatibilidad con la pobreza, o la humildad, o la sencillez. Sólo una conciencia desconcertada y endeble puede enredarse en tales fantasmas, que antes no había y hodierna die causan estragos y desfiguran todo. Compárese, simplemente, y véase.



Luego está lo de los santos y su santidad. Como se ha olvidado todo aquello que antes se sabía, los grados de santidad, las aureolas (p. ej.) y otras cosas sobre estas cosas, la gente, nuestros empobrecidos y desnutridos católicos, a veces no distinguen, cuando tanto conviene distinguir.

Al fin, de santos quien sabe es Dios, que es Quien los hace. La Iglesia sólo reconoce, y no engaña ni se engaña, porque es la Iglesia. Y es el Papa, aunque no se ponga tiara, como debiera, y no se revista con la majestad sagrada que le corresponde. Es el Papa; minimalista, filo-vulgar, des-solemnizado, pero es el Papa.

Me mueve a risa floja la devoción de quienes le encienden velas (es un decir) al Beato Urbano II (el de las Cruzadas) o a Santa Juana de Arco (que mataba ingleses) o a San Luis IXº (cruzado dos veces (y una calamidad para las Cruzadas)) pero les ponen pegas a Juan XXIII o a Juan Pablo II. Y no pongo más ejemplos estridentes porque témome que voy a escandalizar al beaterío hiper-pío que suele pasearse por ExOrbe.

Nótese que he citado a tres santos franceses, porque con los míos no me meto. Aunque en ExOrbe hemos contado la poca devoción que tengo a algunos de nuestro Santoral Hispano. Que sean santos no me obliga a ponerles cirios.

Ayer le aconsejé a un compadre que le pidiera a los dos nuevos recién canonizados, que, como son santos, tienen que trabajar para la Comunión de los Santos, y si está mandado amar a los enemigos y hacer el bien a los que nos odian, los Santos están obligados a todo eso con un grado de santidad como el que les pertenece y compete; conque, en lógica de santidad, deben favorecer a sus críticos no-devotos cuando les ruegan (¡ojo! que el encomendarse a ellos es necesario sine qua non).

Si Uds. no me entienden, no importa. Pero háganme caso, que les conviene.

+T.

sábado, 26 de abril de 2014

Maradiagueando (también)




A los salesianos les gusta hacer el caricato, para divertir y/o distraer a la muchachada. Dicen que San Juan Bosco hacía malabarismos y prestidigitación delante de sus ragazzi, cuando sus años primeros de apostolado. Pero no sé si Don Bosco aprobaría esta pantomima de todo un Emmº y Revmº Cardenal (salesiano):



No es que por ser cardenal se le exija que saxofonée como un Charlie Parker, o un Lester Young, yo no pido tanto. Pero, ya que se pone, ya que se atreve a tocar, por lo menos que demuestre un mínimo de digna competencia, por respeto al público pastoral, que serán ovejas que dejan olor, pero no deben ser tratadas como ovejas tontas (o sordas).

Además del ridículo (innecesario), es que el Emmº y Revmº Súper-Maradiaga (capo de los Súper-8 Wonder-Cardenales) lo hace fatal. Peor, imposible (y sin pizca de gracia, ni simpatía).

Se alarma uno considerando la 'altura', el nivel que manifiestan los purpurados de este look-pastoral, de guayabera y escenario, como Tagle, el de Manila, o este de Tegucigalpa, o el de Managua. Huelga reconocer que el Colegio Cardenalicio, a lo largo de su larga historia, dispone de un surtido formidable de calamidades de todos los siglos...y de todo género. Pero la modernidad (o el modernismo, tanto monta, monta tanto) trae consigo muestras calamitosas de fresca e intensa novedad (como el yutube demuestra).

No me resisto a ponderar (soltanto un attimo, prego) la distancia que va entre Benedicto XVI al piano, interpretando a Bach o a Listz, y este Oscar Maradiaga saxofoneano caricaturescamente, exudando salesianidad nuevangelizadora.

Cantemos, ergo, en tono pascual de 'Exultet', que estas son las fiestas francisquistas, en las que se inmola (quotidie) el buen tono, el buen gusto, la dignidad y el ornato de los ex-príncipes de la Iglesia.

Todo por no saber (o no querer recordar) que en los tiempos gloriosos de la Catolicidad, los Cardenales, si querían sencillez y mortificación, la practicaban llevando en sus palacios una vida parca y sobria, y vistiendo cilicio áspero debajo de la púrpura.

Aunque - perdónenme Uds. el despiste - me parece advertir que nuestros modernos purpurados pasan de sencilleces y no saben conjugar el reflexivo 'mortificarse'.


