sábado, 26 de abril de 2014
Maradiagueando (también)
A los salesianos les gusta hacer el caricato, para divertir y/o distraer a la muchachada. Dicen que San Juan Bosco hacía malabarismos y prestidigitación delante de sus ragazzi, cuando sus años primeros de apostolado. Pero no sé si Don Bosco aprobaría esta pantomima de todo un Emmº y Revmº Cardenal (salesiano):
No es que por ser cardenal se le exija que saxofonée como un Charlie Parker, o un Lester Young, yo no pido tanto. Pero, ya que se pone, ya que se atreve a tocar, por lo menos que demuestre un mínimo de digna competencia, por respeto al público pastoral, que serán ovejas que dejan olor, pero no deben ser tratadas como ovejas tontas (o sordas).
Además del ridículo (innecesario), es que el Emmº y Revmº Súper-Maradiaga (capo de los Súper-8 Wonder-Cardenales) lo hace fatal. Peor, imposible (y sin pizca de gracia, ni simpatía).
Se alarma uno considerando la 'altura', el nivel que manifiestan los purpurados de este look-pastoral, de guayabera y escenario, como Tagle, el de Manila, o este de Tegucigalpa, o el de Managua. Huelga reconocer que el Colegio Cardenalicio, a lo largo de su larga historia, dispone de un surtido formidable de calamidades de todos los siglos...y de todo género. Pero la modernidad (o el modernismo, tanto monta, monta tanto) trae consigo muestras calamitosas de fresca e intensa novedad (como el yutube demuestra).
No me resisto a ponderar (soltanto un attimo, prego) la distancia que va entre Benedicto XVI al piano, interpretando a Bach o a Listz, y este Oscar Maradiaga saxofoneano caricaturescamente, exudando salesianidad nuevangelizadora.
Cantemos, ergo, en tono pascual de 'Exultet', que estas son las fiestas francisquistas, en las que se inmola (quotidie) el buen tono, el buen gusto, la dignidad y el ornato de los ex-príncipes de la Iglesia.
Todo por no saber (o no querer recordar) que en los tiempos gloriosos de la Catolicidad, los Cardenales, si querían sencillez y mortificación, la practicaban llevando en sus palacios una vida parca y sobria, y vistiendo cilicio áspero debajo de la púrpura.
Aunque - perdónenme Uds. el despiste - me parece advertir que nuestros modernos purpurados pasan de sencilleces y no saben conjugar el reflexivo 'mortificarse'.
+T.
jueves, 24 de abril de 2014
Francisqueos
Después de estar toda la mañana viendo passim la noticia de la doña argentina malcasada telefoneada por PP Franciscus, al fin, por la noche, me encuentro también con la noticia en Zenith: Francisco invita a volver a la Iglesia a una casada con un divorciado.
Si leen Uds. la noticia, tendrán la sensación de estar leyendo la crónica recortada-interpolada de un reality show, con dimes y diretes y fuentes cruzadas. Lo repugnante es el hecho (de fondo) tratado de esa forma (informal). Pero semejante fulaneo es el tipo de presentación que merece tal enredo. Al fin, la historieta con su presentación, nudo y desenlace, parece una escena de tele-comedia con punto religioso, desorden moral-familiar, y marco melodramático (sin excluir comicidad).
Lo grave es toparse (de nuevo) con la realidad: Que desde que comenzó todo, todo lo de PP Francisco es así. Lamentablemente.
Si la noticia según la (oficiosa) agencia Zenith suena así, huele a eso, y parece ser aquello, es porque padecemos una 'comunicación francisquista' que es así, se manifiesta (continuamente) así y se expresa y difunde (congruentemente) así. No es absurdo, tiene su lógica, su coherencia interna, circunscrita en el mismo estilo del autor/inspirador; su idiosincrasia, digamos..
Por lo que se viene a concluir que nada, entonces, es casual, ni improvisado, ni espontáneo, sino que todo está pensado, premeditado, intencionado. Y ahí quedó, en el aire, como una emisión más de ondas francisquistas, difundiéndose por el éter de los medios de comunicación global, todo el mundo enterándose, comentando, opinando...y haciendo lio. El lio es un medio pastoral nuevangelizador netamente francisquista, ya se sabe.