+T.

jueves, 24 de abril de 2014

Francisqueos


Después de estar toda la mañana viendo passim la noticia de la doña argentina malcasada telefoneada por PP Franciscus, al fin, por la noche, me encuentro también con la noticia en Zenith: Francisco invita a volver a la Iglesia a una casada con un divorciado.

Si leen Uds. la noticia, tendrán la sensación de estar leyendo la crónica recortada-interpolada de un reality show, con dimes y diretes y fuentes cruzadas. Lo repugnante es el hecho (de fondo) tratado de esa forma (informal). Pero semejante fulaneo es el tipo de presentación que merece tal enredo. Al fin, la historieta con su presentación, nudo y desenlace, parece una escena de tele-comedia con punto religioso, desorden moral-familiar, y marco melodramático (sin excluir comicidad).

Lo grave es toparse (de nuevo) con la realidad: Que desde que comenzó todo, todo lo de PP Francisco es así. Lamentablemente.

Si la noticia según la (oficiosa) agencia Zenith suena así, huele a eso, y parece ser aquello, es porque padecemos una 'comunicación francisquista' que es así, se manifiesta (continuamente) así y se expresa y difunde (congruentemente) así. No es absurdo, tiene su lógica, su coherencia interna, circunscrita en el mismo estilo del autor/inspirador; su idiosincrasia, digamos..

Por lo que se viene a concluir que nada, entonces, es casual, ni improvisado, ni espontáneo, sino que todo está pensado, premeditado, intencionado. Y ahí quedó, en el aire, como una emisión más de ondas francisquistas, difundiéndose por el éter de los medios de comunicación global, todo el mundo enterándose, comentando, opinando...y haciendo lio. El lio es un medio pastoral nuevangelizador netamente francisquista, ya se sabe.

En una (otra) entrevista a Monseñor Ganswëin (aquí en original alemán / aquí una traducción al español), parece latir un sordo descontento, una decepción no confesada, contenida, cortésmente disimulada, en este servicial prelado sujeto a dos fidelidades tan difícilmente gestionables con sinceridad integral. No se puede servir a dos amos, dixit Dominus, y se nota en las suavemente chirriantes respuestas de Don Georg.

Todo lo contrario de la manifiesta destemplanza del meso-americano mega-prelado de Tegucigalpa, el (según algunos) vocero de PP Franciscus, que va derramando lisuras, como la flor de la canela: 'Francisco, que intenta construir de un modo nuevo la Iglesia, encuentra oposición en la Curia Vaticana'  es el titular con el presentan algunos medios las declaraciones de Maradiaga (aquí en inglés / aquí en español).

Mis contertulios saben que en este actualísimo (y polémico) caso de los desórdenes familiares católicos mantengo criterios de reserva y circunspección, con propensión a la mitigación como tendencia para el caso particular y mantenimiento de la disciplina según la praxis moral-pastoral (previa sólida doctrina) tradicional. Por eso me resulta más chocante esta in-formalidad sesgada, esta manera (digamos transversal?) de tratar el caso y publicarlo. Si me explico.

El horizonte próximo de todo esto es, claro está, el Sínodo de la Familia. El más lontano, ¿chí lo sá?

¿Quién sabe a dónde apunta la intención de PP Franciscus cum sociis fatigarum eius?


+T.

domingo, 20 de abril de 2014

Las primeras

Primero fueron las mujeres, como rezan los Evangelios '...cuando todavía era oscuro'. Llegaron sin luz, sólo movidas, atraídas, impulsadas por el amor, arrastradas por el amor después de la muerte, que es un amor fuerte, con la pasión del dolor latiendo y amando al Crucificado, al Muerto, al Sepultado.

Iban con ungüentos, con perfumes, con bálsamos para su Cuerpo, con el temor y el temblor de repetir con el Yacente lo que hicieron ellas mismas o vieron hacer a otras: Ungir sus pies, perfumar su cabeza, besar sus manos, llorar a sus plantas y secarlas con su cabellera, mientras Él las miraba y las bendecía con sus ojos y sus labios, entonces llenos de gracia, ahora cerrados y yertos.

Iban sobrecogidas, cuando todavía no rompía el alba, con el rocío fino de la madrugada licuando su frescura sobre sus cabezas, confundiéndose con el brillo de sus lágrimas. Estremecidas por el frío de la brisa y conmovidas por la emoción del duelo.

Eran tres, como tres luceros en la noche, tres Marías antes del alba, más lucientes cuanto más oscuro.