En una (otra) entrevista a Monseñor Ganswëin (aquí en original alemán / aquí una traducción al español), parece latir un sordo descontento, una decepción no confesada, contenida, cortésmente disimulada, en este servicial prelado sujeto a dos fidelidades tan difícilmente gestionables con sinceridad integral. No se puede servir a dos amos, dixit Dominus, y se nota en las suavemente chirriantes respuestas de Don Georg.
Todo lo contrario de la manifiesta destemplanza del meso-americano mega-prelado de Tegucigalpa, el (según algunos) vocero de PP Franciscus, que va derramando lisuras, como la flor de la canela: 'Francisco, que intenta construir de un modo nuevo la Iglesia, encuentra oposición en la Curia Vaticana' es el titular con el presentan algunos medios las declaraciones de Maradiaga (aquí en inglés / aquí en español).
Mis contertulios saben que en este actualísimo (y polémico) caso de los desórdenes familiares católicos mantengo criterios de reserva y circunspección, con propensión a la mitigación como tendencia para el caso particular y mantenimiento de la disciplina según la praxis moral-pastoral (previa sólida doctrina) tradicional. Por eso me resulta más chocante esta in-formalidad sesgada, esta manera (digamos transversal?) de tratar el caso y publicarlo. Si me explico.
El horizonte próximo de todo esto es, claro está, el Sínodo de la Familia. El más lontano, ¿chí lo sá?
¿Quién sabe a dónde apunta la intención de PP Franciscus cum sociis fatigarum eius?
+T.
domingo, 20 de abril de 2014
Las primeras
Primero fueron las mujeres, como rezan los Evangelios '...cuando todavía era oscuro'. Llegaron sin luz, sólo movidas, atraídas, impulsadas por el amor, arrastradas por el amor después de la muerte, que es un amor fuerte, con la pasión del dolor latiendo y amando al Crucificado, al Muerto, al Sepultado.
Iban con ungüentos, con perfumes, con bálsamos para su Cuerpo, con el temor y el temblor de repetir con el Yacente lo que hicieron ellas mismas o vieron hacer a otras: Ungir sus pies, perfumar su cabeza, besar sus manos, llorar a sus plantas y secarlas con su cabellera, mientras Él las miraba y las bendecía con sus ojos y sus labios, entonces llenos de gracia, ahora cerrados y yertos.
Iban sobrecogidas, cuando todavía no rompía el alba, con el rocío fino de la madrugada licuando su frescura sobre sus cabezas, confundiéndose con el brillo de sus lágrimas. Estremecidas por el frío de la brisa y conmovidas por la emoción del duelo.
Eran tres, como tres luceros en la noche, tres Marías antes del alba, más lucientes cuanto más oscuro.
No eran la Madre, pero iban como madres de un mismo Hijo, el corazón en la boca y el alma herida. No eran la esposa, pero caminaban al barrunto de un amor empeñado en más amor. Eran llorosas doncellas con lámparas ardientes y ungüentos fragantes. Eran madres con bálsamos de dulce olor y pechos de interno dolor.
Fueron esperadas por Ángeles. Recibieron una anunciación celeste, temerosas también, como la Virgen Madre de la Anunciación primera. Se les anunció la gloria como a los pastores de Belén, con luz y un alborozo nuevo que sus mentes embeleñadas por el dolor de la Pasión no entendieron al momento.
-"... De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: '¡Alegraos!'. Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de Él."
+T
Iban con ungüentos, con perfumes, con bálsamos para su Cuerpo, con el temor y el temblor de repetir con el Yacente lo que hicieron ellas mismas o vieron hacer a otras: Ungir sus pies, perfumar su cabeza, besar sus manos, llorar a sus plantas y secarlas con su cabellera, mientras Él las miraba y las bendecía con sus ojos y sus labios, entonces llenos de gracia, ahora cerrados y yertos.
Iban sobrecogidas, cuando todavía no rompía el alba, con el rocío fino de la madrugada licuando su frescura sobre sus cabezas, confundiéndose con el brillo de sus lágrimas. Estremecidas por el frío de la brisa y conmovidas por la emoción del duelo.
Eran tres, como tres luceros en la noche, tres Marías antes del alba, más lucientes cuanto más oscuro.
No eran la Madre, pero iban como madres de un mismo Hijo, el corazón en la boca y el alma herida. No eran la esposa, pero caminaban al barrunto de un amor empeñado en más amor. Eran llorosas doncellas con lámparas ardientes y ungüentos fragantes. Eran madres con bálsamos de dulce olor y pechos de interno dolor.
Fueron esperadas por Ángeles. Recibieron una anunciación celeste, temerosas también, como la Virgen Madre de la Anunciación primera. Se les anunció la gloria como a los pastores de Belén, con luz y un alborozo nuevo que sus mentes embeleñadas por el dolor de la Pasión no entendieron al momento.
-"... De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: '¡Alegraos!'. Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de Él."
+T
viernes, 18 de abril de 2014
Popule meus !!!
Popule meus, quid feci tibi?
Aut in quo contristavi te?
Responde mihi.
Quia eduxi te de terra Aegypti:
parasti Crucem Salvatori tuo.
Agios, o Theos.
Sanctus Deus.
Agios ischyros.
Sanctus fortis.
Agios athanatos, eleison imas.
Sanctus et immortalis, miserere nobis.
Quia eduxi te per desertum
quadraginta annis,
et manna cibavi te,
et introduxi in terram satis optimam:
parasti Crucem Salvatori tuo.
Agios o Theos....
Ego proper te flagellavi Aegyptum
cum primogeniti suis:
et tu me flagellatum tradidisti.
Popule meus....
Ego te eduxi de Aegypto,
demerso Pharaone in mare rubrum:
et tu me tradidisti principibus sacerdotum.
Popule meus....
Ego ante te aperui mare:
te tu aperuisti lancea latus meum.
Popule meus....
Ego ante te praeivi in columna nubis:
et tu me duxisti ad praetorium Pilati.
Popule meus....
jueves, 17 de abril de 2014
Velar el Monumento
Mi abuela criaba macetas de alhelíes para adornar el Monumento del Jueves Santo, alhelíes dobles, blancos y morados, de un olor dulce intenso. Venían a recoger las macetas la mañana del Jueves Santo, y las ponían sobre unos pedestales blancos con filos dorados, en la parte de fuera del Monumento, en los lados y por delante. De otras casas llevaban claveles, calas y celindas; de los naranjos en flor se cortaban ramitos de azahar que se ponían en jarritas con agua. Era cada año como una repetición floral del bálsamo de nardo de María de Betania, que perfumaba al Señor adelantando su santa sepultura.
Un Monumento es un sepulcro con Cristo viviente reservado, como esas imágenes del Cristo latiente del Quattrocento italiano, mitad eucarísticos, mitad pasionistas, que evocan, a la vez, Pasión y Resurrección. Un Monumento es una prueba de oración, de resistencia piadosa, un contraste de garantía de fe. Al Monumento van los cabales; en el Monumento están los católicos bien forjados, los de golpe de pecho sincero, los de rezo constante, los que saben guardar cada día un rato para el Señor.
En el Monumento se repite mucho la oración del contemplativo sin mística, que mira y no especula alturas teológicas, sino que simplemente mira el Misterio (¡Ahí está el Señor!) y cree como un pastor de nochebuena, o un mago oferente, o un centurión asombrado, con ojos elementales que creen aunque ven, a pesar de que ven la humildad del Misterio, ya sea la simple Hostia o las heridas abiertas de Dios que se deja ver sólo como hombre, como un simple hombre, despreciado por los soberbios, pero creído y adorado por los humildes. Y por los Ángeles.
Los Ángeles tampoco faltan al Monumento. Están y no se ven ni se van (ni se duermen), adorando, reconociendo al Señor en el Sacramento, admirados por su amor por los hombres, admirados por la falta de amor de los hombres, amando y adorando, aunque no son hombres.
A mí se me quedó el alma en el Monumento, una vez, de niño. Después repito cada año, variando sitios y circunstancias, parroquias, conventos, de capellán, de párroco, de visitante ocasional. Pero siempre es lo mismo, la misma atracción suave, el mismo intenso deseo de quedarme, de estarme más allá de lo que puede y soporta mi contemplación sin mística (que lo digo y no sé si será al fin mística, de otro grado).
Del grado del pecador, del insuficiente, del que se duerme. Pero del que vuelve y quisiera ser más para poder más.