No eran la Madre, pero iban como madres de un mismo Hijo, el corazón en la boca y el alma herida. No eran la esposa, pero caminaban al barrunto de un amor empeñado en más amor. Eran llorosas doncellas con lámparas ardientes y ungüentos fragantes. Eran madres con bálsamos de dulce olor y pechos de interno dolor.

Fueron esperadas por Ángeles. Recibieron una anunciación celeste, temerosas también, como la Virgen Madre de la Anunciación primera. Se les anunció la gloria como a los pastores de Belén, con luz y un alborozo nuevo que sus mentes embeleñadas por el dolor de la Pasión no entendieron al momento.

-"... De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: '¡Alegraos!'. Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de Él."


+T

viernes, 18 de abril de 2014

Popule meus !!!



Popule meus, quid feci tibi?
Aut in quo contristavi te?
Responde mihi.

Quia eduxi te de terra Aegypti:
parasti Crucem Salvatori tuo.

Agios, o Theos.
Sanctus Deus.
Agios ischyros.
Sanctus fortis.
Agios athanatos, eleison imas.
Sanctus et immortalis, miserere nobis.

Quia eduxi te per desertum
quadraginta annis,
et manna cibavi te,
et introduxi in terram satis optimam:
parasti Crucem Salvatori tuo.

Agios o Theos....

Ego proper te flagellavi Aegyptum
cum primogeniti suis:
et tu me flagellatum tradidisti.

Popule meus....

Ego te eduxi de Aegypto,
demerso Pharaone in mare rubrum:
et tu me tradidisti principibus sacerdotum.

Popule meus....

Ego ante te aperui mare:
te tu aperuisti lancea latus meum.

Popule meus....

Ego ante te praeivi in columna nubis:
et tu me duxisti ad praetorium Pilati.

Popule meus....




jueves, 17 de abril de 2014

Velar el Monumento


Mi abuela criaba macetas de alhelíes para adornar el Monumento del Jueves Santo, alhelíes dobles, blancos y morados, de un olor dulce intenso. Venían a recoger las macetas la mañana del Jueves Santo, y las ponían sobre unos pedestales blancos con filos dorados, en la parte de fuera del Monumento, en los lados y por delante. De otras casas llevaban claveles, calas y celindas; de los naranjos en flor se cortaban ramitos de azahar que se ponían en jarritas con agua. Era cada año como una repetición floral del bálsamo de nardo de María de Betania, que perfumaba al Señor adelantando su santa sepultura.

Un Monumento es un sepulcro con Cristo viviente reservado, como esas imágenes del Cristo latiente del Quattrocento italiano, mitad eucarísticos, mitad pasionistas, que evocan, a la vez, Pasión y Resurrección. Un Monumento es una prueba de oración, de resistencia piadosa, un contraste de garantía de fe. Al Monumento van los cabales; en el Monumento están los católicos bien forjados, los de golpe de pecho sincero, los de rezo constante, los que saben guardar cada día un rato para el Señor.

En el Monumento se repite mucho la oración del contemplativo sin mística, que mira y no especula alturas teológicas, sino que simplemente mira el Misterio (¡Ahí está el Señor!) y cree como un pastor de nochebuena, o un mago oferente, o un centurión asombrado, con ojos elementales que creen aunque ven, a pesar de que ven la humildad del Misterio, ya sea la simple Hostia o las heridas abiertas de Dios que se deja ver sólo como hombre, como un simple hombre, despreciado por los soberbios, pero creído y adorado por los humildes. Y por los Ángeles.

Los Ángeles tampoco faltan al Monumento. Están y no se ven ni se van (ni se duermen), adorando, reconociendo al Señor en el Sacramento, admirados por su amor por los hombres, admirados por la falta de amor de los hombres, amando y adorando, aunque no son hombres.

A mí se me quedó el alma en el Monumento, una vez, de niño. Después repito cada año, variando sitios y circunstancias, parroquias, conventos, de capellán, de párroco, de visitante ocasional. Pero siempre es lo mismo, la misma atracción suave, el mismo intenso deseo de quedarme, de estarme más allá de lo que puede y soporta mi contemplación sin mística (que lo digo y no sé si será al fin mística, de otro grado).

Del grado del pecador, del insuficiente, del que se duerme. Pero del que vuelve y quisiera ser más para poder más.

Las velas de mi Señor
que acompaño con mi vela...
Quién pudiera siempre estar
junto al Señor, a su vera,
con la cabeza apoyada
sobre su pecho, escuchando
cómo late el Corazón
del Señor, y meditando
cuánto me ama sin que yo
le quiera con amor tanto
como merece su amor.

Ex Voto.

+T.