Las velas de mi Señor
que acompaño con mi vela...
Quién pudiera siempre estar
junto al Señor, a su vera,
con la cabeza apoyada
sobre su pecho, escuchando
cómo late el Corazón
del Señor, y meditando
cuánto me ama sin que yo
le quiera con amor tanto
como merece su amor.
Ex Voto.
+T.
miércoles, 16 de abril de 2014
Verónicas
La tradición del retrato milagroso ('ajeiropoietos'=no hecho por mano humana) de Cristo es común a Oriente y Occidente, pero con algunas diferencias, que identifican dos tradiciones (o dos fuentes) coincidentes en lo esencial y distintas en sus pormenores.
Lo esencial es el mismo rostro de Cristo, la Santa Faz del Señor, con esos rasgos que la iconografía cristiana describe como 'siríacos': Frente alta, cabellera larga, barba en punta bífida, que serían una especie de mínimo básico coincidente que se repite en las más antiguas iconografías cristológicas orientales, dependientes de un modelo real que podríamos decir 'histórico'.
La tradición, sin embargo, difiere en cuanto a la datación de la procedencia: Una atribuye el retrato ajeiropoietos de Cristo a la tradición milagrosa del mandylion del Rey Abgar de Edesa, y la otra relata la escena del paño/velo de la Verónica, la VIª estación del Via-Crucis.
La tradición del mandylion de Edesa conduce al estudio apasionante de los apócrifos, la crisis iconoclasta y, más recientemente, la supuesta identificación del mandylion con la Santa Síndone y las vicisitudes de la reliquia custodiada por los Templarios (teoría bastante bien documentada por la historiadora Bárbara Frale, pero difícilmente probable más allá de los supuestos con los que trabaja). Valga decir, resumiendo, que la Santa Faz del Mandylion es uno de los modelos-tipos iconográficos más reproducidos y venerados en la tradición iconográfica greco-bizantina y de la Rusia Ortodoxa.
En Occidente, sin embargo, se mantiene desde el medievo la iconografía de la Santa Faz según la tradición de la Verónica. La erudición sumaria del revisionismo criticista despachó el tema como una fabulación piadosa desde la misma palabra, según la muy improbable conjunción del término latino 'vera' con el griego 'ikon'. Pero la tradición piadosa más extendida habla de una mujer real, discípula de Cristo, una tal Berenice (la hemorroísa de Mt 9,18-26 y pp , precisan algunas fuentes), que, en mitad de la Via Dolorosa, enjugó con su velo el rostro herido de Cristo, cuya Santa Faz quedó impresa en el paño de la piadosa mujer.
Si los varios ejemplares existentes del Mandylion se explicaban por el 'tetradyplon' (cuatro pliegues), también la veneración de varias reliquias de la Verónica se justificaba por los tres (o más?) dobleces del velo donde quedó impresa la Faz del Señor. Coincidencias de las fuentes, otra vez.
En el arte español se han representado las dos tradiciones, si bien la leyenda del Rey Abgaro desaparece como tema poco a poco, extinguiéndose postreramente con la retablística tardogótica del siglo XV-XVI. No así la iconografía de la Verónica, que sigue floreciendo como sub-tema pasionista durante el renacimiento y el barroco, llegando hasta nuestros días.
En Sevilla, la Hermandad del Valle estrena cada año un paño de la Verónica nuevo, pintado por algún reconocido artista de la ciudad (ver la colección).
Para el Monumento del Jueves Santo de mi Parroquia, me pintaron uno el año pasado, y este año otro, los dos preciosos (el de 2013 muy zurbaranesco, el de este año más roldanesco).
Los ha pintado una 'verónica', una artista, una mujer piadosa.
Para Uds. para ella y para mí pido lo que devotamente se ruega en el Via-Crucis: Que el Divino Rostro, el rostro de su pasión, se plasme en nuestras almas con gracia indeleble.
+T
martes, 15 de abril de 2014
La trampa de los 'viri probati'
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Monseñor Erwin Kráutler entre dos de sus diocesanas |
Monseñor Erwin Kräutler ha sido uno de los expertos que han participado en la confección de una ya anunciada encíclica de PP Franciscus sobre temas y problemas de ecología. A ver qué sale. Pero lo preocupante no es la doctrina francisquista sobre ecología, sino un particular comentario sobre un tema especialmente grave, muy importante, que recoge el susodicho artículo.
Al parecer, en la conversación entre PP Franciscus y el prelado austriaco-brasileño, Erwin Kräutler, surgió el acuciante problema de la escasez de sacerdotes:
- "...Le dije que como obispo de la diócesis más grande de Brasil, con 800 comunidades eclesiales y 700.000 fieles, sólo tenía 27 sacerdotes, lo que significa que nuestras comunidades sólo pueden celebrar la Eucaristía dos o tres veces al año como mucho (...) Él (PP Franciscus) señaló que las conferencias episcopales regionales y nacionales deberían buscar y encontrar un consenso sobre la reforma y luego deberíamos traer nuestras sugerencias a Roma."
Esto contaba Kräutler. Según él, el tema siguió con la mención por parte de PP Franciscus del caso muy conocido del obispo de Chiapas, Felipe Arizmendi (San Cristóbal de las Casas), que ha ordenado 300 diáconos permanentes (casados) para quienes postula (sugiere) la ordenación sacerdotal.
![]() |
Monseñor Erwin Kräutler en procesión ecuménica (?) al lado de un hembra pseudo-clériga, no sé decir si falsa-obispesa o si falsa-presbiteresa, no problem (para Kräutler) |
Todo esto significa que los llamados 'viri probati' vuelven a ser el señuelo (la trampa) para introducir por la puerta falsa el matrimonio de los presbíteros y acabar con el celibato sacerdotal tradicional en la Iglesia Católica Romana. Lo que empezó con los diáconos se quiere continuar con los presbíteros. Esa intención implícita (nunca reconocida) en quienes pidieron en el Vaticano IIº la rehabilitación del diaconado permanente, vuelve a surgir, al parecer con el favor y el estímulo de PP Franciscus, según se desprende de la fuente que traigo a colación.
Dejar asunto de tanta gravedad en manos de las Conferencias Episcopales podría ser la re-edición de lo sucedido con la petición/concesión de la Comunión en la mano, que pasó en unos años de ser sacrilegio a ser abuso, luego abuso consentido, después una opción pastoral reconocida, más tarde una práctica promovida, finalmente una concesión (amplísima) de la Santa Sede, y al poco tiempo la única forma de administrar la Comunión practicada en muchos sitios y hasta impuesta y obligada en muchos lugares. Dejando el asunto en manos de las Conferencias Episcopales, con la muy deficiente Jerarquía actual, con la influencia de la vanguardia teológica y la presión de activistas y grupos des-católicos, en cinco años, podría desaparecer el celibato sacerdotal en la Iglesia Católica.
Primero - especulo - se concedería ad experimentum, en algunas diócesis escogidas; luego se introduciría en diócesis de misión; luego se accedería a peticiones de determinadas diócesis, conferencias etc. Y al fin se generalizaría, reconociéndose la situación y promoviéndola después.
La excusa será la necesidad de vocaciones. La mentira será que todos saben que el no-celibato no soluciona las vocaciones, ni trae más vocaciones, ni fomenta nuevas vocaciones. Al revés: se perderán vocaciones, se impedirán vocaciones, se frustrarán vocaciones.
El artículo de The Tablet recuerda de paso algunas otras opiniones presumiblemente favorables a la reforma del celibato sacerdotal, publicadas en directo o captadas off the record, pronunciadas por significativos prelados católicos, como el Cardenal Hummes, el Cardenal Scola o el mismísimo actual Secretario de Estado, Cardenal Pietro Parolín.
Yo, por mi parte, estoy persuadido de que el día en que caiga el celibato vinculado al sacerdocio, será el punto en que habría que re-plantearse y re-decidir una conciencia católica según la tradicional identidad del catolicismo romano que, en esa futurible (y temible) coyuntura, se habría, finalmente, roto.
Los que llevan 50 oscuros años trabajando para ello estarán batiendo palmas (y afilando cuchillos).
Huelga decir que todo esto está pasando bajo el fantástico y muy aplaudido pontificado de PP Franciscus, por lo que cabe pronosticar que, sea lo que sea que pueda pasar, todo concluirá con una entusiasta ovación. Y todos contentos.
La mayoría de todos, es decir.
+T.
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